Si has intentado subir una simple y aburrida fotografía a Instagram, te habrás dado cuenta que es casi una gincana entre tanta Story, Post o Reel. Por no hablar de efectos que puedes añadir, como la música, un pie de foto, una encuesta o hasta recaudar fondo. ¿Qué tal si lo compartes también en tu Facebook? Pero si yo solo quería subir una foto monda y lironda.
Me costó entrar en las redes sociales e, inocente de mí, a cada una les asigné una función y a Instagram le tocó la de ser una suerte de álbum de fotos social. Allí es donde tengo las fotos de mis viajes y mis eventos más especiales de los últimos años. La aplicación de Instagram ya no es lo que era, y eso no tiene por qué ser algo malo en tanto en cuanto todo evoluciona, pero su razón de ser se ha difuminado.
Llámalo evolución, llámalo cambiar completamente su razón de ser
Primero, porque Instagram es en realidad tres apps en una. Para millennials como yo es la cuadrícula de las fotos, pero luego están los extras que fueron llegando para competir con otras redes sociales visuales. La réplica de Snapchat son las Historias de Instagram y los Reels llegaron para hacer frente a TikTok. Tengo que decir que ambas me gustan, aunque solo uso las primeras. Un reflejo de mi experiencia en TikTok: mi presencia es pasiva.
Al publicar tu primer Reel la app te sugiere añadirlo a tus Historias porque bueno, Meta quiere que lo uses todo. Y más si es nuevo y está de moda, como su Meta AI para pulir tus mensajes. Un día hice una prueba y aposté por el barroco: añadí todo lo posible a una publicación para ver qué pasaba. Había creado un engendro con música, una barra deslizante, texto superpuesto, varias fotos, filtros y más ajustes...por fin había pasado de aburridas fotos a crear contenido (malo, por qué no decirlo).
Porque si hay algo que pueda definir hoy en día a Instagram es: una app de Contenido. Antaño veías fotos e historias de tu gente (más o menos conocida), pero ahora ese contenido apenas ocupa espacio en mi experiencia en favor del Contenido con mayúsculas. Aunque bueno, también podría yo misma sugerir los cinco mejores pintxos de Pamplona, que en eso sí que tengo experiencia a raudales. E invitar a mi gente (esa que ha estado conmigo de pintxos y lo sabe perfectamente tan bien como yo) a que le des a 'Me gusta' , comentes tu opinión y te suscribas.
Publicar sin más para tenerlo como recuerdo, compartirlo con tu gente y por qué no decirlo, satisfacer tu lado más voyeur y exhibicionista ya no se estila, ahora todo es engagement. Igual que pasa con las personas, las apps envejecen y las de Meta no lo están haciendo bien precisamente.
Como decía antes, hay que evolucionar y creo que tiene sentido destinar por ejemplo las historias a esa foto o vídeo tonto que quieres compartir de forma fugaz a tu gente y no dejarlo ad aeternum en tu cuadrícula. Pero Instagram se ha desdibujado tanto con todas las nuevas funciones para hacer la competencia a nuevas redes sociales y tenerte deslizando que ha perdido la esencia. No sé, quizás necesite un nuevo - viejo modo millennial.
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