La guerra contra las "chuletas" se vuelve tecnológica: en una universidad de Valencia usarán cámaras térmicas

La Universidad CEU Cardenal Herrera se ha hecho este curso con dispositivos cuyo objetivo es localizar teléfonos móviles de manera sencilla

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Juan Lorente

Editor

Lo de copiar en exámenes se lleva haciendo toda la vida, aunque la tecnología lo pone bastante más fácil. De hecho, hay incluso quienes la utilizan para conocer las preguntas antes del examen. La realidad es que los centros y las universidades ponen muchos recursos y trabajo para tratar de impedir lo máximo posible estas técnicas. Los profesores están más involucrados que nunca y se utilizan diversas tecnologías como inhibidores. Uno de los mejores ejemplos de esto lo tenemos en Valencia.

Como explica Cope, la Universidad CEU Cardenal Herrera es uno de los centros que más recursos está invirtiendo en impedir que sus alumnos hagan trampas en los exámenes. La tecnología para copiar ha evolucionado tanto que hace necesario que la contraparte también lo haga. Este centro así lo ha hecho, llevando a sus exámenes incluso cámaras térmicas.

Profesorado vs. tecnología para hacer trampas

Las chuletas en papel, aunque útiles, han quedado muy anticuadas. Los que buscan hacer trampas en exámenes pueden buscar muchas formas diferentes de copiar, ya sea con su teléfono móvil o con un pinganillo en el oído para que le chiven las respuestas, todo sin necesidad de un desembolso económico desproporcionado. Esta situación es lo que quiere combatir esta universidad valenciana, con una decisión que, de hecho, poco tiene de improvisada.

El equipo rectoral de la universidad ha contado con asesoramiento muy variado para prepararse lo mejor posible ante este problema, contando con el consejo tanto de la Guardia Civil como de la Policía Nacional e incluso del Colegio Oficial de Detectives Privados de la Comunidad Valenciana. Todo para ir adquiriendo dispositivos de contraespionaje con un objetivo claro: detectar señales de teléfonos móviles.

De entre todos los dispositivos adquiridos por la universidad, hay uno que llama especialmente la atención. Esta entidad se ha hecho con cámaras termográficas, capaces de registrar cualquier fuente de calor. Si se apunta con una de ellas a una persona, es posible identificar fácilmente un teléfono móvil si aparece un rectángulo más frío que el resto del cuerpo. Estas cámaras unidas a escáneres de ondas electromagnéticas y detectores acústicos forman un set de herramientas anticopia muy potente.

Toda esta tecnología no tiene sentido sin el papel humano. Registrar posibles intentos de trampas en los exámenes también necesita de la atención del profesorado, que con esta tecnología lo va a tener más fácil. Aunque, como siempre, su experiencia y su ojo también son útiles para ello: un comportamiento anómalo de un alumno también sirve para poder identificar posibles trampas.

Poner en marcha todo esto ha cogido a los alumnos por sorpresa, aunque la universidad explica que el mensaje ha calado. De esta forma, también evitan que dispositivos puedan interrumpir el correcto desarrollo de las pruebas, que ya ponen suficiente presión de por sí encima de los estudiantes. Lo que está claro es que en esta universidad merece mucho más la pena invertir tiempo en estudiar que en pensar cómo hacer trampa.

Portada | Universidad Pablo de Olavide en Flickr

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