Los conos conectados y los triángulos virtuales son el siguiente paso de la DGT, después de las balizas V16. Y tiene sentido

A pocos días de la entrada en vigor de la polémica baliza V16, ya sabemos cuáles son los siguientes pasos que la Dirección General de Tráfico (DGT) tiene en marcha. El plan pasa por conectar el tráfico de una manera similar a como ya lo hacen en China y para ello se necesita algo más que los dispositivos de preseñalización V16.

En una entrevista con ‘Espejo Público’, Pere Navarro, director de la DGT, ha hablado sobre otros dispositivos conectados que ayudarán, a partir de 2026, a entender e interpretar el tráfico de una manera más eficaz y segura para todos.

Los conos inteligentes. Existen numerosas ocasiones en las que el tráfico sufre alteraciones importantes: cortes en las carreteras, manifestaciones, eventos deportivos, servicios de obra… La nueva figura de los conos conectados buscará transmitir esta información a los conductores para que estén sobreaviso de estas incidencias y se pueda gestionar mejor el tráfico.

Se trata de dispositivos IoT que pueden comunicar el punto exacto en el que existen estas incidencias al Punto de acceso nacional de información de tráfico y movilidad (NAP).

La señal V27. Otra de las novedades de 2026 es la señal V27, recogida en el Real Decreto 159/2021, de 16 de marzo, por el que se regulan los servicios de auxilio en las vías públicas. También conocida como triángulo virtual, es un símbolo que se activará en el sistema de a bordo de un vehículo compatible para avisarle acerca de la presencia de un peligro próximo, siempre que esto “haya sido informado por un tercero a la plataforma de vehículo conectado de la Dirección General de Tráfico”.

En este caso, y a diferencia de las balizas V16, la señal V27 no será obligatoria, de momento, y tampoco requiere de ninguna compra adicional. Tal y como recoge el mencionado Real Decreto, “solo se visualizará en aquellos vehículos que estén conectados por medios telemáticos”.

La plataforma DGT 3.0. El cerebro en el que confluye toda la información vertida por estos nuevos elementos del tráfico, como la baliza V16, los conos conectados o la señal V27, es la plataforma DGT 3.0.

Se trata del centro neurálgico que se encarga de recibir, procesar y distribuir toda esta información a paneles informativos de las carreteras y también a los coches conectados, ya sea mediante sistemas propios o con aplicaciones de navegación.

Como en China. Conectar el tráfico responde a una necesidad: lograr una red de tráfico mucho más segura. Es algo en lo que en China nos llevan mucha ventaja. Allí, un buen ejemplo lo encontramos en aplicaciones como Amap, que es capaz incluso de indicar a los conductores en cuántos segundos cambiará un semáforo de rojo a verde.

Gracias a la interconexión de toda la información relativa al tráfico (semáforos, cámaras, vehículos, etc.), se logra reducir los accidentes y mejorar la circulación, además de abrir la puerta al futuro que ya está a la vuelta de la esquina.

Necesario para el coche autónomo. Este futuro no es otra cosa que el coche autónomo. La propia China va mucho más adelantada que Europa en estos menesteres, de hecho, más del 60% de los coches que se han vendido en este país en 2025 incluyen tecnología de conducción autónoma de nivel 2. En Estados Unidos también se están dando buenos pasos en esta dirección y diferentes compañías, como Waymo o Tesla, ya están haciendo pruebas en las calles de ciudades como Austin o la propia Nueva York.

Europa tiene como principal objetivo mantener la seguridad en las carreteras, el principal motivo por el que la conducción autónoma avanza tan despacio. Conectarlo todo es el camino para que el engranaje funcione perfectamente y avancemos hacia un verdadero ecosistema digital en el que el coche autónomo también tenga su espacio. Y aquí los conos conectados, los triángulos virtuales e incluso la baliza V16 son el camino para conseguirlo. Son los ojos para conocer en todo momento y en tiempo real qué está ocurriendo en nuestras carreteras.

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