La reciente autorización de Donald Trump para que NVIDIA exporte sus chips H200 a China a cambio de una comisión del 25% esconde una motivación mucho más urgente que la simple recaudación monetaria: el miedo. Según documentos de inteligencia revelados por Bloomberg, la Casa Blanca dio luz verde a la exportación tras concluir que Huawei está compitiendo más cerca de NVIDIA de lo que EEUU había reconocido. Las estimaciones se quedan cortas para lo que prepara el gigante chino.
Susto al ver lo que tiene Huawei. La alarma en Washington saltó al analizar la plataforma de IA de Huawei, conocida como CloudMatrix 384. Los funcionarios estadounidenses descubrieron que este sistema basado en los Ascend rinde a un nivel similar al NVL72 de NVIDIA con los avanzados chips de arquitectura Blackwell.
Ante la evidencia de que el bloqueo no estaba frenando la innovación china —al revés, acelerando su autarquía— EEUU optó por inundar el mercado con los H200 de NVIDIA para intentar frenar la adopción masiva de las alternativas locales como Huawei o Moore Threads.
Portazo de Pekín. Sin embargo, el movimiento de tablero de EEUU podría llegar tarde. Justo antes del anuncio de Trump, el MIIT (Ministerio de Ciencia y Tecnología China) publicó por primera vez una guía de compras oficial que incluye procesadores de IA de grupos chinos como Huawei y Cambricon, según leemos en Financial Times.
Se le conoce como la lista Xinchuang e instruye a agencias gubernamentales y empresas estatales para que prioricen el silicio doméstico, un mercado potencial de miles de millones de dólares que se cierra para NVIDIA. Es un gran paso adelante para la independencia tecnológica de China.
Con excepciones. A pesar de la directriz estatal, el pragmatismo impera en el sector privado. Gigantes como ByteDance y Alibaba ya han contactado con NVIDIA para comprar grandes cantidades de H200 tras la luz verde de EEUU, de acuerdo a informes de Reuters. China quiere fomentar sus chips locales, pero aún pecan de una falta técnica: para el entrenamiento de los modelos se sigue dependiendo de la potencia bruta de la americana.
NVIDIA pone el GPS. Y tiene un objetivo claro: detener el contrabando. Para calmar tanto a Washington como a sus inversores, la compañía ha desarrollado una tecnología de verificación de ubicación para sus GPUs de IA. Esta función permitiría conocer en qué país está operando cada chip y detectar si ha sido introducido ilegalmente en una zona prohibida.
Subsidios contra la ineficiencia. Eso sí, la transición hacia la independencia de China no está siendo indolora. Ejecutivos de instituciones admiten al Financial Times que, aunque han empleado millones en chips domésticos para cumplir con la cuota, muchos de estos chips "están inactivos". ¿A qué se debe? A la barrera del software.
Sus modelos de trading están construidos sobre CUDA de NVIDIA y reescribir el código para el hardware de Huawei es costoso y complejo, un problema que empresa como la citada Moore Threads intentan solucionar con herramientas de compatibilidad. El empuje de Pekín llega incluso a la energía: para compensar la menor eficiencia de los chips locales, está subsidiando hasta la mitad de la factura eléctrica de los grandes centros de datos.
Un mercado que se cierra. Si combinamos el auge de Huawei y el proteccionismo de China se dibuja un escenario difícil para el regreso de NVIDIA. Aunque el H200 es superior sobre el papel y sigue siendo deseado en el mercado negro, China está dispuesta a asumirlo para romper su dependencia. Con alternativas locales como Moore Threads disparada bolsa y Huawei produciendo a escala masiva, EEUU se ha encontrado con que su "regalo" ya no es tan necesario como creían.
Imagen de portada | Composición con imágenes de Moore Threads y rawpixel
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