Hago muchas reviews y tengo las claves para cambiar de móvil rápido y sin perder datos

Hay quien acumula polvo en su casa, yo reboso teléfonos. Es abrir un cajón y aparecer tres o cuatro, el mismo número de ellos que tengo en la mesa del trabajo, en el comedor... Todos configurados de idéntica manera: tengo una metodología propia de configuración. El tiempo me ha demostrado que es la mejor forma de que cada móvil dé el máximo de sí.

Son fechas de estrenar móvil. Y de configurarlo. ¿Se perderá algo por el camino, qué pasará con las fotos, con los contactos y con el resto de datos delicados? Aunque siempre existe el riesgo de perder algo importante, con unos cuantos pasos se asegura el proceso. Puedo dar fe.

Primer paso: preparar el móvil viejo

Siempre tengo un móvil personal desde el que hago el resto de configuraciones. Tanto Android como iOS permiten trasladar la información del móvil viejo al nuevo, incluso entre ambos sistemas operativos. Si tengo en buena forma el móvil de base la lógica dicta que los que configure a partir de él también lo estarán.

Para mí es clave mantener la misma cantidad de apps básicas, aquellas que más utilizo y que son las que muevo cada vez que estreno móvil. Al configurar un móvil nuevo a partir del personal todas esas aplicaciones, claves Wi-Fi, contactos, fotos... se pasan de uno a otro.

Mantengo actualizadas mis imágenes y vídeos en Google Fotos, WhatsApp guarda cada día su copia de seguridad, de Telegram no me preocupo porque mantiene todos los chats accesibles con sólo iniciar sesión y así con el resto de aplicaciones principales. Al final tampoco son demasiadas.

Los datos privados clave, como contactos y calendarios, los sincronizo a través de mi cuenta de Google. Esto me garantiza tenerlos siempre disponibles en cualquier teléfono, ya sea Android o iPhone: una vez configurado en el inicio, el móvil nuevo queda más o menos igual que el antiguo.

Mantener al día el móvil que se va a renovar, con todas las cuentas en la nube sincronizadas, asegura que el teléfono de reemplazo dispondrá de la configuración imprescindible nada más arranque. Ahora bien, el propio proceso de arranque tiene sus trucos.

Primer arranque: el paso crucial

Si he guardado de forma concienzuda las copias de seguridad del antiguo teléfono, incluyendo apps y sistema, no suelo tener problemas configurando uno nuevo. Esto ha mejorado mucho en Android: el salto entre móviles suele dejar el nuevo casi como el viejo. No es como pasar entre dos iPhone, ya que la copia de seguridad es mucho mejor (no por culpa de Android), pero Google se ha acercado bastante.

Dependiendo del dispositivo realizo unos pasos u otros. Veamos cuáles son.

Estrenando un iPhone o iPad nuevos

iPhone 15 (izquierda) y iPhone 15 Plus (derecha)

En los dispositivos de Apple tengo marcada la realización de la copia de seguridad en iCloud para así asegurarme de que puedo restaurar un nuevo iPhone o iPad desde ella. El proceso no implica más pasos que acceder a la cuenta de Apple con el ID en el nuevo móvil, configurar Face ID y seleccionar la copia de seguridad. Apple se encarga del resto.

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Realizo la restauración en el dispositivo nuevo siempre por Wi-Fi y desde iCloud, me parece lo más cómodo. Por mi experiencia, no se pierde nada por el camino; aunque de vez en cuando va bien iniciar el iPhone de cero, sin restauración. Las copias de seguridad pueden ir acumulando errores de las aplicaciones que terminen impidiendo el buen funcionamiento del dispositivo.

Estrenando un nuevo Android

Es lo más habitual: suelo probar dispositivos con el sistema operativo de Google cada pocos días, es el proceso que más llevo de la mano. También es el más delicado, aunque no sea culpa de Android: Google introdujo las copias de seguridad completas, de apps y de sistema, pero los desarrolladores no utilizan esas herramientas, ni siquiera Google. Esto da como resultado una restauración más pobre que la que se obtiene en los dispositivos de Apple.

Finalizar la configuración: lo más laborioso

Infografía creada con Nano Banana Pro

Arranco el recién estrenado teléfono, lo pongo junto al viejo, capturo el código QR e inicio la configuración guiada. Tras acabar, el nuevo móvil instala las apps del viejo. Es importante no actualizar el teléfono hasta que concluya la instalación desde Google Play.

Una vez descargadas las apps de Google Play, y actualizadas (lo más recomendable), entonces sí que actualizo el teléfono. Tras el reinicio, toca crear las carpetas y accesos directos que habitualmente utilizo. La disposición en mis Android es siempre la misma. Esto me asegura uniformidad y continuidad.

Cuando tengo el escritorio y los ajustes de Android a mi gusto, inicio sesión en las apps habituales. Y ya tengo el móvil preparado: el proceso suele durar en torno a una hora.

Cuanto más ordenado esté el teléfono más fácil es renovarlo

Nothing Phone (3a) Lite

No puedo decir que yo sea la persona más organizada del mundo, pero sí que me aplico esta norma a los dispositivos que utilizo. La experiencia me ha demostrado que cuanto más control tenga sobre el teléfono, tanto en lo que respecta al hardware como al software, menores riesgos existen de perder datos importantes al renovarlo.

Cada móvil que analizo parte con una configuración idéntica al anterior. Y, tras cientos de cambios que llevo acumulados, puedo asegurar que apenas he perdido datos importantes. Dedicarle un tiempo diario a la organización y limpieza del móvil le asegura una mayor vida y, de paso, garantiza una mejor renovación. No cuesta mucho trabajo y lo ahorra en un futuro.

Imagen de portada | Iván Linares editada con ChatGPT

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