He cambiado un ajuste de red del móvil y ahora ya no me deja tirado sin datos en el momento más inoportuno

Moverte entre ciudades convierte a mi Samsung en algo más que un accesorio: es tu mapa, tu billete, tu oficina improvisada y, muchas veces, tu salvavidas. Cuando la cobertura falla, no lo hace en un momento cualquiera, sino justo al entrar en un túnel, al llegar a una estación o cuando el navegador decide recalcular la ruta.

Durante un tiempo he asumido que esos cortes eran inevitables, hasta que di con un ajuste de red que cambió por completo la estabilidad de la conexión mientras viajaba.

El problema no es la cobertura, es cómo tu móvil la gestiona

Cuando pasas de una ciudad a otra, tu teléfono cambia constantemente de antena y, en muchos casos, también de red. El móvil decide a qué señal engancharse en función de intensidad, prioridad y disponibilidad. El problema aparece cuando esa decisión no es la más rápida ni la más adecuada para alguien que está en movimiento.

En la práctica, esto se traduce en microcortes, pérdida puntual de datos o momentos en los que el icono de cobertura está ahí, pero la conexión no responde. No es que no haya red, es que el teléfono se queda demasiado tiempo intentando mantener una conexión que ya no es la mejor.

El cambio clave está en la selección de red y en cómo permites que el móvil elija operador y tecnología. Mantener activada la selección automática de red y no forzar manualmente un operador concreto ayuda a que el teléfono pueda saltar con más rapidez entre antenas cuando sales de una zona y entras en otra.

A esto se suma no limitar el tipo de red preferida. Forzar solo 5G o solo 4G puede parecer buena idea en ciudad, pero en trayectos largos acaba provocando más inestabilidad. Permitir que el móvil combine 5G, 4G e incluso 3G en casos puntuales hace que la transición sea más suave y que los datos no se corten de golpe.

Por qué este ajuste reduce los sustos con los datos

Uno de los efectos más molestos de los cambios de ciudad es cuando el móvil pierde momentáneamente la red principal y trata de conectarse a otra. Si el sistema no tiene libertad para hacerlo rápido, puede quedarse en un limbo en el que los datos parecen activos, pero no funcionan.

Al dejar que la gestión sea automática, el teléfono prioriza continuidad antes que velocidad punta. Es preferible mantener una conexión estable a 4G durante unos minutos que perder el 5G y quedarte sin datos justo cuando más los necesitas. En el día a día, esto se nota en mapas que no se quedan congelados, llamadas que no se cortan y apps que responden al instante.

Cuándo conviene revisar este ajuste en tu móvil

Si usas el móvil casi siempre en la misma ciudad, es posible que nunca notes el problema. Pero si haces viajes por carretera, te mueves en tren o alternas zonas urbanas con áreas más rurales, este ajuste cobra mucha más importancia.

También conviene revisarlo si notas que el móvil consume más batería de lo normal durante los desplazamientos. Cuando el teléfono fuerza una red concreta, pasa más tiempo buscando señal y eso se traduce en mayor consumo energético y peor experiencia general.

Desde que ajusté correctamente la selección de red, los cortes se han reducido de forma clara. No ha sido una mejora puntual, sino algo que se nota en cada viaje. El móvil deja de ser una fuente de incertidumbre y pasa a comportarse como lo que debería ser: una herramienta fiable que se adapta a tu ritmo.

No es un truco milagroso ni una función oculta, pero sí uno de esos ajustes que marcan la diferencia cuando te mueves mucho. Revisarlo lleva apenas un minuto y, a cambio, ganas estabilidad, tranquilidad y una conexión que acompaña en lugar de estorbar.

Imágenes | Manuel Naranjo, Xataka

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