El mensaje de texto tradicional, el veterano SMS, se ha convertido en una vía de comunicación esencial para empresas y administraciones, desde notificaciones bancarias hasta códigos de verificación o citas. Sin embargo, su sencillez se ha vuelto en su contra: carece de cifrado de extremo a extremo y es extremadamente fácil de suplantar, lo que conocemos como smishing. Este método de fraude ha alcanzado cotas alarmantes, socavando la confianza en comunicaciones que deberían ser críticas.
En este contexto, la entrada en escena de Movistar y Vodafone, empujando con fuerza una nueva generación de mensajería empresarial, no es casual. Hablamos del protocolo RCS (Rich Communication Services), que no solo busca ofrecer mensajes multimedia y más interactivos, sino que se presenta como la solución definitiva a la suplantación de identidad.
Pero lo que realmente está en juego es un mercado de miles de millones de mensajes anuales, dominado hoy por soluciones más modernas y, sobre todo, por el gigante de las comunicaciones: WhatsApp. ¿Es esta tecnología una auténtica herramienta antifraude o la estrategia de los operadores para recuperar el terreno perdido en la comunicación A2P (aplicación a persona)?
La identidad verificada: el escudo contra el smishing
El principal valor de la mensajería RCS promovida por los operadores, en su aplicación comercial o business, reside en el concepto de identidad verificada.
En la práctica, esto significa que cuando una empresa autenticada (un banco, una aerolínea, una tienda) te envía un mensaje, este no aparece solo como un número de teléfono. En su lugar, el mensaje mostrará el logotipo de la marca, su nombre oficial y, crucialmente, una insignia que certifica que el emisor es quien dice ser. Piensa en el tic azul de las redes sociales, pero aplicado a un mensaje de texto crítico. Esta verificación se integra de forma nativa en la aplicación de mensajes de tu móvil, sin necesidad de instalar nada más.
La consecuencia directa para el usuario es una capa de seguridad efectiva: si el mensaje supuestamente bancario no lleva el sello de verificación de tu entidad, el riesgo de que sea una estafa (un intento de phishing para robarte claves o datos) se reduce drásticamente.
RCS vs. WhatsApp Business: una lucha por la cartera de las empresas
La batalla por la confianza del usuario tiene un reverso económico: la pelea por el lucrativo mercado de la comunicación empresa-cliente (A2P). Actualmente, WhatsApp Business acapara gran parte de esta tarta, especialmente en interacciones que requieren conversación (chats, servicio al cliente, bots).
El RCS es un competidor directo porque ofrece muchas de las funcionalidades que hoy solo ofrece la aplicación de Meta, pero de forma nativa. Hablamos de incluir botones interactivos ("Comprar", "Ver cita"), contenido multimedia enriquecido (imágenes, vídeos, carruseles) y, lo más importante para las empresas, la posibilidad de seguir métricas detalladas (aperturas, clics, interacciones).
Las compañías de telecomunicaciones están posicionando el RCS como una alternativa atractiva: no requiere que el cliente instale una aplicación externa, y da a los operadores más control sobre la infraestructura y los costes de envío. Además, esta nueva vía promete ser un nuevo motor de ingresos para un sector que ha visto cómo los servicios "over-the-top" (OTT) como WhatsApp erosionaban sus beneficios tradicionales.
En la práctica, no se espera un "KO técnico" a WhatsApp a corto plazo. Meta sigue gozando de una masa crítica de usuarios instalados y la enorme inercia de empresas que ya han invertido en sus chatbots y su ecosistema. Lo más deseable para las operadoras es que veamos una coexistencia y especialización: el RCS se podría convertir en el canal preferido para notificaciones críticas, verificadas y transaccionales (citas, claves de un solo uso, alertas), mientras que WhatsApp seguiría dominando la conversación fluida y las interacciones de marketing más cercanas.
Limitaciones: el cifrado y la dependencia de Apple
A pesar del impulso de las operadoras y de sus grandes ventajas, el despliegue del RCS aún se enfrenta a dos grandes desafíos. El primero es la universalidad. Aunque muchos fabricantes de Android han abrazado el estándar, la experiencia y la interoperabilidad no siempre son uniformes y dependen de acuerdos y despliegues. Y la clave de bóveda de esta universalidad es Apple, que hasta ahora ha mantenido una postura reticente a integrar el RCS de forma completa, prefiriendo su propio ecosistema (iMessage). Sin la plena colaboración de Apple, la experiencia de usuario se fractura y el RCS no puede alcanzar su máximo potencial.
El segundo punto es la privacidad. Aunque el RCS está diseñado para soportar el cifrado de extremo a extremo (E2EE), la implementación de esta característica puede variar. Las empresas que usan RCS para mensajería A2P buscan control y métricas, mientras que el usuario en su conversación privada con un amigo prioriza la confidencialidad total que, por ejemplo, ofrece WhatsApp de serie en sus chats. Si bien el RCS empresarial trae seguridad contra el fraude por verificación de marca, todavía tiene que convencer al usuario de que ofrece el mismo nivel de privacidad que su aplicación de mensajería social preferida. La confianza en la protección de contenido es tan importante como la confianza en la identidad del remitente.
Servicio multicanal con IA integrada de Movistar
El enfoque de Movistar en este despliegue se centra en un servicio de mensajería empresarial integral y modular. Su propuesta va más allá del simple envío de RCS, planteándose como una solución multicanal que permite a las compañías elegir el mejor canal para cada caso de uso, adaptándose a los hábitos del cliente. Lo más destacable es que la solución está desarrollada con tecnología propia, buscando ofrecer escalabilidad y fiabilidad para operaciones críticas.
Esta nueva plataforma incorpora, además, un modelo orientado a la conversación que busca personalizar la comunicación, incluso integrando soluciones de Inteligencia Artificial (IA), como chatbots con funcionalidades avanzadas de perfilado de clientes. Con esto, Movistar no solo vende un canal seguro, sino una solución completa de interacción que funciona 24/7. El foco está puesto en sectores con alta necesidad de confianza y eficiencia, como el bancario y el retail, buscando reducir costes operativos y, fundamentalmente, eliminar el riesgo de smishing gracias a la funcionalidad nativa de verificación de identidad de marca.
Vodafone y Twilio: acelerando la adopción RCS con interactividad
Por su parte, Vodafone España ha optado por acelerar la adopción de RCS mediante una asociación estratégica con Twilio, una plataforma líder en interacción con el cliente. Esta alianza posiciona el RCS como el nuevo estándar de comunicación empresarial, poniendo el acento en la interactividad y la riqueza de contenido. Al igual que el resto de la industria, el énfasis está en la confianza, destacando que el 81% de los consumidores prefiere el RCS al SMS.
El acuerdo con Twilio permite a las empresas explotar a fondo las capacidades del RCS: botones accionables (para compras o reservas directas), experiencias enriquecidas con multimedia (GIF, vídeos) y, por supuesto, la identidad verificada para aumentar la credibilidad. Lo que aporta esta colaboración es la experiencia global de Twilio en el desarrollo de plataformas de compromiso con el cliente, lo que facilita a las marcas españolas optimizar sus campañas en tiempo real y maximizar el retorno de la inversión (ROI) gracias a las métricas detalladas que el protocolo permite medir (tasas de apertura y clic).
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