Como aficionada a la montaña que soy, uno de mis imprescindibles para mis rutas es llevarme el móvil con la batería a tope y que no falte la ruta en Wikiloc para evitar perderme. No obstante, la montaña es una actividad tan impresionantemente bella como peligrosa: resbalones, cambios bruscos de tiempo, tanta niebla como para que no veas a un palmo...
Desafortunadamente a veces las desgracias suceden, incluso aunque tengas experiencia. Siempre he pensado que precisamente gracias a que llevo mi móvil, si algún día me pasara algo, podrían encontrarme. Ya no es que tengamos apps que monitorizan nuestra ubicación al milímetro (Google Maps acumula hasta el histórico, lo que da lugar a experimentos como que una pareja sea capaz de saber cuándo coincidió antes de conocerse) o que nos permitan saber dónde está nuestro móvil ante pérdida o robo, es que por encima de todo está el GPS.
Eso sí, tanto para las aplicaciones y los datos con los que estas trabajan como para acceder al sistema de geoposicionamiento del dispositivo hace falta tener permiso: el que tú has concedido a la herramienta, sin ir más lejos. Y ante un eventual rescate, que una tercera persona a toda esa información, lo que supone vulnerar tu privacidad y el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) vigente en Europa.
En pocas palabras, que normalmente es un juez quien tiene la última palabra.
Localizarte a través del móvil es posible, pero la burocracia legal puede jugar en tu contra
El pasado miércoles por la noche localizaban a un montañero de 86 años que había desaparecido en el Gorbea durante el martes. Como explica Gasteiz Hoy, la Ertzaintza realizó el rescate con un helicóptero en una zona de difícil acceso. Fue durante la noche del martes cuando se inició la búsqueda tras el aviso de su hijo. Ya en ese momento encontraron el coche cerca, en el aparcamiento de las Canteras de Murua en el Gorbea.
Según el medio vasco, la búsqueda se había dilatado porque el equipo de rescate no pudo acotar la zona valiéndose de la señal del dispositivo: a las 15 horas del miércoles el juez no concedió la autorización para el uso de la geolocalización, algo que sí se había hecho en casos previos similares (sin ir más lejos, en 2022 también en Álava).
Esta decisión del magistrado causó malestar tanto entre los seres queridos del montañero alavés como entre el operativo de búsqueda, ya que agilizan la búsqueda y por ende, las posibilidades de encontrar a la persona cuanto antes juegan a favor de su supervivencia.
De acuerdo con las declaraciones de la familia a la Ertzaintza recogidas por Orain, el teléfono móvil del desaparecido seguía dando señal, pero nadie respondía a las llamadas. Eso sí, insistimos: para que el equipo de rescate pudiera usar la geolocalización del móvil es requisito indispensable una autorización judicial.
¿Privacidad o agilizar el rescate? Sin el consentimiento expreso de la persona propietaria del terminal (desaparecida), la decisión corre a cargo del juez. El abogado especializado en gestión y protección de datos Iñaki Pariente de Prada ha profundizado en Boulevard de Radio Euskadi incidiendo en la necesidad de que los magistrados sean menos estrictos y actúen de forma proporcional, considerando que "a través de aplicaciones como Google Maps se nos puede tener localizados".
No obstante, el letrado pide protocolos para este tipo de situaciones excepcionales, si bien explica que la directiva contempla la posibilidad de poder pedir la geolocalización directamente a las compañías telefónicas en casos urgentes.
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