Que el Samsung Galaxy S26 monte un Exynos nos podría dejar con un viejo problema: que el módem devore batería

En el Galaxy S26 de Samsung, todas las miradas se dirigen al módem de nueva hornada de los procesadores Exynos 2600

módem Exynos 2600
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Manuel Naranjo

Editor

El lanzamiento de una nueva generación de móviles siempre viene acompañado de expectativas altas, y con los Galaxy S26 no está siendo diferente. Samsung prepara un salto importante en potencia, conectividad e inteligencia artificial, pero en paralelo empieza a aparecer un debate que no es nuevo para la marca: el impacto del módem en la autonomía real del dispositivo.

No se habla de fallos confirmados, sino de posibles escenarios que los analistas y filtraciones técnicas están poniendo sobre la mesa antes incluso de que el teléfono llegue al mercado. Y el foco vuelve a estar en un componente muy concreto del próximo chip de la casa.

El módem, un componente con mucho peso en el consumo de batería

En un móvil moderno, el consumo no depende solo del procesador o de la pantalla. El módem es uno de los elementos que más energía puede llegar a consumir, sobre todo cuando entra en juego el 5G, el cambio constante entre antenas o las zonas con cobertura irregular.

En el caso del Samsung Galaxy S26, todo apunta a que el protagonismo recaerá en el nuevo Exynos 2600, un SoC que integra su propio módem de nueva generación. Y aquí es donde surgen las dudas razonables: históricamente, la eficiencia del módem ha sido uno de los puntos más delicados en chips Exynos.

No significa que vaya a repetirse la historia, pero sí que es un aspecto que se está observando con lupa.

Módem Exynos

Por qué el consumo del módem puede marcar la experiencia diaria

El problema del módem no se nota siempre. De hecho, en WiFi o con buena cobertura, su impacto es mínimo. Donde empieza a marcar la diferencia es en situaciones muy comunes: desplazamientos, interiores con señal irregular, uso intensivo de datos o cambios frecuentes entre 4G y 5G.

En esos escenarios, un módem menos eficiente puede provocar consumo elevado en segundo plano, incluso aunque no estés usando activamente el móvil. No es una caída brusca de batería, sino una sensación de que el porcentaje baja más rápido de lo esperado a lo largo del día.

Eso es precisamente lo que se quiere evitar en una generación como la del Galaxy S26, llamada a competir en la gama más alta.

En los últimos años, Samsung ha invertido mucho en optimización energética, tanto a nivel de hardware como de software, y el Exynos 2600 llega con promesas claras de mejora en eficiencia frente a generaciones anteriores.

Además, el control total del diseño (chip, módem y sistema) permite ajustes más finos que antes no eran posibles. Eso abre la puerta a que el problema no llegue a materializarse o quede limitado a situaciones muy concretas.

Por eso es importante hablar de posibles problemas, no de fallos. A día de hoy no hay datos reales de autonomía ni pruebas en el mundo real que confirmen nada.

Cuando el Galaxy S26 esté en manos de usuarios y medios, habrá tres indicadores claros: consumo en reposo, autonomía en movilidad con datos activos y comportamiento en zonas de cobertura irregular. Ahí es donde el módem se gana (o pierde) su reputación.

Si Samsung ha afinado bien este punto, el debate se quedará en una simple precaución previa al lanzamiento. Si no, volverá a ponerse sobre la mesa un viejo problema que la marca lleva tiempo intentando dejar atrás.

Por ahora, el Exynos 2600 no es una amenaza para la batería, pero sí un elemento clave a vigilar. Y en un móvil de este nivel, esos detalles son los que marcan la diferencia entre una gran ficha técnica y una experiencia realmente redonda.

Imágenes | Manuel Naranjo, Samsung

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