El 20 de febrero de 2003 comenzó como un jueves cualquiera. Yo estudiaba en la universidad por aquel entonces, y como cada mañana, intenté contactar con algunos compañeros para quedar antes de clase.
Lo raro es que mi móvil era incapaz de establecer comunicación. Al principio pensé que sería error de mi móvil o SIM, pero pronto me di cuenta de que algo raro pasaba: muchos no podíamos comunicarnos por el móvil.
La mayor caída de red móvil de la historia de España

Una vez en clase, el desconcierto se volvió colectivo. Todos los que teníamos Vodafone (también conocida como Airtel pocos años antes) estábamos incomunicados. No había llamadas, ni mensajes, ni siquiera ese típico pitido del buzón de voz. Era como si alguien hubiera desenchufado de golpe toda la red móvil.
Esa mañana, más que atender a las lecciones, nos dedicamos a comentar lo que parecía un fallo técnico local. Al volver a casa, las noticias hablaban del tema porque los problemas iban mucho más lejos y Vodafone había sufrido una caída masiva de red en toda España.
La cifra que lanzaban en televisión era impresionante: 8,7 millones de abonados afectados. Todos los usuarios de la que era la segunda mayor compañía de España se habían quedado fuera de combate desde las siete de la mañana.
La causa, decían, había sido una actualización de software durante unas tareas de mantenimiento nocturno. Lo que debía ser una operación rutinaria, acabó provocando una caída en cascada del sistema. El apagón más grande que se recuerda en la historia de la telefonía móvil en España. El servicio, en teoría, no empezaría a reestablecerse hasta las 14h.
La recuperación inicial llegó con sorpresa
Yo tenía una tarjeta prepago, y por aquel entonces tenía el saldo justo para hacer una 'llamada perdida'. Prácticamente, el saldo de mi tarjeta prepago estaba a cero, pero podía hablar al menos un minuto con alguien de mi mismo operador. Y eso fue lo que me alegró la tarde.
Las pruebas para ver si recuperaba el servicio tras volver la cobertura tuvieron éxito. Y tanto que lo tuvieron. La primera llamada de prueba fue para felicitar a una amiga, y cuál fue mi sorpresa, que esa llamada duró unos 20 minutos. Era algo imposible, pero el informe de saldo tras colgar la llamada me dio la respuesta.
Esa llamada me había salido gratis y yo mantenía intactos mis céntimos de saldo. Al principio pensé que era un fallo puntual, pero hice una prueba tras otra. Llamé a amigos y familiares, que también eran clientes de Airtel, y todos con el mismo resultado.
La situación era tan inverosímil como maravillosa: hablaba sin parar sin gastar ni un céntimo, algo impensable en una época en la que cada minuto de conversación y cada SMS se cobraban a precio de oro.
Siempre me quedó la duda de, si hubiera tenido saldo suficiente para llamar a usuarios de Movistar o Amena, si esas llamadas también me hubieran salido gratis. Pero mi saldo en aquel momento era tan ridículo que era imposible intentarlo.
Nunca pude averiguar si el error sólo afectó a las llamadas a Airtel o también dejaba llamar gratis a otros operadores. Pero lo que nadie me podía quitar ya era la barra libre de llamadas a cualquier Airtel. Lo que nunca probé fueron los SMS. Temía quedarme sin saldo para hacer ninguna llamada y que se me acabara el chollo.
Una compensación indirecta, sin repercusión para mi bolsillo

Y lo mejor vino al día siguiente: una vez restablecido por completo el servicio, dejé de poder llamar sin saldo, como era lógico. Pero, para mi sorpresa, mi recarga posterior no se vio afectada. Es decir, el sistema nunca me descontó aquellas llamadas “fantasma” que realicé durante el apagón.
Lo que para Vodafone fue un desastre técnico, para mí fue una ventana mágica de comunicación gratuita. Mientras la compañía lidiaba con investigaciones del Ministerio, titulares críticos y posibles sanciones por la caída del servicio, yo viví (sin saberlo) un breve momento de anarquía digital en el que la tecnología se descontroló… a mi favor.
Hoy, dos décadas después, sigo recordando aquel día como una anécdota irrepetible. No solo porque fue el mayor apagón móvil que ha vivido España, sino porque, por una vez, un error en el sistema jugó a favor del usuario más olvidado: el que no tenía saldo, pero muchas ganas de hablar.
En Xataka Móvil | Qué fue de MoviLine, el primer operador móvil de España.
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