En qué fijarnos para saber si la carga de un móvil es realmente rápida

Hoy en día se llama carga rápida a cualquier cosa. Os explicamos qué significan los distintos números

Carga Rapida
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Samuel Fernández

Editor

Las baterías de los teléfonos móviles parecen no haber evolucionado mucho desde hace décadas, pero lo cierto es que sí lo han hecho, tanto de forma interna como en los sistemas que nos permiten recargarlas una vez se agotan. Como parte de estos últimos avances hemos visto llegar los sistemas de carga rápida, que a día de hoy siguen siendo objeto de dudas por parte de muchos usuarios.

Muchos usuarios nos hemos acostumbrado al término, pero no termina de estar claro en qué consiste, ya que hay velocidades muy diversas. Quizá lo mejor que podemos hacer es definir qué es exactamente la carga rápida. Podemos empezar por ahí.

¿Qué es la carga rápida?

Velocidad

A la hora de medir la carga que es capaz de recibir un teléfono móvil, o la que es capaz de entregar un cargador, se emplean los vatios. Los vatios son una unidad internacional de potencia con la que se mide el consumo o entrega de energía de un equipo y para obtener dicho valor sólo hemos de multiplicar voltios por amperios. Así de simple. Esta multiplicación es importante pues los propios cargadores nos dirán qué sistema de entrega de potencia es el que emplean usando estos dos mismos valores. Nos dirán por un lado los voltios y por otro los amperios. Así que un cargador indica que entrega 9 voltios de energía y 2 amperios, entrega 18W de energía Hasta ahí todo está bastante claro. 

Teniendo este cálculo presente, podemos decir que la carga rápida sería toda aquella velocidad de carga que supere el estándar del mercado, ¿no? Lo difícil es definir cuál es este, ya que va cambiando en función de los años. En 2025 es habitual encontrar dispositivos con carga de 45W como el Samsung Galaxy A56 o más, sobre todo en la gama alta. Por ejemplo el Xiaomi 15 alcanza los 90W y el Realme GT7 Pro los 120W

¿Cómo trabajan los sistemas de carga rápida?

Qualcomm Quick Charge 5

Es habitual pensar que si nuestro móvil soporta una carga rápida de 50W (por ejemplo), estará recibiendo 50W de potencia energética desde que lo enchufemos al cargador hasta que finalmente lo desconectemos. Pero esto no es así de forma efectiva pues la carga rápida conlleva ciertos riesgos de conservación para las baterías, y los fabricantes emplean diversos algoritmos para minimizar estos riesgos.

Cada fabricante decide cómo "entra" la electricidad en las baterías de sus teléfonos

Así, cuando conectamos nuestro móvil que soporta carga rápida a un cargador que es capaz de ofrecer carga rápida, ambos se sincronizan a través de distintos protocolos, y entonces el móvil decide qué cantidad de energía recibir en cada momento. Lo habitual es que si la carga del móvil es baja, al principio acepte mucha energía pero luego esa entrega de energía se irá reduciendo. Cuanto más cargado esté el móvil, más lento cargará lo que le quede. Hasta que finalmente llegue al 100%.

Carga Rapida 4w

Así, los fabricantes se aseguran de recibir la mayor cantidad de energía posible en los primeros minutos junto al enchufe (habitualmente lo indican en sus presentaciones, como móviles que cargan al 50% en 30 minutos, etc) para que recuperemos toda la autonomía posible en caso de tener que irnos apresuradamente. Pero dado que la carga rápida calienta la batería más de la cuenta, el resto del teléfono se completará a menor velocidad y recibirá menos energía, pero también menos calor. Como hemos dicho, en busca de una mayor preservación de la vida útil de la batería.

¿Se deteriora la batería de mi móvil si uso carga rápida?

Siguiendo el razonamiento lógico en base a lo que hemos indicado anteriormente, lo sencillo es afirmar que sí. Si empleas carga rápida, la batería se degrada antes que si empleas una carga normal. Y la razón es la que hemos explicado antes, el calor. Al recibir energía, la batería el móvil se calienta y el calor es directamente proporcional a la cantidad de energía que entra. Si entra mucha energía, el calor recibido es alto y la batería se degrada más rápidamente.

Las baterías se degradan de por si, pero la degradación es mayor si añadimos más calor a la ecuación

Este calor es el responsable de que las baterías se deterioren antes de tiempo, y que duren menos ciclos de los que los fabricantes recomiendan durante su vida útil. Aunque no hay datos expuestos de forma clara por las marcas, imaginemos que una batería que está pensada para aguantar durante 800 ciclos (ciclos de carga y descarga), podría aguantar únicamente 700 ciclos si usamos la carga rápida a diario. Es justo indicar que las baterías rara vez "mueren", simplemente pierden efectividad y pueden pasar (otro ejemplo) de almacenar 5.000 mAh a sólo 4.500 mAh. En este ejemplo, la batería habría perdido un 10% de eficiencia.

¿Los fabricantes están trabajando en solucionar este problema? Efectivamente. Algunos incluso explican en detalle cómo va evolucionando su carga rápida para extender al máximo posible la vida útil de las baterías. Xiaomi, por ejemplo, presumía de ser capaz de perder únicamente un 20% de sus baterías tras 800 ciclos. En el caso antes expuesto, una batería de 5.000 mAh podría almacenar aún 4.000 mAh tras 800 descargas y cargas. Si tenemos en cuenta que Xiaomi da estos datos para una carga rápida de 120W, que aporta bastante calor, no está nada mal.

¿Qué métodos están ayudando a mejorar la velocidad de carga?

120W carga Xiaomi

Ya hemos explicado anteriormente que los vatios se calculan multiplicando voltios por amperios. Así, los fabricantes juegan con estas cifras para entregar más o menos energía a través de sus cargadores y así elevar las velocidades de carga. Por ejemplo, es posible ofrecer 50W entregando 5 voltios a 10 amperios, o entregando 10 voltios a 5 amperios, o incluso entregando 20 voltios a 2,5 amperios. Las posibilidades son casi infinitas aunque hay estándares. Power Delivery permite mediante USB-C hasta 48V, lo que abre la puerta hasta 240W

Las baterías duales han duplicado las velocidades de carga

Pero además de jugar con estas cifras, algunos fabricantes han llegado a la conclusión de que una batería se carga antes si es más pequeña, y que por tanto puedes optar por partir internamente las baterías de los teléfonos móviles. Así es como se han creado las baterías duales. Por ejemplo, nuestro teléfono puede tener 5.000 mAh de batería pero la pila está dividida internamente en dos partes de 2.500 mAh cada una. Y como hay dos partes, se pueden alimentar al mismo tiempo, duplicando la velocidad de carga.

En el interior del teléfono dichas cargas se convierten y se redirigen, perdiéndose la menor cantidad de energía posible. ¿Y qué ocurre con estas dos cargas de 60W? Cada una de ellas se aplica en un extremo de la batería. Así, el teléfono carga de forma efectiva a 60W, con menor calor y menor desgaste, pero está recibiendo realmente 120W en total. Estos sistemas irán avanzando para hacerse aún más eficientes.

Lo recomendable de forma habitual es que si no tenemos prisa, carguemos nuestro teléfono con un cargador normal, y que reservemos el cargador rápido para momentos especiales. Algunos usuarios optan, por ejemplo, por tener cargadores normales en la mesilla y cargar el teléfono de forma lenta por las noches, y luego tienen cargadores rápidos en otras partes de la casa para solventar problemas de autonomía puntuales.

Que cada usuario decida qué es lo mejor para cada uno, pero los propios fabricantes no dejan de desarrollar sistemas para reducir la degradación de las pilas internas y la entrega de calor de los cargadores, así que esta degradación más alta acabará por ser un problema del pasado. ¿Cuándo? Confiemos en que pronto.

Imagen | Iván Linares para Xataka

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