Puedes ser early adopter y gastarte 1.000€ en tu móvil… o early majority y llevarte lo mismo por menos

Puedes ser early adopter y gastarte 1.000€ en tu móvil… o early majority y llevarte lo mismo por menos
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Digamos que sigues al día la actualidad, tienes constancia de los nuevos lanzamientos y estás al tanto de esos productos que te gustaría comprar cuando bajen un poco de precio. Están en tu radar, pero aún no han entrado en tu casa. Nada extraño, estás aquí leyendo XatakaMóvil, y estás en el 68% de los consumidores.

Porque sí, existen un montón de tipologías de clientes. Desde aquel que siempre tiene la novedad y recibe miradas de oprobio que desvelan un “pero a dónde vas con ese trasto, si no lo aprovechas”, hasta el clásico vecino con móvil tipo concha de 2005 que sentencia “el smart soy yo, el móvil es para llamar”.

Y, en mitad de ambas posturas, la mayor parte de nosotros, quienes agradecemos con toda lógica la IA en nuestro smartphone, pero no queremos pagar una fortuna por ello. Veamos qué es un early adopter, un early majority y cuál de ellos eres si, por ejemplo, decides estrenar móvil de 2018 en 2019.

Distintas tipologías de usuario, distintas filosofías de uso

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¿Qué es un early adopter? Aquel tipo de consumidor que, bien por trabajo, oficio o simple placer, está realmente interesado en conocer y adquirir un producto recién publicado. Y lo hará, como acto de fe, antes que los demás. Xataka comenzó así, como el blog de dos devotos tecnológicos que necesitaban conocer y analizar las nuevas propuestas de cada marca.

¿Y un early majority? La cabeza de pelotón, una “mayoría temprana”, en torno al 34% de la población que adopta y adquiere un producto tras verlo en funcionamiento en manos de esos primerizos.

Si segmentamos el ciclo de adquisición de un producto, comúnmente denominado “índice de difusión” o árbol de adquisición, podemos determinar cinco grandes grupos: innovators/precursors (2,5%), early adopters (13,5%), early majority (34%), late majority (34%) y laggards/latecomers (16%), o los rezagados que compran barato y con esa ligera sensación de desfase tecnológico.

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¿Qué diferencias encontramos en, por ejemplo, los dos grupos más radicales del espectro? Los primeros sufren con mayor frecuencia esas primeras tiradas con ciertos desperfectos de fabricación, quienes pagan un extra por la versión más flamante de cualquier nuevo smartphone. Los últimos se ahorrarán un buen dinero, pero a costa de encontrarse con tasas de rendimiento inferiores a las deseadas, con devoluciones frecuentes y, al estar ante productos de menor liquidez comercial, con una edición presumiblemente abaratada —bien en costes de producción o diseño— de la edición “vanilla”.

La experiencia nos sugiere, por tanto, que los dos grupos centrales son los más cautos y esa mayoría que disfruta de una buena relación entre servicio y precio del producto. Lo que suele denominarse MVP o “mínimo producto viable”. Dicho de otro modo, el momento donde el estado de desarrollo se considera maduro. Con una salvedad: el primer grupo goza de la adopción temprana ante “lo nuevo”, una especie de vanguardia sin el riesgo adquirido pero sin apostar por una espera consciente.

Al fin y al cabo, todos disfrutamos de estrenar algo innovador y distinto. Un equilibrio entre prudencia y usabilidad, sin correr hacia lo novísimo por el simple hecho de existir.

Una larga cadena de innovaciones

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¿Cuál fue el primer smartphone con sensor de huellas? No, no fue el iPhone 5S. Ese es otro de los grandes errores comunes: el propio smartphone ya era una versión mejorada de las innovaciones y riesgos ajenos. El debutante fue un Toshiba G500 que, allá por 2007, fue anunciado en ferias pero ni siquiera llegó a comercializarse. Para el primer modelo comercial tuvimos que esperar hasta el verano de 2011, hasta el Motorola Atrix 4G.

Ocho años después de aquel CES se presentó el primer smartphone con sensor óptico en pantalla y tampoco corría a cargo de una major, sino de Vivo, uno de esos fabricantes como Oppo que convierten la oferta de novedades en una especie de liza privada.

En cambio, si hacemos caso a los informes de venta, los teléfonos más vendidos en 2017 fueron los Samsung Galaxy J7 y J3. Teléfonos sencillos que adoptaron el sensor dactilar de sus hermanos mayores cuando la tecnología era común y mucho más barata de implementar. Un año después, y haciendo caso a este informe de Counterpoint’s Market Pulse, la serie S9 de Samsung se coronaba como líder en la gama alta junto al, de nuevo, Galaxy J7 y Huawei P20 Lite —el vencedor silencioso—.

¿Dónde está, entonces, el iPhone XS o el Pixel 3? En la franja habitual de los innovators, en el punto de mira de compradores que, aun asumiendo que no se enfrentan a grandes innovaciones, desean descubrirlas. Los early majority’s abrazarán estos cambios cuando precio y novedad caminen de la mano. Según el libro Responsable Marketing, esto será en un plazo no superior a 6 meses. Un periodo que no supone un gran disturbio en nuestra vida tecnológica pero que puede determinar cambios importantes en los habituales y acelerados ciclos de presentación de nuevos teléfonos.

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¿Y, por qué, aún así, se siguen comprando? Es una atracción en la que están implicados muchos vectores y, en gran medida, la psicología del marketing: según el libro ‘Influencia’, del Dr. Robert B. Cialdini, “convertir” a un consumidor común en early adopter requiere medidas de persuasión como el Principio de Escasez: que ese producto lo tendrás tú no solo antes que nadie, sino que estará solo en tus manos durante un buen periodo.

Una ventaja competitiva convertida en boutade en pleno 2019, cuando los mercados internacionales facilitan la adquisición de cualquier terminal chino o coreano de forma simultánea con el lanzamiento local.

Una deformación que ya vivimos frente al aumento progresivo de pantalla —de 4 a 4,5 pulgadas y, de ahí, hasta las 5,9 o 6,2’’— y posteriormente la disminución de biseles hasta los mínimos posibles, con muescas “notch” para las notificaciones y la cámara frontal. Las cuales, por cierto, ya han sido sustituidas por las perforaciones en pantalla en pos de ese ideal: la pantalla total.

Encontrando el equilibrio

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Si lo trasladamos al terreno práctico, la pregunta podría ser, ¿sería inteligente comprar un Huawei P20 PRO cuando ya ha salido el P30? .

La escala ascendente de precios, la relación de novedades ante esos cambios de valor, las propias novedades que ya ofrecía el P20 como heredero de esta familia —reconocimiento facial (mediante su Neural-Network Processing Unit), resistencia al agua y al polvo IP67, panel OLED Fullview, triple cámara brutal— y saber que seguimos estando en lo alto de la tabla. Es decir, rendimiento de gama alta en pleno 2019.

Y, bueno, adquirir un P20 PRO ahora es tan fácil como llevárselo por 9 euros al mes con una tarifa de 30 gigas de datos, gracias a la actual oferta de Yoigo.

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¿Recuerdas cuál fue el primer smartphone que compraste con doble cámara? Hagamos memoria. En 2011 en 3D bullía en el debate tecnológico. Televisores y consolas sacaban músculo con estas siglas punteras. HTC Evo 3D y LG Optimus 3D presentaron sus ofertas para dotar de efecto profundidad a las fotos.

Su éxito fue mínimo y su precio desorbitado para el canon de 2011: 449€. Unos 500€ revisando la tasa de inflación. Porque, recordemos, no fue hasta hace poco más de un año cuando superamos la barrera psicológica de pagar 1.000 euros por un teléfono móvil. Para resumir el debate: el primer smartphone que sacó las dos cámaras traseras de su trinchera “early” fue un tal iPhone7+, hace apenas cuatro años.

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Un dato que arroja, de nuevo, cierta perspectiva sobre cómo podemos aprovechar mejor nuestro dinero: cuando aprovechamos ese equilibrio entre tecnología innovadora y asentada. Así que, volviendo al interrogante, puedes ser early adopter y gastarte 899€ en un Huawei P20 PRO recién presentado o seguir los preceptos de un early majority y llevarte el mismo por 4 euros al mes en 24 plazos. Apenas 96€ que suben a un máximo de 129€ una comisión de aplazamiento de 16,88€. Nada mal, estando en pleno 2019.

Si buscas más variedad, puedes encontrarla en la familia Apple: están a punto de agotarse así que no hay mucho margen para dudas, pero al menos puedes elegir entre una miríada de modelos, desde el colosal XS Max de 64GB por 31 €/mes en 24 plazos y tres colores para elegir, hasta el feroz iPad Air de 64GB, el complemento perfecto para esa comunión diaria entre trabajo y ocio —con la posibilidad de adquirirlo en cuatro distintas tarifas—.

Y si no quieres morder la manzana siempre puedes echar un ojo al Huawei P SMART, completamente gratis con cualquier contrato, un híbrido entre la gama de entrada y la media, 5,7’’ FullHD con 3GB de RAM y doble cámara frontal para el selfie perfecto.

O, si puedes sumar un poquito de gasto extra a tu tarifa mensual, repetimos: por 9€ al mes durante 24 meses aún está disponible el incólume Huawei P20 PRO, considerado uno de los mejores y más completos smartphones del mercado, con triple cámara de 40 MP + 20 MP + 8 MP, pantallón de 6,1” de biseles mínimos, 6 GB de RAM para saciar cualquier exigencia del procesador y 128 GB de memoria interna para que te olvides de mirar la barrita de espacio cuando decidas filmar tus vacaciones a 4K.

Imágenes | Pixabay, gráfico de la difusión de ideas según Rogers Everett de Wikipedia (Dominio Público), Facebook de Huawei e imagen oficial de iPhone Xs Max.

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