¿Cuántas veces puede anunciarse el fin de una era antes de que el aviso pierda toda su credibilidad? En el sector de las telecomunicaciones, pocas estrategias son tan curiosas como la de Vodafone con el roaming gratuito en Estados Unidos. Lo que iba a acabar en 2019 cuando nacieron las primeras tarifas ilimitadas, se ha convertido en un "eterno bucle": la operadora pone una fecha de caducidad, el mercado aguanta la respiración y, justo antes del vencimiento, llega una nueva prórroga.
Para el usuario, lo que está en juego no es solo el ahorro de unos euros en las vacaciones. Se trata de uno de los últimos bastiones de diferenciación en un mercado español extremadamente agresivo y comoditizado. Mientras Movistar u Orange cobran precios prohibitivos por usar datos al otro lado del charco, o te obligan a contratar bonos específicos, Vodafone mantiene este puente transatlántico como su gran reclamo publicitario. Pero, tras seis años de amagos, ¿estamos ante una intención real de cortarlo o ante una herramienta de marketing?
Un amago que se ha convertido en tradición
Lo curioso es que la historia empezó hace ya seis años. En 2019, con el lanzamiento de sus tarifas con datos ilimitados, Vodafone insinuó que el roaming incluido en EEUU (y otros países fuera de la UE) dejaría de ser la norma para convertirse en la excepción. Desde entonces, hemos asistido a un goteo constante de anuncios de "última oportunidad". La realidad, sin embargo, es tozuda: esta misma semana la compañía ha anunciado una nueva prórroga hasta el 30 de junio de 2026.
Esta estrategia de poner fechas límite que nunca se cumplen responde a una psicología de consumo muy básica: el miedo a perder un beneficio. Al establecer un horizonte temporal, Vodafone incentiva las altas en sus planes más avanzados (actualmente disponibles a partir de 25 euros al mes) bajo la premisa de "aprovéchalo ahora que todavía está incluido". En la práctica, esto les permite mantener el valor percibido de sus tarifas más caras sin tener que bajar los precios nominales para competir con las operadoras low cost.
Sin embargo, esta maniobra empieza a mostrar signos de agotamiento comunicativo. Lo que pocos esperaban es que, incluso tras el cambio de dueños y la entrada del grupo Zegona en la gestión de Vodafone España, el beneficio se mantuviera intacto. Esto demuestra que, pese a los recortes de costes en otras áreas, el roaming internacional sigue siendo parte de "la joya de la corona" para evitar la fuga de clientes de alto valor.
El valor diferencial frente a una competencia inmóvil
Para entender por qué Vodafone no se atreve a dar el paso definitivo, hay que mirar a su alrededor. En España, si viajas a Nueva York con una línea de Movistar, Orange o Digi, lo más probable es que tu factura sufra un infarto si te descuidas. Aunque existen bonos de datos, el concepto de "usar el móvil como en casa" fuera de Europa es algo que prácticamente solo ofrece Vodafone en el segmento de particulares. Es uno de sus escudos más reconocibles contra la portabilidad hacia las operadoras que solo compiten en precio.
Si Vodafone eliminara hoy mismo esta ventaja, se convertiría automáticamente en "una más". Perdería el único argumento sólido que le queda para convencer a un viajero frecuente de pagar 25 o 30 euros al mes en lugar de los 15 que podría pagar en una segunda marca. En un contexto donde la fidelidad del cliente es casi inexistente, regalar el roaming en EEUU le sale más barato a la operadora que el coste de captar a un cliente nuevo que sustituya al que se ha ido por falta de incentivos.
Además, el perfil del cliente que valora este servicio suele ser el más rentable para la compañía: personas con capacidad adquisitiva para viajar fuera de Europa y que prefieren la comodidad de no cambiar de SIM. Para Vodafone, el coste mayorista que paga a las operadoras estadounidenses es un gasto operativo asumible si a cambio garantiza que ese usuario no mirará ofertas de la competencia durante los próximos años. Es, en esencia, un seguro de retención.
La amenaza de las eSIM y el cambio de paradigma
Pero hay un factor nuevo que Vodafone no puede ignorar y que hace que su "amenaza" de eliminar el roaming pierda peso cada día: la explosión de las eSIM internacionales. Hace cinco años, si querías datos en EEUU sin pagar roaming, tenías que buscar una tienda física al aterrizar y comprar una SIM local. Hoy, servicios como Holafly o Airalo permiten contratar un plan de datos en segundos desde el sofá de casa por precios que rondan los 20 o 30 euros por viajes de una o dos semanas.
En este escenario, si Vodafone decidiera cobrar sus tarifas oficiales de roaming (que en algunos casos pueden llegar a los 15 euros al día), el usuario simplemente activaría una eSIM de terceros. La operadora no ganaría dinero por el roaming porque nadie lo usaría, y además perdería el atractivo comercial de su tarifa. Lo que estamos viendo es que la tecnología está forzando a las operadoras tradicionales a ser generosas; de lo contrario, el mercado de los viajes se les escapará definitivamente de las manos.
Al final del día, el roaming en EEUU se ha convertido en una especie de "fata morgana" tecnológica. Siempre parece que va a desaparecer en el horizonte, pero a medida que nos acercamos a la fecha límite, el oasis se desplaza un poco más allá. Con la proliferación de alternativas baratas y un mercado nacional saturado, es muy probable que sigamos viendo estas prórrogas mucho más allá de 2026. Al fin y al cabo, en la guerra de las telecos, es mejor regalar un servicio que arriesgarse a ser irrelevante.
En Xataka Móvil | El roaming está herido de muerte. Movistar, Vodafone y Orange ya tienen su propia eSIM internacional para ahorrar en tus viajes.
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