Durante tiempo, cada vez que Samsung lanzaba un Galaxy con Exynos, el debate acababa en el mismo punto: rendimiento, bien (aunque por debajo de la competencia)… hasta que el móvil se calentaba.
Y no era un detalle menor, porque cuando un chip sube de temperatura, entra en juego el throttling y lo que iba fino empieza a recortar potencia para sobrevivir. Con el Exynos 2600, el que debería montar parte de la familia Galaxy S26, Samsung estaría atacando justo ese talón de Aquiles con una idea tan sencilla de entender como compleja de fabricar: integrar un disipador de calor dentro del propio chip.
Pero no todo se quedaría ahí, ya que el futuro S26 Ultra tendría una cámara de vapor mayor que la del S25 Ultra actual. Otro añadido más para controlar mejor la temperatura.
Un disipador dentro del procesador, no solo en el móvil
Según lo publicado, el Exynos 2600 integraría un disipador térmico pasivo de cobre. La diferencia está en “integrado”: no hablamos de la típica cámara de vapor o placa térmica del chasis, sino de una pieza pensada para evacuar el calor desde la fuente, antes de que se acumule en los núcleos y el resto del paquete del SoC. En la práctica, es como acortar el camino que tiene que recorrer el calor para salir.
Esto no sustituye la refrigeración del teléfono, la acompaña. Samsung podría seguir montando cámaras de vapor u otros elementos en el S26, pero el chip llegaría ya con un extra para no dispararse de temperatura en cuanto le pides un rato largo de juego, grabación de vídeo o tareas de IA.
En paralelo, también se comenta que el Galaxy S26 Ultra va en la misma dirección de controlar el calentamiento, aunque en este caso monte un procesador de Qualcomm: Samsung estaría ampliando su cámara de vapor un 15 %, precisamente para aguantar mejor sesiones largas de carga (juegos, 4K y funciones con IA) sin recortes bruscos de rendimiento.
Se habla de una mejora de eficiencia térmica de hasta un 30 % frente al Exynos 2500. Ese número, si se traslada al uso real, tiene un efecto muy concreto: más rendimiento sostenido. No es solo sacar una cifra bonita en un benchmark, sino mantenerla durante más tiempo sin bajones.
Aquí es donde Exynos se ha llevado más críticas históricamente. Mucha gente no nota diferencias en el primer minuto, pero sí en sesiones largas: mismo juego, misma app… y de repente el móvil baja el ritmo. Si el 2600 logra contener el calor con más margen, el S26 con Exynos podría sentirse más consistente, que es lo que de verdad se agradece.
Y ojo, porque el control térmico no solo afecta al rendimiento: también puede influir en la eficiencia. El S26 Ultra podría acercarse a dos días de batería incluso con uso intensivo de IA, apoyado en optimizaciones de software y gestión adaptativa.
Un movimiento con segundas: la guerra de las fundiciones
Este salto no va solo de móviles. Todo apunta a que Samsung no ha querido guardarse la solución y que la habría ofrecido incluso a Qualcomm y Apple. Suena raro hasta que miras el contexto: ambos dependen de TSMC para fabricar sus chips, y Samsung lleva tiempo intentando recuperar terreno con su tecnología de 2 nm.
Traducido: si Samsung puede demostrar que no solo fabrica a 2 nm, sino que además tiene una ventaja clara en gestión térmica a nivel de empaquetado, el argumento comercial cambia. Ya no es “puedo producir tu chip”, sino “puedo producirlo y ayudarte a que rinda mejor sin calentarse tanto”.
Y, en el Ultra, el movimiento “térmico” parece venir acompañado de cambios pequeños pero significativos en diseño: dimensiones ligeramente mayores, bordes más redondeados para un agarre más cómodo y, aun así, un cuerpo más fino (7,9 mm) y prácticamente el mismo peso (alrededor de 217 g).
Qué Galaxy S26 lo llevarían y cómo nos afecta en Europa
Otro detalle relevante es el reparto por mercados. El Exynos 2600 no impulsaría toda la gama: se quedaría para los Galaxy S26 y S26+ en regiones como Europa y Latinoamérica, mientras que en Estados Unidos y China esos modelos usarían el Snapdragon 8 Elite Gen 5.
Eso sí, el S26 Ultra abre la puerta a un escenario distinto: el dispositivo llegaría con el Snapdragon 8 Elite Gen 5, y esa es justo una de las razones por las que Samsung estaría reforzando la cámara de vapor.
Además, se menciona que Samsung podría estar probando una batería mayor, con un salto potencial hasta 5.400 mAh (frente a 5.000 mAh), lo que encajaría con esa promesa de más autonomía “real” en el Ultra.
Para el usuario europeo esto es clave porque es, literalmente, donde se juega la reputación de Exynos. Si el 2600 con disipador integrado cumple, Samsung podría recortar una diferencia que lleva años generando comparaciones. Y si no, el debate volverá a empezar con el mismo guion, solo que esta vez con el cobre como protagonista.
Imágenes | Ricardo Aguilar con edición, Samsung
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