Cataluña vive un momento de inestabilidad política que también podría afectar al sector tecnológico. Más allá del traslado de la sede social y/o fiscal de empresas, como ya se ha dado en el caso del operador neutro Cellnex, Barcelona acoge la mayor feria mundial sobre telefonía móvil, el Mobile World Congress, y la situación ha llevado a la aparición de distintas informaciones que apuntan al traslado de la feria a otra ciudad.
La última información al respecto ha sido la publicada esta mañana por El Confidencial, que señalaba el posible retraso de la edición de 2018 y y el cambio de sede a partir de 2019. Ante todos los rumores acumulados la GSMA, organizadores del evento, ha salido al paso con una escueta declaración en la que confirma la fecha del MWC del 2018 y que el acuerdo con Barcelona llega hasta 2023, aunque reflejan que están monitorizando y evalúan el impacto de la situación catalana.
El Mobile World Congress de 2018 se celebrará entre el 26 de febrero y el 1 de marzo en Barcelona. Así de contundente ha sido la GSMA en su breve declaración, aunque no por ello ha dejado de mostrar su preocupación por la situación en Cataluña, en una escueta frase:
La GSMA continúa monitorizando la situación en España y Cataluña y evaluando cualquier impacto potencial para la Mobile World Capital y el Mobile World Congress.
Una feria planificada a largo plazo
A algo menos de cinco meses de la próxima edición del Mobile World Congress trasladar la feria a otra ciudad parece una tarea imposible. La planificación y asignación de espacios en el certamen se realiza con un año de antelación, por lo que rehacer esos planes desde cero en un nuevo espacio es algo harto complicado. Otro punto distinto es que la de 2018 fuese la última edición de la feria en Barcelona.
Como señalan en Expansión, Barcelona no solo corre el riesgo de perder la sede del MWC en favor de otras ciudades europeas, también está el riesgo de que el MWC Americas adelante en interés a la feria de la ciudad condal. La edición americana se ha celebrado recientemente en Los Ángeles y ha contado con 21.000 visitantes, muy lejos de los 108.000 visitantes del MWC de febrero. Más allá del inconveniente (o no) de que la feria cambiase de sede, Barcelona y su entorno perderían los cerca de 500 millones de euros que deja el evento cada año.
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