¿Qué fue de los módems de marcación telefónica? Los pitidos de la nostalgia

Hoy tiramos de nostalgia, toca repasar qué ocurrió con aquellos aparatos que emitían muchos sonidos, bastante desagradables, cuando nos conectábamos a internet. En ocasiones parece que hace una eternidad de aquello pero los módems de marcación telefónica no se fueron hace tanto de aquí.

Uno se sentaba frente al ordenador, lo encendía, abría la aplicación de marcación telefónica y cuando pulsaba en Conectar, la caja que había sobre la mesa junto al monitor comenzaba a emitir una serie de pitidos indescifrables. No era sino la traducción de la señal digital en analógica para poder conectarnos a internet a través del cable del teléfono. Eran otros tiempos.

O hablabas, o navegabas

Estamos hablando de los albores de internet, por supuesto, pero este tipo de módems estuvieron activos durante bastantes años. Nos permitían navegar a velocidades que hoy consideraríamos "de risa" pero que entonces nos hacían sentir que volábamos si nuestros conocidos tenían conexiones de 14.4k y la nuestra era de 28.8k. Incluso llegamos a sentirnos como los reyes del barrio cuando nos hicimos con nuestro primer módem de 56k. Entonces en las películas hablaban de baudios, y las sentíamos muy cercanas.

Pero si había algo que dificultaba notablemente nuestra conexión a internet era que nuestros módems de marcación telefónica compartían la línea con el teléfono de casa. Ése que a día de hoy se usa poco más que para pedir comida a domicilio, para llamar al banco o para reclamar a nuestra compañía telefónica. Por aquel entonces era el medio de comunicación de la casa y se usaba mucho. Y si alguien llamaba al teléfono durante una conexión, nos quedábamos fuera de internet. Por si fuese poco, pagábamos por minuto y conexión pues eran llamadas de teléfono, algo impensable hoy en día.

Quizá la nostalgia nos traicione cuando recordamos con cariño aquellos pitidos durante la conexión y posterior transmisión, pero lo cierto es que eran algo molestos y su volumen no era tan bajo como hoy rememoramos. Si queríamos conectarnos a internet de noche para... para lo que quisiéramos, teníamos incluso que cubrir el módem con algo que lo insonorizase si no queríamos despertar a todos los que durmiesen cerca de nosotros. Eran otros tiempos.

Entonces llegó la RDSI

Los módems de marcación telefónica sobrevivieron algún tiempo más pues llegó un aliado para facilitarnos la vida. Las líneas RDSI comenzaron a expandirse, como un aviso de la llegada de la ADSL, y con ellas podíamos hablar por teléfono y conectarnos a la vez. Las líneas ya eran digitales y permitían todo tipo de transmisiones a través del par de cobre; voz y datos pudieron compartir canal y no competir entre ellos por el control de la línea.

Puede decirse que las líneas RDSI fueron el primer soplo de aire fresco para las conexiones a internet pues permitían que nos conectásemos más a menudo y durante más tiempo, al no entorpecer otros usos de la línea. Pero las velocidades eran las que era y el hecho de vivir en la época de las webs con gifs animados, las músicas Midi de fondo y los javascripts con copos de nieve no hacía que éstas fuesen tan ligeras como cabría esperar.

Navegar era aún cuestión de paciencia, descargar una canción de Kazaa, Napster y compañía requería más de 10 y 15 minutos y los sempiternos pitidos seguían acompañando cada una de nuestras conexiones. Pero algo estaba a punto de cambiar y es que se empezó a instalar un tipo de red exclusiva para telecomunicaciones que acabaría con los módems de marcación telefónica muertos y enterrados. Llegaba la ADSL.

La ADSL mató a los pitidos

Con las líneas ADSL llegaron las conexiones de datos permanentes para el hogar. Conectábamos el ordenador al router, pues fue entonces cuando se produjo el cambio de dispositivo y empezamos a apartar los módems, y éste era el encargado de ponernos en contacto con el exterior. Ni marcación, ni pitidos ni esperas tan interminables. Un nuevo protocolo para el par de cobre que aún sigue dando guerra pese a la proliferación de la fibra óptica.

Aún a día de hoy, cuando vemos películas más antiguas y observamos aquellos módems sobre las mesas de los ordenadores, sentimos un pequeño pellizco de nostalgia en el corazón. Pero la ADSL y las conexiones permanentes enviaron al pasado a los Zero Cool, Acid Burn y compañía. Ya no volveremos a jugar una partida de ajedrez contra J.O.S.H.U.A ni seremos Piratas de Silicon Valley.

Los tiempos han cambiado pero no así las costumbres y la exigencia. Nos quejamos de que nuestras conexiones de 10, 30, 100 o 300Mbps son lentas y causan lag en nuestras partidas online sin recordar que hubo una época en la que abríamos Terra a velocidades propias de tortugas. Sin acordarnos de que muchos de nosotros, los que ya peinamos canas, empezamos en esto de internet rodeados de pitidos. Jinetes de baudios. Eran otros tiempos.

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