Tigerball, un juego extremadamente sencillo y altamente adictivo

Tigerball, un juego extremadamente sencillo y altamente adictivo

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Tigerball, un juego extremadamente sencillo y altamente adictivo

Si algo nos ha enseñado la historia de los videojuegos es que no hace falta que la mecánica de un título sea muy complicada para que éste triunfe. Tal vez se trate de juegos con miles de horas de planificación y diseño de niveles, pero cuanto más sencillo sea el control, más adictivo puede volverse para los propios jugadores.

Tigerball es la sencillez elevada al cuadrado. Se trata de un juego que vuelve a explotar el tiro parabólico como antes hicieron tantos juegos de baloncesto, o como el famoso Angry Birds, ahora en horas bajas. Tigerball consiste en lograr colar una pelota amarilla con rayas negras en un tarro amarillo y verde con una estrella dibujada. Más sencillo imposible, ¿no? No lo es tanto.

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Tigerball no cree en las segundas oportunidades

Tigerball 65

Lo que Tigerball nos plantea es un escenario en el que sólo encontramos a nuestra bola, el tarro en el que hay que meterla y obstáculos. Un juego sencillo para echar un rato cada vez que tengamos que esperar por algo, desplazarnos en transporte público o, simplemente, para desconectar un poco de nuestra rutina diaria. Un juego 'casual', los que enganchan de verdad.

En Tigerball no hay nada porque sí, no hay obstáculos colocados al azar. Está todo diseñado para que la dificultad sea creciente, aunque llegará un momento en el que comenzaremos a gastar vidas. Vidas, u oportunidades, pues aquí hablamos de que la pelota tiene que entrar en el tarro a la primera, sin excusas, sin más disparos para seguir avanzando desde donde caigamos.

Elegimos inclinación y fuerza y se acabó, tenemos un disparo para colar la bola en el tarro o volvemos a empezar

Deslizando el dedo desde la pelota elegiremos la potencia y el ángulo del disparo, y el resto dependerá de nuestra habilidad. Un único disparo para que la pelota acabe en el interior del tarro, y podremos jugar con todo lo que hay en el escenario. Ya entre con un rebote o con quinientos, roce los obstáculos o los esquive, sólo tendremos una oportunidad.

Para avanzar en los distintos niveles, siempre los mismos y siempre en el mismo orden, tendremos una serie de vidas u oportunidades. Comenzaremos con 5 vidas en nuestro marcador, y cada fallo nos restará una hasta la eliminación y vuelta de nuevo al principio. Pero habrá recompensas: cada cuatro disparos seguidos encestados, ronda de bonus para recuperar vidas y llegar a una bomba que nos servirá para finalizar una fase sin tener que disparar. Premios a los más hábiles.

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Decíamos antes lo de las horas de planificación detrás de títulos de este calibre, sencillos hasta el límite, y es que Tigerball hace uso del motor Unity, un motor gráfico para 3D, y aprovecha sus físicas. La pelota rebotará como ha de hacerlo, en el ángulo correcto y siempre respondiendo a la perfección a la fuerza que le imprimamos. El aumento de la dificultad también está cuidadosamente calculado.

Pasaremos de fases en las que sólo tendremos que sortear un obstáculo a otras en las que tendremos que afinar en el apartado de los rebotes, ayudándonos de las paredes y de las propias barreras, pasar la bola por anillos o hacer que choque contra un escenario que se derrumba. Todo ello para avanzar tanto como podamos hasta que las vidas lleguen a su fin.

Personal: me he enganchado pero no hay forma

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He jugado a Tigerball, por supuesto, para comprobar qué es eso que tiene este sencillo título para atraer a tantos jugadores a su universo de cajas, paredes y bloques de madera que se derrumban. Efectivamente, he caído presa de sus garras y son ya varios días en los que trato de avanzar sin mucho éxito, puliendo algunos errores en fases clave pero tropezando con la misma piedra una y otra vez.

Comentaba que se trata de un juego cuyas fases están perfectamente diseñadas, y eso hace que podamos encontrar el truco a cada una de ellas a medida que avanzamos. El problema, que acabas repitiendo las primeras fases mucho más que las últimas, y cuando llegas al límite de tu habilidad, en este caso de la mía, no tienes muchas oportunidades para mejorar en aquello que se te resiste.

Machacadme con vuestros récords, yo no paso de la fase 18

Por mi parte, la fase 18 es por ahora mi Everest, mi némesis, si es que no caigo antes. Llego con facilidad a la primera recuperación de vidas en la cuarta fase, pero a partir de ahí todo empieza a desplomarse. Una vida aquí, dos fases seguidas, dos vidas perdidas en esta otra, la perdición de las fases que obligan a jugar con los rebotes y en las que no hay posibilidad de tiros directos...

Seguiré jugando, por supuesto, hasta que me rinda. He leído que hay quien ha alcanzado fases de tres dígitos, algunos afirman haber pasado de la fase 400. Yo y mi fase 18 seguiremos intentándolo, ya actualizaré por aquí cuando consiga avanzar de ese punto fatídico en el que el juego me dice que se acabó, que vuelva de nuevo a la casilla de salida. Esto es adictivo.

Tigerball es un juego gratuito que contiene compras dentro del propio juego y de cuando en cuando tendremos que ver algún anuncio. El mínimo en cuanto a Android es contar con un dispositivo con Gingerbread 2.3, para iPhone o iPad necesitaremos al menos tener iOS 6.0, mientras que en Windows se nos pedirá Windows Phone 8.1, o Windows 8.1 en ordenadores.

Enlace | Tigerball en Android
Enlace | Tigerball en iOS
Enlace | Tigerball para Windows
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