Los 4 gigabytes de RAM ya están aquí: ¿sirven para algo o son solo marketing?

Tarde o temprano algún fabricante se animaría a hacerlo. Y parece que ese día ya ha llegado. Nuestros compañeros de Xataka nos han contado que el nuevo Zenfone 2 que Asus presentó ayer en el CES, que se está celebrando estos días en Las Vegas (Estados Unidos), será el primer móvil del mercado que incorporará 4 gigabytes de RAM. Pero esto no es todo.

Basta que un fabricante abra la veda para que otros se animen a seguir sus pasos. Ha ocurrido en otras ocasiones, y seguro que esta vez sucederá lo mismo. De hecho, se rumorea que Samsung también podría integrar 4 gigabytes de RAM en su Galaxy S6. ¿Estamos realmente ante una nueva tendencia en los teléfonos de alta gama? Y, lo que es más importante, ¿realmente notaremos la diferencia entre 3 y 4 gigabytes de RAM? Intentemos atar algunos cabos.

Un recurso muy valioso

La memoria principal es uno de los subsistemas que inciden de una forma más clara en el rendimiento de un dispositivo electrónico, sea un ordenador, una consola de videojuegos, una tablet o un smartphone, entre otras opciones. Su productividad está condicionada, grosso modo, por dos parámetros diferentes: su tamaño y su velocidad. Un dispositivo equipado con mucha RAM podrá colocar sin problemas más procesos y datos en esta memoria, y, por tanto, accederá con menos frecuencia al subsistema de almacenamiento secundario, que en un ordenador será el disco duro, y en un móvil la memoria secundaria o la tarjeta SD, si la incorpora.

El acceso a la memoria principal es más rápido que el acceso a un disco duro, incluso aunque sea de tipo SSD, o a un chip NAND Flash como los que podemos encontrar en el interior de nuestros móviles, por lo que cuantos más programas y datos carguemos en la memoria principal, mejor. El otro factor importante es el rendimiento bruto de la memoria, que, a su vez, está condicionado por parámetros como el número de operaciones que es capaz de realizar en cada ciclo de reloj, por el tiempo que es necesario esperar desde que pedimos el contenido de una posición de memoria hasta que ésta lo entrega, etc.

Profundizar en todo esto escapa al contenido de este post, y, además, no es necesario para reflexionar acerca de lo que queremos averiguar, que es si realmente aportarán algo esos 4 gigabytes de RAM que están a punto de llegar. En gran medida la respuesta a esta pregunta, teniendo en cuenta lo que ya hemos repasado, requiere que nos planteemos si realmente usamos toda la memoria principal de nuestros teléfonos. Si habitualmente las aplicaciones que ejecutamos en nuestros móviles de forma simultánea (dejamos la discusión acerca de la experiencia multitarea que nos ofrece cada sistema operativo para otro post) no llegan a ocupar la mayor parte de la memoria principal, lo razonable es pensar que no necesitamos más RAM.

El acceso a la memoria principal es más rápido que el acceso a un disco duro o a un chip NAND Flash

Esto puede suceder, pero en la práctica durante una sesión de trabajo más o menos intensa con un ordenador, o unas horas de uso de un móvil, que en definitiva es un ordenador pequeño, las aplicaciones suelen ser auténticas devoradoras de memoria, aunque es evidente que los requisitos de unas u otras pueden ser muy diferentes. Aquí entra en juego también la estrategia de administración de la memoria principal que utiliza cada sistema operativo. Todos siguen unas reglas comunes, pero también pueden existir pequeñas diferencias entre ellos a la hora de decidir qué proceso debe permanecer en la memoria principal, cuál debe ser «desterrado» y qué proceso debe ser colocado en memoria.

Si nos ceñimos a los teléfonos móviles es posible que, a menos que nos encarguemos de cerrar las aplicaciones abiertas de forma manual cada poco tiempo, la mayor parte de la memoria principal del nuestro esté siendo utilizada, sobre todo en los instantes en los que estamos conmutando de una app a otra de forma casi constante y el sistema operativo decide intentar mantenerlas todas en la RAM. En este escenario, cuanta más memoria tengamos, mejor, debido a que el sistema operativo podrá mantener más procesos precargados y no se verá obligado a actualizar continuamente el estado de la memoria principal, que, grosso modo, es lo que tiene que hacer cada vez que saca un proceso de la RAM para asignar una porción de la memoria a otro.

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Más RAM es mejor, pero con matices

La primera conclusión que podemos sacar es que un móvil con poca memoria principal, o con una memoria lenta, difícilmente nos ofrecerá una experiencia realmente fluida, sobre todo si le «metemos caña» ejecutando muchas aplicaciones y conmutando entre ellas con frecuencia. Aun así, un algoritmo de gestión de la memoria realmente eficaz puede hacer maravillas con poca RAM, que es lo que explica que algunos teléfonos que tienen poca memoria principal nos ofrezcan experiencias satisfactorias. Pero incluso en estos móviles corremos el riesgo de que su rendimiento caiga en picado en algún momento.

Chips NAND Flash utilizados en los smartphones

Generalizar en un tema tan complejo como este es difícil porque los hábitos de cada usuario también importan. Y mucho. No es lo mismo utilizar a lo largo del día tres o cuatro apps y cerrarlas manualmente de vez en cuando, que lanzar 15 o 20 y no cerrarlas manualmente casi nunca. El uso que el propio sistema operativo hace de la memoria también es un factor muy importante. Cada plataforma genera un consumo diferente de RAM, e incluso podemos apreciar cambios importantes entre versiones diferentes de un mismo sistema operativo.

Quizás me equivoque, pero apostaría que actualmente la diferencia de rendimiento entre 3 y 4 gigabytes en Android será mínima, y en iOS posiblemente inexistente

En cualquier caso, teniendo en cuenta todo lo que he comentado y a pesar de lo interesante que es disponer de bastante memoria principal, hay una barrera que la mayor parte de los usuarios no atravesará, y que está delimitada por sus necesidades personales, sus hábitos de uso y el sistema operativo que utiliza. A partir de ahí, un incremento de la memoria apenas influirá en las prestaciones porque posiblemente quedará infrautilizada. Los sistemas operativos que yo uso habitualmente son Android e iOS, y los dos me gustan, aceptando que ambos tienen cualidades y también asignaturas pendientes. Honestamente, mi experiencia me indica que iOS realiza una gestión de la memoria más eficiente, pero también pienso que Android 4.4 KitKat (Lollipop aún no ha llegado a mi móvil) se siente muy cómodo en teléfonos con 2 gigabytes de RAM.

Para concluir, me mojaré. Para determinar con precisión si 4 gigabytes de RAM ofrecen un rendimiento mayor en un mismo móvil que 3 gigabytes lo ideal es monitorizar la actividad de un número elevado de usuarios y observar el uso que hacen de la memoria principal a partir de la forma en que utilizan su smartphone. Pero, si tuviera que apostar, defendería que la diferencia entre 3 y 4 gigabytes en Android será mínima, y en iOS posiblemente inexistente. Por esta razón, me parece bien que los fabricantes incrementen la RAM, pero solo si no encarece sus teléfonos o lo hace mínimamente. En futuras actualizaciones del sistema operativo ese incremento puede ser importante, pero, por el momento, no decantaría mi compra a favor de un móvil en particular simplemente porque incorpore 4 gigabytes de memoria principal.

En Xataka | ASUS Zenfone 2: precio de derribo y 4 GB como dato de poderío

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