Por suerte para la competencia y nuestros bolsillos, Digi no está oficialmente en venta
Si damos credibilidad a los rumores, la salida a Bolsa es la mejor opción para Digi
La postura oficial de Digi, a 8 de julio de 2025, sigue siendo que "no está en venta". En cambio, hace meses que los rumores apuntan a un cambio de estrategia en la cuarta operadora española, y su futuro estará muy vinculado a lo que haga Telefónica.
Si Telefónica, interesada en liderar la consolidación, encontrara el modo de integrar a Vodafone España, Digi podría verse beneficiado por unos supuestos remedies. En cambio, si se frustra una operación con Vodafone, Telefónica podría poner el ojo en Digi. Y eso sí que lo cambiaría todo.
Este dilema estratégico no es meramente teórico; tiene implicaciones directas para los consumidores y el futuro del mercado. Si Telefónica logra absorber a Digi, se consolidaría una estructura de mercado con precios probablemente más estables, poniendo fin a la disrupción del ultra low-cost. Por el contrario, si Digi mantiene su independencia, la presión a la baja en las tarifas se prolongará, forzando a todos los operadores a revisar sus modelos de negocio.
La relevancia es inmediata: el futuro de los precios y la calidad del servicio en el país pende de la encrucijada de financiación que afronta Digi y del apetito de Telefónica por un socio industrialmente más compatible que sus rivales históricos.
La superioridad estratégica de Digi sobre Vodafone para Telefónica
A pesar de que Vodafone España lleva tiempo en el mercado como un objetivo claro, el atractivo industrial y financiero de Digi para Telefónica es significativamente mayor. La dirección de Telefónica, que busca ser protagonista en el nuevo ciclo de consolidación europea, prioriza aquellos mercados locales que ofrezcan el mayor potencial de sinergias y el mejor encaje operativo.
Lo curioso es que Digi cumple mejor estos criterios. El operador rumano ofrece un mayor potencial de sinergias y un menor riesgo de duplicidades de red en comparación con una fusión con Vodafone. De hecho, Digi ya utiliza la red móvil de Telefónica y comparte despliegue 5G mediante la fórmula de RAN sharing, lo que implica que la integración operativa sería inusualmente sencilla y eficiente, eliminando la actual situación de costes altos para Digi derivados del alquiler de redes.
La venta de Digi a Telefónica podría alcanzar una valoración de unos 3.800 millones de euros (tal y como informa elEconomista), incluyendo la capacidad del comprador para inyectar 1.800 millones de euros destinados a refinanciar la deuda, ofreciendo una solución financiera total e inmediata para el problema de caja de Digi.
Más allá de lo técnico, esta adquisición permitiría a Telefónica segmentar su oferta con una claridad impecable: Movistar para el segmento premium, O2 para el medio y Digi como la marca low-cost. Esta estrategia no solo absorbe la principal fuente de disrupción en el mercado, estabilizando la guerra de precios, sino que también elimina la presión bursátil de Digi al convertirla en una filial, permitiéndole centrarse en el crecimiento de volumen y clientes sin el apremio trimestral de los inversores. Digi, además, aportaría a Telefónica operaciones en Portugal, Bélgica, Italia y Rumanía, extendiendo la huella europea del grupo a siete países.
El obstáculo crítico de Bruselas: regulación como barrera
Sin embargo, el escenario de una venta directa de Digi a Telefónica, siendo el más atractivo industrialmente, se enfrenta a una barrera regulatoria formidable en la Comisión Europea. La clave es la cuota de mercado resultante: una fusión Telefónica + Digi implicaría más del 36% de cuota móvil y el 43% de banda ancha fija en España.
El contexto histórico es desfavorable. Bruselas ya favoreció explícitamente la independencia de Digi al aprobar la fusión Orange–MásMóvil, argumentando que su presencia como cuarto operador era vital para mantener la competencia.
Permitir su absorción ahora sería visto como una contradicción. Por lo tanto, una hipotética compra desencadenaría la exigencia de concesiones severas por parte de la Comisión Europea, que podrían incluir la venta de espectro, la obligación de acceso abierto a redes, desinversiones o compromisos geográficos que desvirtuarían el encaje estratégico. En comparación, la alternativa de la Salida a Bolsa presenta un riesgo regulatorio bajo, lo que la convierte en una vía mucho más directa para la obtención de capital.
La estrategia de independencia de Digi: IPO como ‘Compromiso’
A pesar de las ventajas innegables de una venta, Digi ha reiterado su decisión de no venderse ni fusionarse, abogando por un crecimiento orgánico y autonomía operativa. Su objetivo estratégico es mantener el control total del negocio y consolidar su papel a largo plazo. Para financiar esta visión, Digi estaría evaluando una salida a bolsa (IPO) planeada para 2026 según informó Expansión, con el asesoramiento de bancos de inversión como Barclays, Santander, UBS y Rothschild.
Esta IPO no es solo un plan de financiación; es la fórmula de "compromiso" para equilibrar la necesidad de capital con el deseo de control. La estructura buscaría combinar una OPV (Venta de acciones) con una OPS (Suscripción), poniendo entre el 25% y 30% del capital en el mercado, pero manteniendo la mayoría bajo Digi Rumanía, que ya está controlada en un 60% por Zoltán Teszári (RCS Management). La valoración estimada del operador español es de 2.500 millones de euros (incluyendo deuda), buscando financiación sin aumentar su ya considerable deuda (actualmente superior a 250 millones de euros en su filial española).
El riesgo inherente a esta estrategia reside en la tensión financiera. Digi, aunque crece en ingresos (+19% en el primer semestre de 2025), tiene un EBITDA estancado en 82 millones y una deuda total que asciende a 1.517 millones de euros. Su modelo de precios bajos (ARPU en torno a 9 euros) exige inyecciones continuas de capital para financiar el despliegue ambicioso de fibra hasta 20 millones de hogares y 10.000 antenas móviles propias, complicando la rentabilidad. La salida a bolsa, por un lado, proporciona acceso al capital, pero por otro, genera presión por rentabilidad a corto plazo, lo que podría limitar su política de precios bajos y la independencia que tanto busca.
Digi, entre la autonomía y la solvencia
Digi se encuentra en una decisión estratégica clave que definirá el futuro de la competencia en España. La salida a bolsa es la vía más realista e inmediata para financiar su crecimiento orgánico y mantener la independencia operativa, que es su objetivo primario, sorteando las trabas regulatorias.
En cambio, la venta a Telefónica sería la solución más rentable y definitiva para resolver sus tensiones financieras y sostener su modelo de crecimiento low-cost a largo plazo, pero enfrenta barreras regulatorias formidables que podrían impedirla. Por eso, y a pesar de su superioridad estratégica para el comprador, el destino más probable de Digi en el corto plazo es la bolsa. La venta a Telefónica no es su primera opción, sino su "plan B" si las condiciones del mercado de capitales empeoran o la necesidad de liquidez supera la voluntad de autonomía. El sector espera: si la IPO de Digi no es un éxito rotundo, la oportunidad para Telefónica de consolidar el mercado con su socio industrial más compatible se presentará de nuevo.
¿Pero qué precio tendrá para el consumidor español este equilibrio entre autonomía y solvencia en el mercado de telecomunicaciones?
En Xataka Móvil | Antes de comprar Vodafone España, Telefónica pondrá el foco en Alemania. Puede ser demoledor para los intereses de Zegona.
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