Pepu Ricca
EditorLlevamos semanas advirtiendo de que se avecina una mala noticia para nuestros bolsillos en 2026. Ahora, un reciente informe confirma los peores presagios, si no fueran suficientes las declaraciones de los propios fabricantes de smartphones. No es una simple inflación: la era de la memoria barata ha terminado y el mercado se enfrenta a una tormenta perfecta que va a cambiar la forma en la que compramos tecnología el próximo año.
Veamos por qué, punto por punto y con los datos en la mano, por qué esta crisis es diferente e implicará concesiones, tanto monetarias como en el mismo rendimiento de los dispositivos.
El origen. La IA se lo está comiendo todo, eso es una realidad. Durante décadas, la producción de chips de memoria se movía al ritmo de las ventas de dispositivos como smartphones y PCs, pero esta dinámica se ha invertido.
La IA ha creado una rueda difícil de parar: los grandes fabricantes como Samsung, SK Hynix y Micron han desviado su capacidad de producción y sus obleas de silicio para fabricar memorias HBM, que es la que exigen los servidores de IA de gigantes como Microsoft o Google.
Cada oblea que se destina para una GPU de Nvidia es una oblea que se niega al módulo RAM de un móvil. Como explicamos recientemente, la industria ha dejado de fabricar para las personas para hacerlo para las máquinas (entiéndase la expresión), y esto ha originado un cuello de botella artificial en las memorias de consumo.
Impacto en el precio. La ley de la oferta y la demanda es implacable. Ante la escasez de DRAM convencional, los precios se han disparado. Se estima que el coste de los módulos LPDDR5X para móviles ha pasado de unos 30 dólares a cerca de 70 dólares en lo que va de año.
- Samsung duplica tarifas: la situación es tan crítica que Samsung, que controla gran parte del mercado, ha llegado a duplicar el precio de la RAM de golpe al quedarse sin stock, obligando a los fabricantes a aceptar costes más altos.
- Avisos confirmados: no son solo especulaciones de informes o analistas. El propio presidente de Xiaomi, Lu Weibing, ya advirtió que los costes de los componentes para 2026 son alarmantes, y que será inevitable trasladar la subida a los consumidores.
Se viene la reduflación. ¿Qué significa esto? Con este término nos referimos a la práctica consistente en reducir el tamaño o el contenido de un producto sin alterar el precio. Aplicado a este asunto: mantener el precio del dispositivo pero incluir menos memoria RAM. Dándose la reduflación, los fabricantes meditan dos vías para no romper los precios actuales:
- La vuelta de los 4 GB de RAM: en la gama de entrada y media, podríamos ver un retroceso histórico. Dispositivos que ya estandarizaban los 6 u 8 GB podrían volver a cantidades del pasado para contener costes. Sin duda, sería un cambio que afectaría a la longevidad de estos dispositivos.
- Frenazo en la gama alta: la carrera por los 16 o 24 GB de RAM no terminará de asentarse. IDC prevé que los nuevos flagships de 2026 no aumenten su memoria, quedándose en los 12 GB para los modelos 'Pro', justo cuando la IA local demanda más recursos.
Alternativas ante la subida de costes. Ante este panorama, la industria busca salidas de emergencia para mitigar el golpe, y los usuarios nos quedamos con poco margen de maniobra:
- El parche del software: ¿volveremos a ver cómo las marcas promocionan con más énfasis soluciones como la expansión de memoria virtual? Es una vieja solución de los PCs que llegó a móviles hace unos años y es cada vez más frecuente encontrarla entre los ajustes.
- Alianzas desesperadas: la tensión es tal que ha habido mucho ruido de la industria. Por ejemplo, Samsung, planea reunirse con su rival Micron muy pronto. ¿Su objetivo? Asegurar suministro suficiente para evitar que el lanzamiento de los Galaxy S26 sufra problemas de stock o precio.
- Apple se blinda: en la otra cara de la moneda, un gigante como Apple juega con ventaja. Según rumores y gracias a su músculo financiero, ya habrían asegurado suministro de memoria LPDDR5X de Samsung para los iPhone 18.
Año para resistir. El mensaje que lanzan IDC y el resto de la industria es unánime: 2026 será un año donde la tecnología se encarecerá por limitaciones del suministro, no por una mejora disruptiva que justifique el precio. Ante este panorama, la estrategia del usuario debe cambiar.
Si tenías pensado renovar, quizás esperar a los modelos de 2026 no sea la mejor idea, sobre todo si tu presupuesto es ajustado. Los terminales de la generación actual son una buena alternativa: todavía no han sufrido este impacto en sus costes de fabricación. De hecho, con las políticas de actualizaciones de la actualidad, estirar la vida útil de tu dispositivo actual o adquirir uno antes de que el stock se renueve es una decisión inteligente.
Imagen de portada | Pepu Ricca para Xataka (con edición)
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