Manuel Naranjo
EditorHay días en los que el móvil Samsung parece tener vida propia. Lo cargas por la mañana, lo usas lo poco; apenas mirar mensajes, alguna foto, cuatro notificaciones… y, cuando acuerdas, la batería está en las últimas.
No has jugado, no has visto series y, aun así, el porcentaje se ha ido desinflando poco a poco. La sensación es que el teléfono está gastando por su cuenta, aunque tú no estés haciendo nada especial con él.
Detrás de ese desgaste silencioso no suele haber una gran aplicación “tragona” ni un fallo concreto, sino una función del propio sistema que viene activada de serie y que trabaja en segundo plano sin que nadie se lo haya pedido.
El escaneo silencioso que nunca descansa
Los móviles Galaxy están pensados para estar siempre listos: conectarse rápido al WiFi, detectar auriculares al momento, encontrar un reloj o un SmartTag sin tener que hacer nada. Para lograrlo, el sistema se pasa el día escaneando el entorno en busca de redes WiFi y dispositivos Bluetooth cercanos.
Lo curioso es que este escaneo sigue ahí incluso cuando tú crees haber apagado el WiFi o el Bluetooth desde el panel rápido. Aunque veas los iconos en gris, el teléfono sigue haciendo pequeñas comprobaciones cada cierto tiempo.
El chip de WiFi se activa, mira qué redes hay alrededor, toma nota y vuelve a descansar. El módulo Bluetooth hace lo mismo con dispositivos cercanos. Cada una de esas micro-tareas apenas consume, pero al cabo de horas terminan sumando.
Ese es el motivo por el que notas que la batería baja aunque el móvil haya pasado buena parte del día en el bolsillo o encima de la mesa sin apenas tocarlo.
Por qué afecta tanto en el día a día
La parte tramposa de este consumo es que no tiene una cara clara. Si entras en los ajustes de batería, no verás una aplicación que se esté comiendo el porcentaje de forma descarada. Aparece repartido en “Sistema”, “Servicios de Google” o similares. Es uno de esos gastos que no puedes culpar directamente a nadie, pero que se dejan notar.
En los Samsung se suma otro detalle: la cantidad de servicios que se apoyan en esa localización avanzada. Desde los avisos de rutinas con Bixby, pasando por SmartThings, hasta la sincronización con wearables Galaxy Watch o Buds. Todo lo que “parece mágico” cuando funciona sin que hagas nada está respaldado por este escaneo constante del entorno.
Cómo verlo y qué puedes ajustar en tu Galaxy
Si entras en los ajustes de Ubicación de tu móvil Samsung y te vas a las opciones avanzadas, verás apartados relacionados con el escaneo de WiFi y el escaneo de Bluetooth. Suelen venir activados de fábrica, porque para Samsung es la forma de asegurarse de que todo el ecosistema funcione sin fricciones.
También merece la pena echar un vistazo a los permisos de localización de las aplicaciones. Muchas se quedan con acceso “siempre” simplemente porque lo aceptamos al instalarlas sin darle demasiadas vueltas.
La solución no pasa por apagarlo todo y convertir el móvil en algo casi tonto. Al final, una de las ventajas de un Galaxy es precisamente que se entiende bien con el resto de tus dispositivos y servicios. Lo que sí tiene sentido es ajustar un poco el nivel de ansiedad tecnológica.
En días en los que sabes que no vas a usar relojes, etiquetas, coche conectado ni nada similar, puedes desactivar el escaneo de WiFi y Bluetooth desde las opciones de ubicación avanzadas. Y, como hábito, es buena idea revisar qué apps necesitan realmente saber dónde estás en todo momento. Muchas pueden funcionar perfectamente con permiso “solo mientras se usa la aplicación”.
Pequeños cambios como estos no van a duplicar la batería de la noche a la mañana, pero sí pueden darte ese margen extra que marca la diferencia entre llegar a la noche con un hilo de porcentaje o con algo más de tranquilidad. Y, sobre todo, te permiten tener la sensación de que decides tú qué hace el móvil en segundo plano, en lugar de que el móvil decida por ti.
Imágenes | Dall-E con edición
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