La historia del smartphone narrada por sus hitos: del salto a la pantalla táctil a tener todos los gadgets en uno

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La evolución del smartphone como dispositivo ha sido alucinante. Resume los caminos típicos de cualquier producto tecnológico pero acelerado a cámara rápida. Como nuestra evolución vista desde el tazón de Lisa.

Usemos como ejemplo los 150 años de la automoción frente a los 30 de la telefonía móvil: pocos gadgets han tenido tanto recorrido en tan pocos años, ni han logrado mantenerse a la vanguardia tecnológica durante más de una década. Con el lanzamiento del AXON M y su innovadora doble pantalla se abre un nuevo capítulo en la historia de la telefonía móvil, una enmarcada en la evolución de los smartphones plegables. Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

No es fácil trazar una línea definida. No sólo el sector de las telecomunicaciones ha sido arrastrando por el vendaval de la telefonía más smart, muchos sectores industriales han vivido una evolución que puede rastrearse incluso en sus hermanos mayores: los ordenadores portátiles. Evolución vivida desde dentro hacia afuera, hacia la pantalla.

Y con relaciones de cuerpo-pantalla bordeando el 90%, comiéndose a dentelladas hasta el bisel, el crecimiento tendría que venir por otro lado. Durante un tiempo se experimentó con los teléfonos modulares, incluso con capacidad de doblarse. Aunque a la vez teníamos delante la fórmula perfecta: el libro, dos hojas unidas por una bisagra. Pero demos un par de pasos atrás para entender cómo hemos llegado hasta aquí.

Las raíces: radio y poco más

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Para relatar esta pequeña historia deberíamos remontarnos a 1938, a los SCR-194 y el 195, radios AM portátiles metidos dentro de mochilas para facultar las comunicaciones en pleno frente de guerra. Los laboratorios Signal Corps habían desarrollado el primer walkie talkie, una caja verde de casi 12 kilogramos de peso.

Los laboratorios Signal Corps habían desarrollado el primer walkie talkie, una caja verde de casi 12 kilogramos de peso

Podríamos decir que ya tendríamos radio portátil. Ok. Ahora pongamos el punto de vista en la compañía Bell System —por supuesto, debe su nombre a Graham Bell, quien el 10 de marzo de 1876 realizó su histórica llamada telefónica—. Esta empresa inventó un Sistema de Teléfono Móvil (MTS). Un servicio móvil con sólo tres canales y 36 kg de peso.

Y una tecnología que evolucionó hasta el popular DynaTAC de Martin Cooper. En 1973 se posibilitó el teléfono móvil moderno. Aún no era demasiado inteligente y, con apenas una hora de autonomía en conversación, tampoco era lo suficientemente ligero y cómodo para llamarse “portátil”.

El tronco: telefonía y algo más

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Los avances se fueron sucediendo a ritmo calmado. 10 años después del DynaTAC apareció el hijo de éste, en blanco nuclear, pesando 1 kg y costando 4.000 dólares de los de entonces. Aún estábamos ante sistemas rudimentarios. Necesitábamos nuevos estándares, nuevos protocolos. EE.UU espoleó el sistema D-AMPS y cdmaOne, Japón hizo lo propio con Personal Digital Cellular, y Europa por GSM.

No fue hasta las navidades de 1995 cuando la compañía de Cooper presenta su StarTAC, con la capacidad de enviar SMS, diseño tipo concha de almeja y pantalla LED-LCD. 1997 marca el punto de inflexión definitivo. Philippe Kahn realiza la primera foto con un invento casero que suma móvil y cámara. Y DoCoMo, una operadora japonesa, introduce los emojis entre el vocabulario natural de sus Pocket Bell.

Si nos ponemos puristas, la cámara en el móvil no llegaría hasta que el modelo VP-210. Un diminuto juguete de 0,11 megapíxeles. Pero a esa radio y teléfono debemos sumar dos gadgets: la cámara propiamente dicha y el Fax. Y reloj despertador. Y agenda de contactos. Esto ya va pareciendo más inteligente, ¿verdad?

Las ramas: cámara, 4G, pantalla táctil y mucho más

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Los siguientes años fueron tiempos de experimentación. Teléfonos con rieles, con pantallas giratorias, con unslider para ocultar el teclado bajo la pantalla. 2005 puso encima de la mesa que aquella moda era algo más, una intentona por congeniar usabilidad con músculo tecnológico. Pero las opciones eran las que eran y todavía quedaba bastante terreno por conquistar.

Se acabaron las medias tintas: si 1997 marcó un punto de no retorno, 2007 haría lo ídem desde la perspectiva más smart. Nace el teléfono con pantalla táctil, adoptando tecnología 3G (que ya existía desde 2001) y que empoderaba el estilo, lo estético, sobre lo estrictamente funcional.

Los fabricantes le decían adiós a las botoneras y saludaban el display táctil, pero este sólo sería el comienzo de algo mucho mayor.

Los fabricantes le decían adiós a las botoneras y saludaban el display táctil, pero este sólo sería el comienzo de algo mucho mayor.

Una diáspora de modelos con pantallas capacitivas (una evolución de las resistivas) asumiendo que ahora la guerra se vertebra en torno a dos máximas: escala y precio. Es decir, surge una competitiva gama media que hereda de la gama alta algunas de las mejores características mientras los fabricantes buscan pantallas cada vez mayores, de 4 a 5 pulgadas y de 5,3 a 5,7.

ZTE

Justo un año después, en 2008, aparecen los primeros teléfonos con Android. Los fabricantes de cámaras empiezan a coquetear con la industria móvil y nos encontramos con los 12 megapíxeles del M8910 Pixon12, o los 16MP de Nokia M8. Una ambición que promulgará la doble cámara durante el transcurso del verano de 2011.

Las pantallas tampoco se quedan atrás: ZTE presenta su nuevo Blade, con pantalla táctil capacitiva AMOLED y 256.000 colores.

En fin, el mercado crece horizontalmente mientras el 4G se convierte en un estándar popular y el MMS queda recluido a la publicidad, porque nosotros ya estamos dándolo todo en las redes sociales.

¿Cuál era el siguiente paso? El que decidiese cada fabricante. Pero los datos estaban marcando una pauta difícil de ignorar: un millennial dedica 133 minutos de su vida a hacerse fotos, a mirarse, a autorreferenciarse. Las pantallas eran ahora el núcleo de la experiencia. Sí, tenemos radio y calculadora universitaria, brújula, escáner, termómetro, medidor de pasos y toda esa sensórica poderosa, pero la pantalla sigue siendo la ventana a una nueva realidad.

El doble de pantallas, el doble de posibilidades

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Si algo hemos aprendido a lo largo de esta carrera tecnológica es que las barreras se han diluido, se han derruido los muros que definen las distintas familias. ¿Qué es un convertible 2 en 1, un portátil o una tablet con teclado extendido? La disyuntiva se traslada ahora al smartphone: un teléfono con dos pantallas, ¿sigue siendo un teléfono?

Quizá este tipo de taxonomías no tienen sentido en el futuro que plantean modelos como el AXON M de ZTE. Este modelo le da la vuelta al clásico doble escritorio que, hasta ahora, lográbamos arrastrando y fijando a una mitad u otra de la pantalla.

El AXON M empuja estas posibilidades: ahora podemos usar dos apps de forma simultánea, en ambos sentidos. Ver Netflix mientras pedimos un Uber y revisamos su ruta de llegada; encargar unas pizzas al Domino’s mientras chateamos desde Telegram, peleándonos por los ingredientes; mantener una videoconferencia sin necesidad de cerrar para buscar un dato, un archivo entre nuestros excels o pasar el teléfono de algún cliente.

Compartir a dos manos y cuatro ojos

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Esta filosofía dual se extiende al modo tableta, según la propia denominación de ZTE. Y este es, podemos estar seguros, un empujón a la experiencia que antes quedaba recluida a convertibles en algo que podemos guardar en nuestro bolsillo.

Explicado en pocas palabras, significa que modelos aúnan y logran las dos pantallas y lograr 6,75 pulgadas a resolución Full HD. Más espacio para ver Netflix, para ver el mapa de PlayerUnknown’s Battlegrounds ahora que está a punto de desembarcar en teléfonos móviles, o simplemente para leer un PDF que acaba de llegar a nuestro correo.

Y si estas dos modalidades no convencen al usuario exigente, también existe la posibilidad de usar el modo Espejo, que permite reproducir el mismo contenido en ambas pantallas.

Tal vez parezca un añadido baladí. Hasta que compruebas lo práctico que resulta en el día a día: plantas el AXON M en mitad de la mesa mientras comes y, a uno y otro lado, puedes estar viendo con tu pareja el mismo capítulo de tu serie favorita, sin problemas de visualización o ángulos de visión limitados.

Una versatilidad muy amplia que no sacrifica potencia por ningún lado: no hay que olvidar que éste es un smartphone con procesador Quad-Core Qualcomm Snapdragon 821 integrado con Qualcomm ARMv8 a 2.15 GHz, 4GB de RAM y 64GB de memoria interna ampliables a 256GB, cámara de 20 MP y sonido Dolby Atmos. Vamos, que mientras uno edita fotos otro puede ojear vídeos a 4K sin resentirse en ninguna de las dos. Un paso adelante en nuestro ecosistema social.

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