A la pregunta de qué pasa si cierra la empresa que ha fabricado tu baliza, la respuesta está en la operadora

  • Las balizas deben contar con una eSIM prepagada durante al menos doce años

  • La información que sale de estos dispositivos pasa a un servidor intermedio antes de llegar a la plataforma de la DGT

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Noelia Hontoria

Editora

Las balizas V16 se han convertido en la gallina de los huevos de oro para muchas empresas, entre ellas, telecos y también fabricantes de diferentes nacionalidades. Las balizas ‘Made in Spain’ parecen dar bastante más confianza frente a la jungla de falsificaciones que han surgido, pero también las más baratas pueden estar perfectamente homologadas y ser válidas.

El problema ya no está en el momento de la compra, sino más bien en el largo plazo. Y aquí la cuestión reside en la conectividad y su letra pequeña.

Una eSIM prepagada. Uno de los requisitos de las balizas V16 es que cuenten con la garantía de ofrecer conectividad durante al menos doce años. ¿Qué sucede en este punto si el fabricante de nuestro modelo quiebra? ¿Quién sigue pagando esa conectividad?

En realidad, en este sentido no hay consecuencias, ya que, según se define en la normativa, para obtener la homologación uno de los requisitos en materia de gestión, seguridad y privacidad en las comunicaciones es que exista un “contrato de servicio de comunicaciones con el operador incluidas, en modo prepago, por doce años”.

Por lo tanto, el fabricante ya ha pagado por adelantado esa conectividad durante el período de tiempo mencionado para que la operadora ofrezca el servicio.

Fecha de caducidad. Para saber hasta cuándo está vigente esta conexión, las balizas cuentan con una fecha de vigencia grabada tanto en la caja como en el propio dispositivo. Esto es obligatorio según el Real Decreto 1030/2022, de 20 de diciembre de 2022, en el cual se tipifica que “la fecha de caducidad de servicio, referida al periodo de conectividad incluido con la adquisición de la baliza, deberá figurar tanto en el envase como en el propio dispositivo”.

Pero. Si seguimos hurgando en el modo en que funciona esta conectividad, encontramos que el protocolo se divide en dos fases. Cuenta la señal de la baliza se activa, se inicia el Protocolo A, que es el que realiza “el envío de datos desde el dispositivo V-16 a los servicios de información de los fabricantes de estos dispositivos”.

Una vez que la información está en este punto, se inicia el protocolo B, “que definirá la conexión entre los sistemas de información de los fabricantes de dispositivos y el punto de acceso nacional de la DGT”.

Servidores Balizas

Qué pasa si la empresa cierra. Por lo tanto, para que la información llegue hasta la plataforma de la DGT 3.0 se realiza una conexión que va del dispositivo de origen al servidor del fabricante y de ahí salta a la DGT. En caso de que existan problemas en el servidor intermedio, la conectividad podría fallar. En este punto, la DGT se cubre las espaldas definiendo un estándar común que “facilita también que en caso de ser necesario por la existencia de alguna problemática sobrevenida a los sistemas de información de algún fabricante, un tercero pueda realizar dichas funciones”.

Aquí es donde la operadora iría al rescate. Desde Xataka Móvil hemos hablado con César Basterrechea, director comercial de Atressa Group (empresa que fabrica la baliza SOSTraffic) y nos ha explicado que “en nuestro caso nos hemos dado de alta como fabricantes en la DGT 3.0 solicitando una licencia de conectividad. El proceso es el siguiente: mi operadora me envía los datos generados por una de mis balizas a través de una APN y que va protegido dentro de un VPN privada llegando la información a mi Cloud. Una vez recibido, nosotros lo enviamos a través de un VPN con certificado digital a la DGT 3.0 (todo el proceso está protegido). Si mañana cerrase mi empresa, mi operadora redirigíra los datos emitidos de mis balizas a otra APN suya y a través de una VPN propia enviaría los datos al cloud de la DGT. Por lo tanto durante el periodo de tiempo que nuestras balizas tienen los datos incluidos siempre funcionaría y llegarían a la DGT”.

Así, en caso de que la empresa de una baliza quiebre y con ella sus servidores cierren, sería la operadora la que tendría que tomar el testigo para garantizar el correcto funcionamiento del dispositivo.

Imágenes | Generadas con Gemini

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