¿Citas de pago o algo más? La polémica app Ohlala da el salto internacional empezando por Estados Unidos

Siendo uno de los usos de los móviles que en la práctica probablemente no tardase mucho en surgir, las apps para conocer a gente nueva en general últimamente se han visto salpicadas por la polémica. Quizás sea porque las nuevas creaciones, en vías de desmarcarse de lo preexistente en esta concurrida categoría, van probando reclamos distintos, como la propuesta de la app Ohlala.

Una conocida voz francesa que describe la impresión que suele tenerse al conocerse en qué consiste su servicio. Se trata de nuevo de un recurso para tener citas, aunque en esta ocasión hablamos más bien de una transacción, dado que los encuentros tienen un precio acordado por los participantes.

La aplicación, creada por Pia Poppenreiter, empezó a funcionar de manera limitada sólo a algunas ciudades alemanas con la intención de que su alcance fuese progresivamente global. Hoy, tras unos cinco meses llega a los Estados Unidos, arrastrando un apelativo que se le dio en su salida: "el Uber para acompañantes", con cierta connotación nada favorable.

Salgamos, sí, pero a qué precio

Esta designación fue titular de uno de los muchos artículos que se escribieron a raíz del nacimiento de este servicio, concretamente de TechCrunch. La palabra usada fue escort, una expresión en inglés que hace referencia escoltas y a acompañantes de pago, pero también directamente a la prostitución.

Ante esto, Poppenreiter ha tenido que defender su producto de manera continua desde que fue lanzado. Desde un principio negó que Ohlala se tratase de un servicio de esta naturaleza y no tardó en aclararlo a la propia TechCrunch explicando el propósito original de la app.

Sea cual sea lo que dos personas quieran hacer, ya sea tener compañía durante una cena o acabar juntos en la cama, es un asunto privado que debe ser aclarado en el chat antes del encuentro. Es sencillo: nosotros emparejamos a las personas para las citas de pago de manera inmediata. De hecho resolvemos una carencia del mercado que otras apps de citas y servicios de acompañantes no solucionan: unimos expectativas.

Un chat que tiene lugar cuando las usuarias inician la conversación con el candidato que escojan. La app de hecho representa un catálogo de perfiles masculinos que especifican que tipo de cita querrían tener así como el rango de la tarifa a pagar. El perfil de las usuarias permanece oculto hasta que la conversación se inicia, entonces el usuario puede ver los detalles del mismo.

Las citas de pago son polémicas, pero rentables

Ohlala vio la luz en agosto de 2015, tras una pequeña ronda de financiación en junio de ese mismo año. El pasado miércoles la compañía anunció que se habían alcanzado los 1,7 millones de dólares en la última ronda, por lo que de momento los inversores confían en el producto.

Tras haber estado funcionando en Berlín, Frankfurt, Munich y Hamburgo sobrepasando los 25.000 encuentros de pago, hoy atraviesa la frontera estadounidense empezando con Nueva York y con intención de seguir la expansión. No sabemos si España figura en esos planes, pero lo que sí parece es que a su creadora le quede trabajo por hacer en cuanto a intentar eliminar la asociación del componente sexual implícito a su app.

Vía | Business Insider
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