SpaceX acaba de publicar unos datos que no van a dejar indiferente a nadie, sobre todo si te interesa todo lo que orbita en el espacio. Según un informe reciente enviado a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de Estados Unidos, entre diciembre de 2024 y mayo de 2025 se desintegraron en la atmósfera un total de 472 satélites Starlink. Esto significa que SpaceX ha retirado un 6% de toda su flota activa en apenas medio año y parece que el problema no va a menos.
En principio, estos satélites están diseñados para durar alrededor de cinco años antes de ser "llevados" de vuelta a la Tierra para que se quemen al reentrar. La empresa de Elon Musk empezó a lanzar los primeros Starlink en 2019, así que estamos asistiendo a la primera gran retirada masiva y ya a día de hoy más de 5 millones de personas usan internet de Starlink, así que ojito con lo que puede estar por venir.
¿Por qué están cayendo tantos satélites?
Más allá de la vida útil prevista, el espacio se ha convertido en un entorno bastante más hostil de lo que imaginábamos hace unos años. Entre los grandes culpables están las tormentas solares y la degradación constante de los materiales y es que, para que te hagas una idea, una tormenta geomagnética moderada en 2022 ya se llevó por delante 49 satélites Starlink recién lanzados. Cuando esto ocurre, los satélites se ven obligados a gastar más combustible para mantenerse en su sitio, recortando así su vida útil a veces en cuestión de días o semanas.

Además, hay que tener en cuenta que el espacio está cada vez más saturado. Con cerca de 7.700 satélites Starlink ahí arriba (y planes para subir a 30.000 o incluso 42.000 en el futuro), el riesgo de colisiones es real. SpaceX asegura que sus satélites hacen unas 500 maniobras de evasión al día pero, en el caso de que un sólo sistema falle, el lío puede ser monumental.
La tecnología quiere adelantarse a la acción del espacio
Para intentar contener estos retos, SpaceX ha diseñado los Starlink V3 con mejoras importantes: nuevos propulsores de efecto Hall que usan argón (más eficientes y potentes) y sistemas de predicción atmosférica en tiempo real para ajustar su posición al vuelo. En principio es una tecnología que sobre el papel suena bastante bien, pero habrá que ver si finalmente tiene el efecto deseado.
Los satélites en órbita baja están expuestos a una constante radiación y a ciclos térmicos extremos que acaban afectando a los materiales y la electrónica que montan estos satélites y, aunque los Starlink V3 están mejor preparados, siguen dependiendo de la predicción solar y eso puede llegar a ser un problema si no se controla como es debido.
Algunas estimaciones dicen que, de seguir este ritmo, para 2030 podríamos tener 100.000 satélites activos en el cielo, pero habrá que ver cómo evoluciona todo y si empresas como Starlink son capaces o no de hacerle frente a este problema que parece que los están degradando mucho antes de lo esperado.
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