No, ni el WiFi ni los móviles producen cáncer

No, ni el WiFi ni los móviles producen cáncer

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No, ni el WiFi ni los móviles producen cáncer

La evolución, como todo cambio, lleva consigo un miedo inherente a lo desconocido. Si a esto le sumamos el sobrediagnóstico y la detección precoz de enfermedades de origen difuso como el cáncer que aumenta la visibilidad de casos de la misma (lo que no necesariamente significa que haya más que antes), hace que muchos aten cabos de manera arbitraria y culpen a las nuevas tecnologías de causar dichas enfermedades.

La demonización del WiFi y su relación con el cáncer es uno de esos temas que aflora cada cierto tiempo y que además, como todo lo que remueve el miedo colectivo y la polémica, se extiende como la pólvora a través de las redes sociales. Pero, ¿hay evidencias de la relación entre los campos electromagnéticos como los del WiFi y el cáncer?

Antes de comenzar a dar argumentos sobre el asunto, vamos a responder a la pregunta anterior de manera taxativa: no, no hay evidencias científicas ni estudios epidemiológicos que sugieran una relación causal demostrada entre las radiaciones WiFi y enfermedades como el cáncer.

El primer motivo es la naturaleza de las radiaciones WiFi. Éstas son no-ionizantes, es decir, su energía es demasiado baja para provocar mutaciones en el ADN a diferencia de otro tipo de fuentes de radiación (a las que no estamos expuestos de manera prolongada) como los métodos de diagnóstico mediante rayos X.

La OMS incluye al WiFi dentro de la misma categoría de "posible cancerígeno" que el café, la naftalina o el aloe vera

¿Y qué dice Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los supuestos efectos carcinógenos de las radiaciones WiFi? Bien, la OMS incluye a las ondas electromagnéticas en el grupo 2B de la clasificación de elementos cancerígenos. Dicha categoría engloba todos aquellos elementos que son posiblemente cancerígenos, pero sin afirmar ni concluir, debido a la falta de evidencias científicas que lo atestigüen.

Para que lo entendamos, dentro de este grupo de sustancias y elementos "posiblemente cancerígenos" nos encontramos con el café, la naftalina o el aloe vera, pero no leemos titulares que nos insten a dejar de tomarnos nuestro cortado por la mañana o a no utilizar cremas de aloe vera.

Los móviles en el mismo saco

Los teléfonos móviles también has sido protagonistas de polémicas sin fundamentos reales como las del WiFi, debido a que la radiación emitida es similar en niveles energéticos que la utilizada por el sistema de comunicaciones inalámbricas. Durante años nos hemos ido encontrando con toda una plétora de estudios que relacionaban el uso del teléfono móvil con algunos tipos de cáncer como los tumores cerebrales, pero a menudo se trata de estudios deficientes que desafortunadamente son utilizados como premisa para artículos sensacionalistas.

Wifi
Persona que se protege ante su supuesta hipersensibilidad al WiFi

Que estos estudios sean incompletos o deficientes, no implica necesariamente que sean erróneos, pero desde luego no se pueden utilizar para justificar el alarmismo. Y hablando de alarmismo, también hemos oído hablar de personas con hipersensibilidad a los campos electromagnéticos como los de las redes WiFi, conocida popularmente como "alergia al WiFi", otro tema que carece de total evidencia a pesar de que algunos tribunales lo han reconocido sin relación demostrada, como un simple efecto nocebo.

Las comunidades anti WiFi

Pero a pesar de la falta de evidencias que acabamos de mostrar, hay y seguirá habiendo quien mantenga que el WiFi y los móviles dan cáncer, a la vez que que también se mantiene que éste se puede curar con lejía e infusiones. Ante este tipo de afirmaciones, que para muchos sirven para llenarse los bolsillos a cambio de crear alerta y miedo social, es importante que nos protejamos, y la mejor manera de hacerlo es informarse y sobre todo, no participar en la proliferación de este tipo de contenido evitando por completo compartirlo en redes sociales.

En conclusión, el vínculo entre el cáncer y el uso del WiFi es el mismo que hay entre las vacunas y enfermedades como el autismo: solo existen en el discurso de aquellos que tienen algún tipo de interés en mantener vivo el miedo. Pueden usar su móvil tranquilos.

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