Conforme los móviles van cumpliendo años, la cuestión cuando aparece una nueva actualización es: ¿actualizo o no? Vaya por delante que nuestra recomendación general pasa por actualizar siempre que tu móvil lo permita, en tanto en cuanto corrigen errores y vulnerabilidades del sistema y mejoran la experiencia, pero hay letra pequeña. Y es que por un lado ganas nuevas funciones (algunas, rara es la vez que llegan todas), diseños renovados y más seguridad y por otro, en ocasiones una lentitud exasperante.
Que un móvil se vuelva lento nada más actualizarse tiene varias explicaciones. Una de las más frecuentes es la obsolescencia programada (hace unos años a Apple le multaron por este motivo), pero no la única ni todas son tan drásticas. Vamos a repasar las principales razones, por qué suceden y cómo minimizar su efecto (si es posible).
Índice de Contenidos (4)
El nuevo SO consume más recursos
Aunque lo normal es que cada nuevo sistema operativo sea más eficiente y optimice mejor el hardware disponible, también es común que consuman más recursos fruto de funciones más avanzadas (un buen ejemplo reciente es la inteligencia artificial).
Sin embargo, tu móvil tiene los componentes que tiene y cada vez son más antiguos. Aquí poco podemos hacer, aunque sí tenerlo en cuenta para la próxima: un móvil de gama alta (y por ende, más potente), soporta mejor el paso de los años.
Aplicaciones no compatibles
Con las actualizaciones llegan cambios en el sistema operativo, que es el que envuelve las aplicaciones de propios y terceros. Cuando las apps son del mismo fabricante, por ejemplo la suite de Google en Android o la de Apple en iOS, todo va a ajustarse para funcionar bien entre sí, pero si el equipo de desarrollo de la app es externo, puede que haya una descoordinación y todavía la app no sea plenamente compatible.
Necesitan un margen para adaptar su app a la actualización y eso a veces lleva bastante tiempo. Ojo, lo normal es que las apps sigan funcionando, pero que no sean tan eficientes, vayan tan finas y hasta que consuman más recursos. Aunque la pelota está en el tejado de los dev, asegúrate de que tienes todas las apps actualizadas.
Una forma de gestionar la batería y componentes diferente
Como mencionábamos más arriba, los fabricantes tratan de ir depurando el sistema en busca de una mayor eficiencia, pero no siempre sienta bien a los componentes. Así, una update puede conllevar a una limitación de potencia de la GPU y la CPU en los móviles viejos para que no pase factura a la autonomía.
De hecho, la propia Apple explica que sus algoritmos de gestión de rendimiento pueden tomar medidas drásticas para evitar apagones inesperados. La consecuencia es que todo vaya más lento, las apps tarden más abrirse, menos fluidez, entre otras cosas.
Cómo mejorar el rendimiento del móvil tras actualizar
Antes de liarte la manta a la cabeza y pensar en comprar un móvil nuevo, puedes seguir algunas buenas prácticas para minimizar las causas de ralentización anteriores.
Lo primero es borrar aquellas apps que no uses. Esto tiene dos aplicaciones: la primera es liberar al hardware de más trabajo, ya que incluso sin abrirse, consumen recursos. Por otro lado, si las apps son antiguas, con más razón si cabe: puede que algunas ya no se actualicen y por tanto, no estén actualizadas. Si hay alguna en Android que no pueda borrarse, siempre puedes deshabilitarlas.
Por otro lado, hay que actualizar todas y cada una de las aplicaciones que tenemos en el móvil. Para buscar las actualizaciones disponibles:
- En iOS ve a la App Store, toca sobre tu foto de perfil y ve a la sección de 'Próximas actualizaciones automáticas' y actualízalo todo.
- En Android ve a Play Store, toca sobre tu foto de perfil y en 'Gestionar apps y dispositivo' pulsa en 'Actualizar todo'.
Liberar espacio de almacenamiento es también una buena idea. Por un lado, las actualizaciones ocupan más espacio y por otro, cuando un móvil tiene poco espacio tiene más papeletas para ser lento. Si además instalamos una app exigente, con más razón todavía. Una buena limpieza y recurrir a la nube son consejos sencillos pero efectivos.
Otro clásico efectivo para darle un empujón al rendimiento pasa por borrar la caché. Con el uso, los móviles almacenan datos en la caché para acceder más rápido, pero van acumulando errores y tras una actualización, esa caché puede quedar dañada o desfasada, pasando factura al rendimiento.
- En Android puedes hacerlo en 'Ajustes' > 'Apps' > 'Ver todas las apps' y allí vas app por app para, en 'Almacenamiento y caché' borrarla.
- En iOS no hay una forma clara y directa de hacerlo, teniendo que desinstalar y volver a instalar la app.
Si todo lo anterior falla siempre queda una opción drástica: dejar el móvil como recién sacado de la caja con un restablecimiento de fábrica. Así eliminaremos datos y aplicaciones. Luego actualizamos y a partir de ahí, vamos instalando y configurando lo que necesitemos.
En Xataka Móvil | Mi móvil ya no soporta nuevas actualizaciones: qué significa y qué puede pasar si lo sigues usando
En Xataka Móvil | Si tu móvil ya no recibe actualizaciones, no lo tires: cinco recomendaciones para mantener tu teléfono lo más seguro posible
Portada | Iván Linares
Ver 1 comentarios