Antes de comprar Vodafone España, Telefónica pondrá el foco en Alemania. Puede ser demoledor para los intereses de Zegona

La sustitución del CEO de Telefónica en Alemania no solo apunta a retomar la cooperación con 1&1, sino a una adquisición a largo plazo

plokiko

Editor Senior

El mapa de las telecomunicaciones en Europa está a punto de reescribirse, y el tablero de juego se mueve ahora en un lugar inesperado: Alemania. La noticia de que Telefónica está valorando la compra de la operadora 1&1 en el país germano no es solo un movimiento corporativo más; es una declaración de intenciones que pone a prueba la paciencia de los reguladores europeos y, de paso, podría tener consecuencias directas y demoledoras en la estrategia que el fondo Zegona, actual dueño de Vodafone España, tiene para nuestro mercado.

La clave de este interés no es otra que la consolidación. Las grandes telecos del Viejo Continente llevan tiempo pidiendo a Bruselas que les permita reducir la competencia, pasando de cuatro a tres grandes operadores en cada mercado. Argumentan que la alta inversión en nuevas redes, como el 5G y la fibra, requiere un mayor tamaño para ser rentable. Es en este contexto donde se inscribe el posible movimiento de Telefónica en Alemania, un mercado que, junto a España, Reino Unido y Brasil, es considerado uno de sus cuatro ejes estratégicos de crecimiento.

El 'affaire' alemán: un movimiento estratégico con sabor a revancha

El mercado alemán está dominado por la histórica Deutsche Telekom, seguida por Vodafone y Telefónica (O2). 1&1, el cuarto gran actor, se ha convertido en una pieza de caza mayor. La supuesta negociación actual no solo busca una cooperación, sino una adquisición a largo plazo.

Lo curioso es que detrás de esta operación hay una historia de desencuentros. 1&1, con más de 12 millones de clientes, rompió en 2023 un acuerdo de red mayorista histórico con Telefónica Alemania (O2) para pasarse a Vodafone. ¿La razón? El operador británico ofreció unos precios mucho más competitivos por el uso de su red, causando un importante desajuste en las cuentas de la filial española. 

Adquirir 1&1 no solo fortalecería a Telefónica en un mercado clave, sino que recuperaría una cartera de clientes muy jugosa y revertiría un revés comercial reciente. Este contexto explica también la reciente destitución del CEO de Telefónica O2 en Alemania, un movimiento que los analistas interpretan como un guiño para facilitar las conversaciones con Ralph Dommermuth, fundador de 1&1, cuyas relaciones personales con el anterior directivo no eran las mejores.

Lo que hace que la operación alemana sea tan relevante es su efecto colateral en España. Desde hace meses, se ha especulado con la posibilidad de que Telefónica compre Vodafone España, actualmente en manos del fondo de inversión Zegona. Si la fusión en Alemania saliera adelante, sería una buena noticia en el sentido de que los reguladores europeos podrían estar suavizando su postura sobre las fusiones de cuatro a tres operadores, un alivio para la industria en general.

Sin embargo, para Zegona, podría ser una noticia demoledora. Una operación en Alemania se estima que podría costar entre 9.000 y 15.000 millones de euros, lo que obligaría a Telefónica a hacer un desembolso financiero gigantesco o a ampliar capital y reducir su dividendo, algo que podría desvelarse en parte, en su próximo plan estratégico del 4 de noviembre. 

En la práctica, un gran gasto en Alemania reduce drásticamente el músculo financiero de Telefónica para afrontar, de inmediato, otra gran adquisición como Vodafone España, cuyo precio ronda los 4.000 a 6.000 millones (aunque Zegona aspiraría a 10.000 millones). Si Telefónica se sale del juego, Vodafone perdería la que se consideraba la opción de compra más probable y con mayores sinergias industriales, reduciendo el "valor especulativo" que rodea actualmente al activo de Zegona.

El reto de Competencia

El elefante en la habitación sigue siendo Bruselas. Este posible movimiento en Alemania, junto al intento de compra en Francia (donde Orange, Bouygues y Free-iliad quieren comprar SFR), pone a prueba el límite de la flexibilidad de la Unión Europea. Hasta la fecha, los organismos de competencia se han mostrado muy reacios a reducir el número de operadores con red, temiendo que esta reducción de competencia se traduzca en una subida de precios o una peor oferta para el consumidor final.

Si finalmente se dan las aprobaciones, podríamos ver un efecto dominó que replique la consolidación en otros países. En el caso de España, si Telefónica se retirara de la puja por Vodafone, el panorama podría abrirse a otros actores. 

El guion pasaría por una "troceada" de los activos de Vodafone, en la que su negocio de empresas, sus clientes y sus redes móviles se repartirían entre MasOrange y quizás Digi, el operador que más crece en la actualidad. Sea cual sea el desenlace, la operación alemana de Telefónica no es un capítulo cerrado: es el prólogo de una ola de fusiones que podría cambiar, para siempre, el paisaje de la conectividad en Europa.

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