LG Wine Smart: ¿tiene sentido un móvil de tapa en la era de las pantallas táctiles?

LG Wine Smart: ¿tiene sentido un móvil de tapa en la era de las pantallas táctiles?

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LG Wine Smart: ¿tiene sentido un móvil de tapa en la era de las pantallas táctiles?

La moda siempre ha sido caprichosa y las tendencias, además de experimentar altibajos, a veces son cíclicas. En plena era de la impresión 3D, de descubrirle los poros a Plutón y en la que podemos en cierto modo bromear con el asistente de voz de nuestros smartphones, los fabricantes de éstos no dejan de sorprendernos con sus propuestas sobre todo en lo relativo al diseño. Y en LG nos presentaron hace unos meses su LG Wine Smart, un teléfono con tapa o flip-phone años después de que éstos fuesen tendencia. Cuando al abrir el terminal hay una interfaz táctil, ¿resulta útil realmente un smartphone con tapa? Lo he probado durante unos cuantos días y estas son mis impresiones.

El LG Wine Smart sale al mercado en 2015 cuando el tamaño de pantalla medio supera las 5 pulgadas y hay, desde hace años, una tendencia a que éste siga creciendo dejándonos a aquellos que preferimos ese tamaño de diagonal (o incluso menos) cada vez menos opciones. No obstante, la propuesta de LG no sólo se trata de reducir dimensiones de pantalla y añadir un teclado físico numérico: el hecho de introducir la bisagra en su construcción implica que el manejo del terminal (e inherentemente de su software) cambie por completo e influya tanto en la comodidad como en el manejo.

Altavoces

No temas a la escritura, eso será lo de menos

Lo primero que piensas cuando el LG Wine Smart cae en tus manos, a parte de que el diseño está muy cuidado y los materiales son de calidad, es en la era de los SMS, cuando las palabras no tenían tantos taps como letras sino entre dos y cuatro veces más pulsaciones que letras debido a la escritura con el teclado numérico. Bien es cierto que posteriormente se añadió la escritura T9 (que mediante la predicción reduce a una pulsación por letra), pero aun así hay un primer momento de adaptación o, mejor dicho, de re-activar ciertas destrezas.

LG Wine Smart

En cuanto a esto, también tendréis que dedicar ese ratito que destinabais al cambiar de dumbphone (algo bastante más ocasional) para habituaros a la nueva ubicación de las teclas de mayúsculas, los signos y símbolos. Y además, hay algo que puede que os lleve un poco de cabeza durante varios días (según cuál fuese vuestro último dumphone): según la marca y el modelo, las vocales acentuadas y ciertas grafías como la "ñ" podían ser la tercera o la cuarta pulsación.

No obstante, en la práctica la escritura es posiblemente el menor de los problemas una vez te acostumbras, ya que siempre puedes optar por el teclado táctil. Aunque aquí conviene matizar que dado el tamaño de la pantalla éste es excesivamente pequeño, tanto que entorpece mucho la escritura. A esto hay que añadir que cuando hemos de alternar entre teclados cambiamos continuamente el agarre del terminal, algo que nos ahorraríamos con un teclado físico fijo en la parte de abajo o deslizable, como algunos modelos de BlackBerry.

El principal problema con el uso es que obviamente las apps están adaptadas a una pantalla táctil

El principal problema con el uso es que obviamente las apps están adaptadas a una pantalla táctil. La navegación por las distintas secciones, el pulsar un botón o incluso el cambiar de campo de escritura implicarán que olvidemos los botones físicos, tanto teclado como los cursores o el de validar (el central). Estas teclas a veces sí responden a ciertos comandos, pero no es algo muy frecuente ni suele ser intuitivo.

La tranquilidad de la protección

La principal ventaja de la tapa es el hecho de que la pantalla siempre quede protegida, sobre todo a la hora de transportarlo. Bien seas de teléfono al bolsillo o al bolso (que puede ser un saco de los horrores para los móviles), tendrás absoluta tranquilidad en este sentido y te ahorrarás la funda o las láminas de plástico para salvaguardar de arañazos la pantalla.

Cámara frontal

El agarre es muy cómodo tanto en el uso del terminal abierto como cuando está cerrado. Hablamos de 58,7 milímetros, un ancho menor de lo habitual en los smartphones sin tapa, por lo que tanto la sujeción como el llegar a todas las teclas del panel no supone ningún problema. El plástico además, como decíamos, es robusto y de calidad, con un patrón de imitación de piel con brillo y sin que queden las huellas dactilares. Desaparece también la necesidad de tener la cautela al apoyar el terminal en una superficie que sí hay que tener con los móviles construidos en metal.

LG Wine Smart

¿El inconveniente? Que nos hemos de olvidar de esa consulta rápida que en ocasiones hacemos de las notificaciones, algo para lo que a veces tenemos absoluta destreza y podemos hacer con rapidez y disimulo si la situación lo requiere. La tapa implica que tenga que sacarlo del todo y abrirlo si quieres saber a qué corresponde el parpadeo del LED, además de que no tendremos la discreción que puede que deseemos al no haber una gestión automática del brillo (siendo demasiado alto en entornos oscuros).

LED de notificaciones

Si volvemos al pasado, volvemos del todo

Mucho se habla de la batalla de los megapíxeles y poco de la de los píxeles por pulgada (ppp). Aquí LG ya dio que hablar con el panel 2K que montó en el LG G3. Con el LG G4 se han plantado en 538 ppp y con un mejor resultado en la experiencia con el terminal. Pues bien, si nos lanzamos con el LG Wine Smart, más vale que olvidemos estas cifras y recordemos otras densidades más cercanas a terminales como el Nokia 7210 (121 ppp) porque hablamos de un panel de 3,2 pulgadas y 180 ppp (eso sí, con 16 millones de colores).

Contenido en pantalla de 4,7 pulgadas y en 3,2 pulgadas

Además de no poder apreciar fotografías y vídeos de la manera habitual, nos encontramos con un aprovechamiento de pantalla muy pobre. Tanto en menús (como el propio menú de ajustes) como en apps tipo lista (cliente de Twitter, Instagram, etc.) vamos a observar pocas líneas de contenido aunque modifiquemos el tamaño de la fuente. Tener una pantalla casi 2 pulgadas por debajo de la media implica que los elementos mostrados en pantalla se asemejen más a los que veríamos en un smartwatch a los que vemos en un smartphone, y si además usamos el teclado táctil el espacio disponible se reduce a la mitad.

Teclado táctil

Cuando ocurre esto, tenemos que recurrir inevitablemente a utilizar el panel táctil, con el fin de poder ver los elementos de navegación de la interfaz que podamos necesitar como un botón de aceptar. Aun teniendo en cuenta el periodo de habituamiento o de familiarizarse con los nuevos tamaños, agarre, y demás, tras los días sigue sin resultar una experiencia de uso cómoda.

Regreso al pasado en cámara y en almacenamiento

Puede que nos relaje la idea de que no nos vamos a encontrar un sistema como Symbian al abrir el terminal y que en su lugar tendremos Android 5.1.1 (con la capa de personalización de LG sobre éste). Pero más allá de la relativa actualidad del sistema hay otros aspectos que comprometen la experiencia, sobre todo relacionados con las limitaciones en el uso que implica esta particular configuración de hardware.

Capturas de pantalla

En primer lugar está el hecho de que el terminal obligue a usar una tarjeta micro-SD por los 4 GB de almacenamiento interno que tiene. Y decimos "obligación" porque la alerta de "falta de espacio" salta en cuanto se han instalado unas 10-12 apps cuando hace poco veíamos que la media en los usuarios españoles es de 30 apps por móvil.

Cámara

A esto hay que sumar lo que descarguemos o generemos, como por ejemplo, las fotografías. Y aquí cabe añadir que no hemos de esperar unos resultados demasiado satisfactorios con una cámara principal de 3,15 megapíxeles y una frontal VGA, sino fotografías que quedan lejos de lo que un terminal actual de baja gama (como el Blu Win JR) puede lograr. Una cámara trasera, por cierto, bastante mal situada, ya que solemos taparla constantemente con los dedos (y ensuciarla).

El LG Wine Smart en la balanza

LG Wine Smart

Aunque hemos explicado largo y tendido los aspectos del uso de un terminal con tapa con la tecnología actual, vamos a resumir los pros y los contras del LG Wine Smart:

A favor

En contra

Muy buena construcción y materiales (tacto, resistencia, no quedan huellas)

Hay que recurrir continuamente a la pantalla táctil y cambiar el agarre. Los elementos en pantalla son excesivamente pequeños.

El tamaño (plegado) resulta cómodo al llevarlo encima o al agarre y la pantalla siempre queda protegida

El teclado está apagado salvo que se use (molesto al abrirlo en un entorno en baja luz)

Los botones exclusivos para la cámara o la app favorita

La presencia de botones físicos para el cursor, el botón de aceptar o la "c" pueden no resultar demasiado intuitivos (la captura de pantalla es difícil de encontrar, por ejemplo)

Buena posición de los altavoces

Pese al LED de notificaciones, se echa de menos una segunda pantalla externa con las notificaciones o alguna mínima interacción en ocasiones

Soporta LTE y es bastante asequible (unos 178 euros en su distribuidor oficial)

No tiene puerto IR ni NFC

El espacio interno es demasiado limitado y experimentamos algo de lag en general

El diseño tiene dos inconvenientes claros: la ubicación de la cámara trasera y los botones de volumen (suelen pulsarse accidentalmente al abrir el terminal)

Botones de volumen

El futuro no está preparado para el pasado

La sensación que nos queda tras la experiencia es que el principal inconveniente es que el software esté diseñado para un manejo táctil. Aunque hagamos un uso básico del terminal (mensajería, correo electrónico, llamadas y algún juego), la alternancia necesaria entre el teclado físico y la pantalla táctil llegan a cansar y carecen de sentido. Incluso pese a tener cierta agilidad con el tecleo, la interacción es lenta y es algo que resulta especialmente molesto en la mensajería instantánea.

LG Wine Smart

El aspecto del hardware también coarta la experiencia: aún siendo conscientes de que no estamos ante un terminal de alta o media gama, el constante lag y la necesidad de una continua gestión del almacenamiento resultan molestos. Obligan a que, siendo un smartphone, se haga un uso más bien del dumbphone al que pretende emular físicamente.

El constante lag y la necesidad de una continua gestión del almacenamiento obligan a que siendo un smartphone se haga un uso más bien del dumbphone al que pretende emular físicamente.

Un teléfono diseñado para un perfil de usuario difícil de definir y que probablemente no sea muy abundante. Veremos si la posible moda de los teléfonos con tapa o los usuarios que sólo quieren el terminal para llamar (que aunque se nos pueda olvidar, haberlos haylos) hace que esta particular propuesta de LG funcione.

LG Wine Smart

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