"Todo el p*to concierto con el móvil", Bunbury estalla ante un fan en primera fila y reabre el debate de móviles en los conciertos

Los móviles ya son más que un problema en conciertos y otros eventos del estilo, y cada vez son más los artistas que lo reivindican

Bunbury
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Daniel Vega

Colaborador

“¡Todo el p*to concierto con el móvil, tronco!”. Así de clarito se despachó Enrique Bunbury ante un fan en primera fila durante uno de sus últimos shows. Un vídeo que ha compartido en X el usuario Arturo González-Campos muestra el momento exacto en el que el artista pierde la paciencia. Y no le falta razón: cada vez son más los músicos que están hartos de ver un mar de pantallas en vez de caras entregadas y no es ni mucho menos la primera vez que ocurre.

Mucha gente ya no va a un concierto a disfrutar de la música, sino a cazar el momentazo para subirlo a redes sociales y presumir de "yo estuve allí" (aunque luego el vídeo acabe olvidado en la galería como basura digital). Y mientras tanto, se pierden el directo, la energía y esa conexión casi mágica que se crea entre el artista y el público, y es un problema del que muchos cantantes se están quejando y lo cierto es que no nos extraña parada nada.

Los móviles se han convertido en un calvario para los artistas

Leiva, por ejemplo, consiguió lo que parece misión imposible: que 17.000 personas en Sevilla guardaran el móvil y se callaran en una canción por petición expresa del artista. Un momentazo que demuestra que sí se puede vivir un concierto a pecho descubierto, sin filtros ni stories pero, por desgracia, lo de Leiva no es para nada lo más habitual en este tipo de eventos y muchos otros a los que acude muchísima gente.

Concierto

Y es que cada vez son más los artistas que se ven obligados a sumarse a esta cruzada. Jack White lleva años pidiendo a sus fans que dejen el móvil guardadito, incluso algunos artistas reparten fundas especiales que bloquean el teléfono durante todo el show. Y aunque la idea suene radical, la realidad acaba siendo que es lo más efectivo para disfrutar del espectáculo.

El problema es que muchos no saben o no quieren desconectar. Y claro, acaba pasando lo que pasó con Bunbury: la paciencia tiene un límite y no todo el mundo está dispuesto a tragarse la actuación entera mirando una pantalla ajena que encima te tapa la vista. Conciertos en los que medio mundo está más pendiente del ángulo del selfie que de la guitarra son cada vez más habituales, pero parece que se está empezando a poner pie en pared.

Quizás Bunbury se pasó de explícito (o no), pero al menos puso el tema sobre la mesa una vez más. Que se consiga cambiar algo o no es otro tema, pero al menos reivindicar el valor que tiene disfrutar de un evento así sin tener que sacar el teléfono es algo que debemos valorar para que se pueda erradicar un problema que se ha convertido en una auténtica pandemia.

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