Tenía muchas ganas de echarle el guante al Huawei Pure 80 Ultra, así que después de que mi compañera Noelia lo analizara a fondo, lo pedí con dos objetivos: comprobar en mis propias carnes cómo es eso de la vida sin servicios de Google (spoiler: no hubo dramas) y después llevar la experiencia más allá y dejar atrás los iPhone que llevo usando una década para convertir el último buque insignia de Huawei en mi móvil personal.
Disclaimer: esto no es una review (aunque voy a dejar alguna que otra pincelada, si quieres saber cómo rinde su cámara o lo que aguanta su batería, mejor echar un vistazo al análisis de Xataka) y sí un artículo de cómo ha sido mi día a día teniendo en cuenta que normalmente uso un iPhone 15 Pro y un Google Pixel. En pocas palabras: renuncias, alegrías y sorpresas que me ha dado el Huawei Pure 80 Ultra en software.
Algunas pinceladas generales. Aunque de aspecto premium, me ha parecido un móvil con un diseño incómodo: la ergonomía está desequilibrada por el módulo de cámaras y su elegante trasera se mancha con solo mirarla. No me ha faltado potencia para nada: ni para multitarea o juegos. La pantalla me ha parecido sencillamente sublime en términos de brillo o reproducción de color. Y renunciar a un Face ID fiable por un lector de huellas integrado en un botón lateral ha sido algo práctico, funcional y más rápido. Respecto a la batería, viniendo de un iPhone con dos años de uso, bastante bien pero sin tirar cohetes, aunque la carga sí que ha logrado que salgan chiribitas de mis ojos (en poco más de media hora lo tenía cargado totalmente).
Pero si hay algo que me ha dejado con la boca abierta son sus cámaras: son capaces de capturar muchísima luz y gracias a su teleobjetivo dual intercambiable casi da igual dónde estés para conseguir buenas fotos porque su zoom hace maravillas de día y de noche. Es cierto que a partir del x10 la luz cambia y x100 se nota demasiado el retoque de la IA, pero el resultado es brutal. El supermacro es una auténtica delicia para experimentar con fotografía de detalle. Como una imagen dice más que mil palabras, aquí tenéis algunas fotografías de cuando me lo llevé a una escapadita a Malta:
Zoom desde el autobus: x1 | x2 | x3,7 | x10 | x100
La cámara del Huawei Pure 80 Ultra es sobre todo versátil: fotografía de día y de noche, diferentes iluminaciones y composiciones
El supermacro es sencillamente espectacular
En serio, lo de zoom es una cosa que impacta:
En pocas palabras, la verdad es que la cámara del Pure 80 Ultra ha sacado los colores a mi viejo iPhone 15 Pro y lo mismo puede decirse de la carga rápida. También se sentía más rápido y la batería dura más, aunque lógicamente omparar un móvil actual y nuevo con otro que tiene un par de años de uso intensivo no es justo. Y en honor a la verdad, aunque su cámara es una pasada, tampoco es una sorpresa: antes del bloqueo de Google, Huawei era un fijo en la carrera a móvil con la mejor cámara del año. Pero es momento de dejar atrás el hardware y centrarnos en el software.
Aunque tengo un iPhone, para mí hay apps de Google que son sagradas como Google Maps o Gemini y aquí no hay bloqueo de Google que valga: instalé todas las que necesité en menos de cinco minutos. Es tan sencillo como bajarse la tienda de apps alternativa Aurora Store desde la tienda de Huawei, encontrarme con un pop-up de microG y a comenzar a instalar apps. ¿Que qué es microG? Una alternativa libre a los Servicios Móviles de Google. Mi proceso fue tan sencillo como abrir Aurora Store. Lo primero que encontré fue un pop-up preguntándote si quieres instalar los servicios de esta app open source (que por cierto, luego descubrí que también se puede bajar desde la AppGallery). Y te lo puedes bajar casi todo, desde Gmail a Drive pasando por Google Wallet.
A modo de prueba intenté bajarme todas las apps de Google que conocía (que no son pocas) y solo dos me dieron problemas: no estaba la tienda Google Play Store y aunque pude bajarme Android Auto, al intentar emparejarlo con mi coche, apareció un error que no pude solucionar. Obviamente tampoco tenía Apple CarPlay. Aquí fue mi primera renuncia: los sistemas de infoentretenimiento del coche (un Hyundai Kona). Nada que un soporte para colocar el móvil no pueda arreglar, pero obviamente no es lo mismo.
Instalar algunas apps de Google me parece un must porque bueno, son el estándar para muchas tareas en Occidente (las videollamadas de trabajo las tengo en Meet, los archivos llegan en hojas de cálculo o documentos de Google, por poner un par de ejemplos), pero eso no significa que no haya alternativas. Usar EMUI 15 ha sido algo natural e intuitivo, pero tiene sentido: bajo el capó está Android 12, así que todo era familiar. No obstante y como en lo personal no vengo de Android, he recibido con los brazos abiertos Quicko Wallet para pagar o Petal Maps (que de hecho, me gusta más que los Mapas de Apple). He mencionado antes las apps de Google, pero vamos, que también he bajado otras como Uber, Bolt, Slack o ChatGPT. Casi todas iban igual de bien que en iOS y Android (la de OpenAI me ha dado algún que otro error de vez en cuando). En pocas palabras: cosas como hacer scroll infinito en Instagram, escribir en mis grupos de WhatsApp, contestar los Slacks de trabajo o ver YouTube lo he podido hacer sin problema.
Algo a lo que estoy acostumbrada con Google y Apple es su ecosistema. Es una auténtica maravilla leer algo en Safari en el móvil y poder continuar la lectura en el Mac. Me gusta cómo se entienden los dispositivos de la manzana mordida, es un calentito jardín vallado. Es cierto que EMUI tiene sus funciones exclusivas como 'Super Dispositivo', pero si no tienes otros dispositivos de Huawei, no le sacas partido. En mis circunstancias personales no pude aprovecharlo.
Con Google la flexibilidad es mayor en tanto en cuanto puedes usar su software en otros sistemas operativos, pero donde la gran G marca la diferencia es con Gemini y su integración: poder abrir YouTube en mi Google Pixel, invocar a la IA y que me haga un resumen es algo que solo puedo hacer en Android. Por otro lado, también tiene su propia inteligencia artificial llamada Celia, que sirve para tareas como traducciones, resúmenes o búsquedas, pero que al menos en Occidente, no ofrece una experiencia tan integrada en el software como hace Google con su Gemini en Android. En este sentido, se ha sentido como tener un iPhone con Android: tengo el sistema operativo por un lado y tengo la app de IA, pero me falta ese entendimiento. No obstante, lo que Huawei ofrece es esencialmente lo mismo que Apple y su Intelligence.
Quiero terminar con algo que si bien para mí no ha sido un lastre, entiendo que es otro sacrificio: el Huawei Pure 80 Ultra no tiene 5G. Por un lado entre que yo no soy gamer ni influencer, por lo que no necesito una conectividad con baja latencia ni alta transferencia de datos cuando estoy fuera de casa, y por otro, que vivo en un pueblo de Navarra donde la cobertura no es para tirar cohetes, no ha sido una gran pérdida. Pero entiendo que puede ser un handicap.
Mis conclusiones tras un mes de uso
La frase de 'un iPhone con Android' resume muy bien la experiencia en todos los sentidos. He tenido las apps de Google, pero no he podido sacarles tanto partido como en Android. No obstante y aunque esa integración sea algo diferencial, para mi día a día sigo apostando por iPhone y su experiencia depurada con el ecosistema, algo que Huawei también tiene con sus dispositivos. Los dos sacrificios sin paliativos son el 5G y el sistema de infoentretenimiento del coche.
Pero ni todo el mundo busca en su móvil una experiencia de integración de la IA avanzada ni lo último en conectividad ni siquiera lo conecta al coche. De hecho, si puramente hablamos de la experiencia de uso del móvil, es magnífica: una pantalla que se ve bien, un rendimiento brutal, una batería y carga rápida maravillosas y un software depurado y familiar. Todo ello coronado por una cámara de impresión. Si dejamos a un lado las premisas anteriores, usar el Huawei Pure 80 Ultra es una delicia.
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