A finales de marzo del año pasado los instaladores de subcontratas de Movistar iniciaron una huelga que duró más de mes y medio, dejando muchas instalaciones por hacer y averías por resolver. Pero además de perjudicar a los clientes del propio operador, la huelga también afectó a los usuarios de otros operadores, al depender de los mismos técnicos.
Y la apertura del expediente que acaba de anunciar la CNMC a Movistar no es por acumular más de 40.000 averías e incidencias sin resolver en ese periodo. El problema es que el regulador tienen serias sospechas de que el operador habría priorizado la resolución de problemas de sus propios clientes frente a los de otros operadores.
Movistar, al ser calificado como operador con poder significativo de mercado en los mercados mayoristas de banda ancha, tiene la obligación de proporcionar a sus rivales "recursos equivalentes a los que se proporciona a sí misma (…) en las mismas condiciones y plazos" o a resumidas cuentas, no discriminar entre clientes propios y de terceros.
Por tanto, si Movistar recibe un aviso de avería de un cliente de Orange (por poner un ejemplo) que use sus líneas tiene las mismas obligaciones que si el cliente fuese suyo. Y teniendo indicios de que durante la huelga de instaladores Movistar priorizó la atención a sus clientes el regulador ha decidido investigar en profundidad.
De resultar cierta esa discriminación en favor de sus clientes, Movistar habría incurrido en una infracción muy grave de la Ley General de Telecomunicaciones, lo que le podría llevar a tener que pagar una multa de cantidad considerable. Ahora se abre un plazo de un año para que la CNMC resuelva el expediente, a favor o en contra de Movistar, pero de haber llevado a cabo esa discriminación a Movistar no le saldrá muy rentable.
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