Router como repetidor o router como punto de acceso: cuáles son las diferencias

El acceso a Internet se ha convertido ya en uno de los pilares de nuestro día a día, y el router que tenemos en casa, o uno que compremos a tal efecto, es el centro neurálgico de la conectividad de nuestra hogar. O de una oficina, dependiendo de dónde estemos. Y puede que mucha gente no sepa que un router puede ejercer diversas funciones.

Tal vez nos encontremos viviendo en una casa que tiene muchos recovecos, o una en la que la entrada de Internet de la calle no se encuentra centrada, complicándose así ofrecer cobertura en todos los rincones. Tal vez lo que queramos sea quitar peso al router del operador de turno para ceder el control a uno propio. Y para ello hay funciones de los routers como el modo repetidor o como convertirlos en puntos de acceso. Te contamos cuáles son las diferencias.

Usar un router como repetidor

Ésta es probablemente la opción más común de uso cuando disponemos de un segundo router en casa, o cuando compramos uno para ejercer esta función ex profeso. Esta función no es otra que la de convertir el segundo router en un impulsor de las ondas electromagnéticas del primero, de su señal. El router principal emite y el router secundario toma esa señal y la replica para así ampliar la zona cobertura.

Este tipo de uso es muy común en hogares muy amplios, hogares con zonas de interferencias centradas (cocinas, cuartos de baño) u hogares en los que el router principal no está colocado de forma centrada sino en un extremo de la vivienda. Con estas distribuciones en el hogar, que la señal llegue correctamente a todas las esquinas de la casa es complicado de ahí que se suelan usar routers intermedios a modo de repetidor.

Los repetidores se colocan a distancia del router original, se configuran para que 'lean' las ondas del primer router y las repliquen y el resultado es que caminamos por casa como si tuviésemos una única red WiFi que abarca toda la zona, aunque el router repetidor se encargue de tapar los agujeros negros causados por la escasez de potencia del router original.

En el caso de uso del router como repetidor, la red otorga prioridades de acceso de forma natural. Si un dispositivo está conectado al router principal y otro está conectado al secundario, el primero tendrá prioridad de paso y de uso del ancho de banda. Aunque con la amplitud de los canales de transmisión actuales esto suele tener muy poco efecto a la hora de navegar.

Usando el router como repetidor, éste nunca podrá replicar más señal de la que reciba.

Otro inconveniente de este modo de funcionamiento es que los milagros de velocidad no existen. Nos explicamos. Si el router repetidor está lejos del principal y recibe una señal débil, la comunicación entre ambos routers será lenta y dificultosa. Eso quiere decir que podemos conectarnos al router repetidor con el 100% de cobertura y, aún así, que la navegación sea lenta. La razón es que la transmisión de datos entre los dos routers lo es, sin más. Por ello es recomendable siempre usar un sistema PLC para conectar el router original al repetidor, así no dependeremos tanto de la potencia de la señal. Unimos por los cables de corriente de la casa y listo, a emitir.

Usar un router como punto de acceso

Este método de uso es distinto y, de hecho, sus diferencias empiezan ya por el método de conexión. Mientras que el router repetidor se conecta al original de forma inalámbrica (o como mucho a través de un PLC que recorra el cableado de nuestra casa), el punto de acceso ha de estar conectado al router principal a través de un cable de red directo. Da igual que este cable mida uno o siete metros. La conexión debe ser física y directa (descartamos el PLC al ser conexión indirecta).

Lo habitual es que los routers dispongan de al menos un puerto físico de conexión a máxima velocidad por lo que los puntos de acceso han de conectarse a este puerto y no a los otros. Cuando hacemos esto, concedemos el 100% de velocidad de conexión al segundo router (nuestro punto de acceso) para que él gestione otros dispositivos por su cuenta, concediendo paso, negándolo o estableciendo prioridades.

Con el punto de acceso también extendemos la cobertura de nuestro hogar u oficina, pero aquí ya no hay caídas de velocidad. Otra forma de usar el punto de acceso es modernizar nuestra red sin cambiar el router del operador. Imaginemos que el router de nuestro operador ofrece únicamente WiFi 5 y nosotros queremos WiFi 6E en nuestro hogar. Lo que hacemos en ese caso es conectar un nuevo router al primero y anular las conexiones WiFi del original. Así, a efectos prácticos, el nuevo y más moderno router se convierte en el principal de nuestra casa y el otro sólo ejerce como puente entre nuestros dispositivos e Internet.

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