Los pagos móviles nos devuelven a la pesadilla de la fragmentación

Los pagos móviles nos devuelven a la pesadilla de la fragmentación
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Hace unas horas Samsung anunciaba que había adquirido la empresa LoopPay en un claro movimiento para competir con Apple y Google en el segmento de los pagos móviles. De hecho hace un mes ya anunció también su alianza con VISA en este sentido y dejando claro que quiere ser protagonista en los pagos móviles, uno de los terrenos más prometedores para la industria en los próximos años.

Y sin embargo, buena parte de lo que transmite este movimiento para los usuarios es confusión. Con Apple Pay ya despegando en Estados Unidos, un Google Wallet que parece no ser prioridad en Mountain View y la iniciativa de Samsung tenemos a tres de los grandes de la movilidad apostando a su solución propietaria. Y eso sin contar las alternativas de entidades financieras y de otras grandes como PayPal que se añaden a ese maremágnum de soluciones con las que quieren ponérnoslo más fácil en el futuro.

Un jugoso pastel que todos quieren probar

Como en otros segmentos, el de los pagos móviles ha sido víctima de la ambición de las empresas. En lugar de tratar de negociar un estándar universal que aceleraría el uso de estos sistemas por parte de los usuarios finales cada una ha ido a lo suyo, implantando y desarrollando servicios que una vez más nos encierran aún más en cada ecosistema.

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Es el caso de Apple Pay, asociado unívocamente a terminales móviles de la empresa -y solo los últimos iPhone con NFC, olvidaos si sois usuarios de anteriores dispositivos- pero que una vez más demuestra esa capacidad de la empresa de Cupertino de tomar lo que ya había y simplificarlo de forma notable.

Más sorprendente es el poco éxito que ha tenido de momento Google Wallet, que debería haber "pitado" mucho más tras la popularización del NFC en los terminales y el creciente soporte en tiendas que eso sí, aún es muy poco significativo. El proceso de pago en Google Wallet es algo menos directo por esa ausencia del sensor Touch ID, pero la propuesta de Google es igualmente destacable.

En lugar de tratar de negociar un estándar universal que aceleraría el uso de estos sistemas por parte de los usuarios finales, cada una ha ido a lo suyo

En ambos casos, eso sí, las soluciones están de momento limitadas a Estados Unidos. Se espera que Apple Pay comience a poder utilizarse fuera de las fronteras estadounidenses en los próximos meses, pero no hay indicios de que Google esté moviendo ficha en ese sentido y de hecho la expansión internacional de estos servicios nos recuerda a los problemas que existen en otros ámbitos como el de los contenidos multimedia: ya sabéis lo difícil que lo tienen empresas como Netflix o Amazon a la hora de ofrecer una propuesta por ejemplo en España, donde las productoras y distribuidoras se niegan a facilitar el cambio a modelos más acordes con los tiempos.

Muchas ventajas y un gran inconveniente: la fragmentación

El uso del móvil como sistema de pago parece no tener en sí mismo ningún punto en contra. Hace uso de un dispositivo que siempre llevamos con nosotros -mucho más que la cartera, seguro- y facilita tanto la realización del pago como su gestión.

No solo eso: los pagos móviles son mucho más seguros, ya que el número de la tarjeta de crédito asociada no llega nunca a saberse por parte de la tienda o comercio: se utilizan códigos unívocos de operación o, en el caso de Google Wallet, tarjetas virtuales de prepago, que hacen que las operaciones estén cifradas y que el robo de identidad o los ataques a este sistema de pago sean mucho más complejos de realizar.

En los Premios Xataka 2014 precisamente tuvimos la oportunidad de celebrar una charla dedicada a este tema y en ella los participantes dejaron claro cómo España es uno de los países con mayor penetración de TPV contactless. Allí se planteó una pregunta vital para el futuro de estos sistemas: ¿Es necesario que exista tanta competencia?

La fragmentación es un problema real que reconocían los ponentes de la charla, y uno de los editores de El Blog Salmón que participaba en ella, Remo Domingo, trasladaba a los responsables de bancos y empresas móviles la misma cuestión en la que muchos estaríamos pensando en ese debate:

A efectos del usuario lo que no tiene lógica es que llegue a Google Wallet y tenga que configurar cuatro tarjetas, a Vodafone Wallet y configure otras cuatro, a BBVA Wallet y configure otras cinco... El usuario llega un momento en el que dice, ¿qué está pasando con el número de mi tarjeta?

¿Es necesario que exista tanta competencia?

Para Javier López, de BBVA Wallet, ese problema no era tal ya que las aplicaciones ofrecen servicios extra que dependen de cada desarrollador y afirmaba que "Es criterio del cliente elegir cuál es la aplicación más completa y cuál es la que quiere utilizar". Un argumento razonable hasta que queda en manos de los usuarios tratar de decidirse por alternativas que no provocan más que confusión ya que aunque abren unas puertas cierran otras.

Tenemos plástico para rato

Los comerciantes son también parte integral de ese proyecto, y de hecho en Estados Unidos algunas grandes cadenas de tiendas no están de acuerdo con los términos de uso de Apple Pay y han bloqueado directamente esta opción en sus terminales de pago. En lugar de eso apuestan por una alternativa propia llamada CurrentC más engorrosa de usar pero que evita a los comerciantes pagar comisiones a las entidades emisoras de tarjetas de crédito.

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¿Las únicas ganadoras? Las actuales entidades de emisión de tarjetas

Es otro de los ejemplos que muestran las dificultades por las que atraviesa un segmento al que se le ve difícil salida hacia delante. Los sistemas de pago móvil como los de esas entidades -con VISA y MasterCard a la cabeza- se suman a propuestas como las de PayPal, a soluciones muy localizadas de momento como Alipay en China, o a las modernas alternativas que se basan en criptomonedas como BitCoin (BIPS/Coinify en Dinamarca, BitPay en EE.UU.) que entre otras cosas también tratan de evitar el pago de comisiones.

Muchas opciones. Quizás demasiadas. Y eso hace que la implantación de los servicios de pago móvil sea toda una guerra de guerrillas que parece difícil que tenga un claro dominador. ¿Las únicas ganadoras? Las actuales entidades de emisión de tarjetas, que saben que esa confusión refuerza el papel de esas tarjetas de plástico con la que nos hemos acostumbrado a vivir y que en realidad no imponen un gran esfuerzo. El día que sacar el móvil para pagar sea más fácil que sacar la tarjeta de crédito, dirán VISA y MasterCard, hablaremos.

En Xataka | Pago en el móvil, ¿quién, cómo, por cuánto y por qué? [Premios Xataka 2014]

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