EEUU pensó que China tardaría décadas en replicar las máquinas de ASML. Su “Proyecto Manhattan” ha llegado años antes de lo previsto

  • La narrativa oficial decía que China tardaría décadas en replicar las máquinas de ASML

  • El plan involucra a miles de ingenieros, identidades falsas y la coordinación total de Huawei

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Pepu Ricca

Editor

Durante años, la estrategia de contención de Washington se basó en una premisa: China podía diseñar y fabricar chips, pero jamás podría fabricar las máquinas necesarias para imprimir los más avanzados. Estas máquinas, de litografía ultravioleta extrema (EUV), son un monopolio exclusivo de la holandesa ASML. Sin embargo, una investigación de Reuters ha hecho saltar por los aires esa seguridad: China no solo ha encontrado una vía alternativa, sino que ha ejecutado una operación masiva y clandestina. ¿El resultado? Este 'Proyecto Manhattan' ha logrado lo imposible: un prototipo funcional de una máquina EUV en suelo chino.

Asml Euv Imagen: ASML

Cómo lo ha conseguido. Según revela la investigación, a principios de 2025 científicos chinos completaron la construcción de un prototipo capaz de generar luz ultravioleta extrema. La máquina, ubicada en un complejo de alta seguridad de Shenzhen, es tan masiva que ocupa casi una planta entera de una fábrica (las de ASML son mucho más pequeñas) para compensar su falta de eficiencia con fuerza bruta.

Al parecer, el sistema logra disparar láseres contra gotas de estaño fundido 50.000 veces por segundo para generar el plasma necesario para "firmar" los chips. Aunque todavía no puede imprimir chips comerciales debido a la falta de sistemas ópticos de precisión (de los pocos escollos restantes), el hecho de que sea operativa adelanta los pronósticos de independencia tecnológica de China de décadas a un horizonte tan cercano como la horquilla que va desde 2028 a 2030. Sabíamos que China exploraba vías alternativas como la nanoimpresión para escapar del bloqueo comercial, pero este hallazgo confirma que su objetivo siempre fue replicar la tecnología de ASML.

¿Fallo de seguridad o plan a largo plazo? La exclusiva ha desatado un debate intenso entre analistas de la industria. Mientras algunos, como el analista Bill Bishop, califican esto como un fallo de seguridad masivo de ASML y de la inteligencia occidental al permitir la fuga de propiedad intelectual, otros matizan la euforia.

Sabemos que China lleva investigando fuentes de luz alternativas (SSMB) mucho antes del veto. Aunque voces nacionalistas en redes ya celebran que "la era china he llegado" y creen que se logrará la producción en masa para 2028, la realidad técnica es más tozuda: aunque tienen la luz, China aun carece de ciertos elementos.

Ingeniería inversa. El éxito de este proyecto se basa en una logística de mercado negro. Al no poder comprar componentes oficiales, China ha recurrido a una amplia red de intermediarios para adquirir piezas de máquinas ASML antiguas en subastas y componentes de Nikon y Canon a través del mercado secundario. Incluso han desmontado las máquinas que ya poseían, las DUV (ultravioleta profundo) para reciclar partes.

China ha debido usar la ingeniería inversa para crear su máquina híbrida: supone un salto enorme respecto a sus esfuerzos previos, donde solo podían probar alternativas domésticas de litografía ultravioleta profunda. El reto ahora es replicar los sistemas ópticos de precisión, algo que Occidente compra a la alemana Zeiss y que el gigante asiático aún no ha logrado dominar del todo. Sí está desarrollando alternativas locales, como para la mayoría de componentes de la tecnología que produce.

Espionaje industrial. Siempre según el informe de Reuters, China ha contratado a veteranos de ASML —ingenieros chinos recién jubilados o activos— ofreciendo bonificaciones de firma de hasta 700.000 dólares, subsidios de vivienda y pasaportes para mantener la doble nacionalidad. Lo más inquietante es el modus operandi dentro de la fábrica de Shenzhen: los ingenieros trabajaban bajo identidades falsas y alias para evitar ser rastreados. Sin duda, es la culminación de un plan más largo y extendido en el tiempo, y se podía intuir dada la magnitud de inversiones de empresas como Huawei.

Huawei, ejecutor del Estado. Aunque el proyecto está supervisado por la mano derecha de Xi Jinping, la ejecución técnica es responsabilidad total de Huawei. La compañía actúa como el coordinador nacional de una red que involucra a miles de ingenieros que duermen en las propias fábricas y tienen prohibido el contacto con el exterior. Huawei ha pasado de conquistar el mercado mundial a liderar la resistencia nacional: si hace unos días nos sorprendía rompiendo la barrera de los 7nm para el chip de sus Mate 80 usando tecnología antigua, ahora encabeza la creación de la maquinaria nueva.

No es poca cosa, sobre todo dadas las dificultades a las que se enfrenta: ya no solo diseñan el chip (Kirin/Ascend) y el software (HarmonyOS), sino que pronto controlarían la llave para la industria de chips nacional. Esto les permitiría inundar el mercado con semiconductores de 3 y 2 nm a precios que quizá occidente no podrá igualar. ¿Es el principio del fin de la caída de Huawei? Quién sabe si podrá recuperar su posición dominante previa al 2019, en el medio plazo no se espera que todos estos esfuerzos lleguen a territorios occidentales como Europa.

Impacto global. La existencia de este prototipo cambia el tablero geopolítico. Hasta ahora, China dependía de parches técnicos como patentar métodos para llegar a 2nm forzando las máquinas que poseen previas al veto. Pero si logran industrializar su máquina EUV propia para 2030 (la meta oficial es 2028), podrán fabricar chips de vanguardia sin pedir permiso ni licencias a nadie.

¿Qué implicaciones tendría? Todavía desconocidas, pero sin duda, significaría la expulsión efectiva de todo componente occidental de su cadena de suministro. Y dejaría al gigante asiático con la capacidad para autoabastecerse de chips de IA también, presumiblemente llegando a niveles cercanos a los de NVIDIA. El "Proyecto Manhattan" chino no busca una bomba, pero como si lo fuera (metafóricamente): la soberanía tecnológica absoluta está marcada en rojo como meta final.

Imagen de portada | Composición con imágenes de ASML y Paul Hanaoka

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