Si quieres privacidad, no uses Internet

Entramos en un tema que a mi me parece especialmente complicado y sensible. Conectarse a Internet no tiene nada de malo pero, como ya habréis podido comprobar, las últimas noticias publicadas en los medios de comunicación suelen decir que en la red se esconden todo tipo de peligros que no quieren hacer otra cosa que no sea vulnerar nuestra privacidad, y sacarnos los datos personales para después venderlos al mejor postor.

De momento, no voy a decir mi opinión al respecto, pero sí voy a argumentar que, desde que llegó a mi vida, Internet ha supuesto un cambio completo en el estilo que llevaba. Pasé de usar libros en formato papel a electrónicos. De dirección postal a correo electrónico. Y de almacenar todo en discos físicos a formato digital. Como véis, no sólo ha habido ahorro de espacio, sino también de dinero.

También quiero centrarme en una cosa que ha supuesto un cambio en la forma de comunicarme con mis contactos: las redes sociales. Facebook, Tuenti, Myspace, Twitter... son muchas las que hay en la red de redes, y son muchas también las que, dicho sea de paso, estoy apuntado. Por supuesto, las recomendaciones en torno a este tipo de páginas web no han parado de sucederse. Y una de ellas la tengo más que aprendida: si quiero seguir teniendo una cierta parcela de privacidad, no debería exponer mis datos.

¿Se ha terminado la privacidad?

En cierta manera, si. Desde hace bastante tiempo, diferentes organizaciones y páginas web vienen siguiendo nuestros pasos. La mayoría de veces sin que lo sepamos. El resultado no es otro que el hecho de que sepan muchísimo sobre nosotros. Qué comemos, lo que hacemos, o incluso la casa en la que vivimos es sólo alguna de la información que tienen en su poder. Y eso significa que cada vez tenemos menos privacidad y menos secretos.

Tenemos que admitir que, queramos o no queramos, estamos cambiando a un mundo en el que todo se sabe. Ya sea porque en ocasiones lo decimos nosotros, ya sea porque obtienen estos datos de nuestras conexiones. Según vamos navegando, también vamos dejando un rastro que puede ser seguido casi de forma ilimitada.

Con la llegada de los últimos smartphones, la cantidad de datos rastreables se ha hecho muchísimo más grande. Ahora también pueden acceder a los números de teléfono que tenemos almacenados, nuestras fotografías o incluso la lista de la compra. Todo está disponible (siguiendo unos pasos que casi siempre son ilegales) y es rastreable, por lo que es labor nuestra, si no nos queremos llevar un susto, que tengamos mucho cuidado con este tipo de temas.

Lo que hay que hacer

Lamentablemente, poco podemos hacer para evitar esta situación. Internet se está metiendo tanto en nuestra vida y cotidianidad que compartir nuestros datos muchas veces es visto como algo normal. Mi recomendación no puede ser otra que, si queréis mantener vuestra privacidad a salvo, no utilicéis la red de redes. O que, al menos, lo uséis lo menos posible.

En definitiva, si no queréis que vuestra privacidad se vea afectada y todos vuestros secretos estén guardados a buen recaudo, es tan simple como no conectarse a Internet. Es casi imposible navegar por Internet sin dejar rastro, así que tened este dato muy en cuenta la próxima vez que penséis en este tipo de temas.

Fotos | geralt, PublicDomainPictures y Daniel Lobo En Xataka On | Vivir conectado manteniendo tu privacidad

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