Digi no debería tardar en estrenar nuevas tarifas: hay mejoras que lo piden a gritos, y además es tradición

Digi se ha convertido, por méritos propios, en el operador que marca el paso del mercado español. Mes tras mes, sus cifras de portabilidad rompen récords, consolidando una base de clientes que busca sencillez y precios ajustados. Sin embargo, el operador rumano nos tiene acostumbrados a un ritmo particular: dispersa pequeñas mejoras a lo largo del año, pero reserva sus golpes de efecto para momentos estratégicos. Y si miramos el calendario de los últimos cinco años, todo apunta a que la Navidad es esa fecha marcada en rojo para anunciar sus novedades más potentes.

A lo largo de 2025 hemos visto movimientos interesantes, como la bajada de precio en las tarifas de datos ilimitados o el aumento de velocidad para los afortunados que residen en zonas de "Fibra Smart" (la red propia de Digi). Pero el grueso de los usuarios empieza a notar cierto estancamiento en las ofertas generalistas para la ventaja que suele caracterizar al operador. Con la competencia moviendo ficha agresivamente en las últimas semanas, la pregunta no es si Digi va a reaccionar, sino cuándo y con qué intensidad lo hará para no perder su trono.

Cuando el alumno supera al maestro

Para entender por qué esperamos cambios inminentes en Digi, hay que mirar a sus rivales directos. El movimiento más revelador ha venido de la mano de Lowi. La marca "low cost" de Vodafone ha decidido que los 300 Mbps son cosa del pasado y ha establecido los 600 Mbps como su velocidad de fibra mínima de entrada. 

Esto no es un simple cambio numérico; es una declaración de intenciones que deja la tarifa base de Digi (300 Mbps en zona no Smart) en una posición de inferioridad técnica por primera vez en mucho tiempo. Además, Lowi ha rebajado de rebote los combinados de 1 Gbps y ofrece inyecciones masivas de gigas al contratar televisión, atacando varios frentes a la vez.

Por otro lado, tenemos el caso de O2, que ha protagonizado una situación insólita: atacar a Digi donde más le duele, el precio. La segunda marca de Telefónica ha estrenado una tarifa de solo fibra por 23 euros para más de 32 millones de hogares, un precio inferior a los 25 euros que cobra Digi por su fibra estándar fuera de la red Smart. Resulta extraño, e incluso paradójico, ver a una marca "premium" dentro del bajo coste como O2 arrebatándole la bandera de la fibra más barata al operador que hizo del "ahorro" su lema.

Este contexto crea un escenario de presión inédito. O2 no solo compite en precio, sino que ofrece alicientes técnicos que el usuario avanzado valora: incluye teléfono fijo con llamadas ilimitadas (algo que en Digi es un extra) y, muy importante, no utiliza CGNAT por defecto, lo que en Digi cuesta 1 euro al mes. Con estos datos sobre la mesa, la oferta estándar de Digi, que hasta hace poco era imbatible, empieza a mostrar costuras que necesitan un remiendo urgente.

El dilema de los gigas y la velocidad: ¿qué margen queda?

Si analizamos qué puede ofrecer Digi, nos encontramos con que el margen de maniobra se está estrechando. La guerra de los gigas parece haber tocado techo: cuando ya ofreces datos ilimitados a precios muy competitivos, añadir más gigas a las tarifas intermedias tiene un impacto relativo. La estrategia lógica, por tanto, apunta hacia la velocidad de la fibra y la convergencia. No sería descabellado esperar que Digi iguale la apuesta de Lowi y suba la velocidad mínima de sus 300 Mbps a 600 Mbps, manteniendo el precio. Es el clásico movimiento de "más por lo mismo" que fideliza al cliente sin tocar su factura.

Digi ha centrado sus esfuerzos en expandir su red propia (Smart), donde ofrece precios de derribo (500 Mbps por 10 euros). Pero para la inmensa mayoría de españoles que aún no tienen cobertura Smart, pagar 25 euros por 300 Mbps empieza a sonar caro comparado con los 23 euros de O2. Aquí es donde Digi necesita dar un golpe en la mesa: o baja ese precio para recuperar el liderazgo psicológico del "más barato", o mejora drásticamente las condiciones del servicio (que no es su estilo) para justificar esa diferencia.

También queda pendiente la asignatura de la televisión. O2 está potenciando mucho sus combinados con televisión y fútbol, ofreciendo una experiencia de usuario muy integrada. Digi dispone de servicio de televisión, pero a menudo se percibe como un añadido secundario y no como un motor de contratación. Una rebaja en los paquetes de TV o una mejora en la oferta de contenidos podría ser la llave para que aquellos usuarios que dudan entre la oferta completa de Lowi/O2 y la austeridad de Digi se decanten finalmente por los rumanos.

Un fin de año decisivo para 2026

La tradición nos dice que Digi no dejará pasar diciembre (o enero, a más tardar) sin novedades, y el mercado nos grita que las necesita. No se trata solo de mantener la inercia de las portabilidades, sino de enviar un mensaje de fortaleza antes de entrar en 2026. Los usuarios se han vuelto más exigentes y comparan cada euro y cada mega; la lealtad ya no se gana solo con ser simpático, sino con ser el más útil para el bolsillo.

Si Digi aplica su manual de estilo habitual, veremos una mejora automática de condiciones para clientes actuales y nuevos, sin letra pequeña ni subidas de precio encubiertas. La pelota está en su tejado, y con O2 y Lowi acechando, el operador rumano tiene la oportunidad perfecta para demostrar por qué sigue siendo el rival a batir en las telecomunicaciones españolas.

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