La mayoría de nosotros llevamos media vida en el móvil, muchas veces sin darnos cuenta. No se trata sólo de nuestros contactos telefónicos o de Facebook, fotos y vídeos íntimos, sino también de otros datos que indican dónde estamos y por dónde nos hemos movido con anterioridad.
Como os podéis imaginar, esta información es de lo más valiosa para cualquier acosador que quiera seguir, acechar y conocer todo, absolutamente todo de una persona. De ahí que los terminales inteligentes, nuestros queridos smartphones, se hayan convertido en su herramienta idónea y en la pesadilla de miles de individuos.
Un reciente estudio elaborado por NPR ha tratado de ver hasta qué punto el móvil era un elemento clave del acosador estándar. Para ello recorrieron varios refugios para personas acosadas y maltratadas en Estados Unidos preguntando sobre este tema a sus responsables y a las víctimas.
Los resultados han sido abrumadores, ya que más del 85% de los acosados lo habían sido a través de los sistemas GPS del teléfono, un 75% con otras herramientas de vigilancia remota instaladas en el terminal y más de la mitad pidieron ayuda para desactivar su sistema de localización GPS.
El espionaje en el móvil, al alcance de todos
Y es que cada vez es más fácil vigilar a una persona a través del móvil. Ya no necesitas ser Jack Bauer o Chloe O'Brian para instalar un sistema de spyware en el teléfono de un conocido, sólo unos minutos con el terminal de la víctima y un poco de información disponible en cientos de páginas de Internet.
Aplicaciones inicialmente pensadas para proteger y vigilar a los menores se están convirtiendo en las aliadas de estos acosadores. Algunas son legales y de pago, como por ejemplo mSpy, de la que os hablamos hace tiempo, que ofrece todo lo necesario para un seguimiento exhaustivo: localización GPS del móvil en todo momento, acceso a todos los emails enviados y recibidos, keylogger que almacena todo lo que se escribe en el teléfono, histórico de llamadas, audios con las conversaciones, acceso a las fotos y vídeos, etc. Vamos, el paraíso de cualquier espía de novela negra.
Pero es que además del software se da la opción de adquirir los terminales con todo listo para empezar a espiar y acosar desde el primer minuto. Y todo disponible por un módico precio que podemos pagar mensualmete de forma cómoda y sin que altere nuestro presupuesto.
Se trata sin duda de un tema controvertido que pone en riesgo la salud mental y física de cada vez más personas. ¿La solución? Pues es compleja. Como comentan en el estudio de NPR la más inmediata es dejar de usar un smartphone al que potencialmente se le puedan instalar estas aplicaciones y pasarse a un terminal más básico.
También hay que vigilar dónde dejamos el móvil y quien tiene acceso a él, aunque sea sólo un instante. No se trata de ser paranoicos, pero si estamos en una posible situación de riesgo es mejor ser precavidos.
Por último, en los casos más extremos, la única opción es vivir en una especie de jaula de Faraday electrónica, aunque por supuesto esto sólo resolverá una parte del problema, la del ciberacoso, pero no la base del mismo.
Más información | NPR
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