Que las llamadas de teléfono no pasan por su mejor momento es una realidad. Pero va por barrios: así, mientras los mayores de la casa siguen confiando en este tradicional (y original) vía de comunicación base de los móviles, entre millennials y la generación Z ya no se responde al teléfono. Así lo evidencia un estudio realizado entre personas de 18 y 34 años por Uswitch. Otro estudio anterior de Ipsos y Deloitte viene a manifestar la animadversión de los más jóvenes por las llamadas.
La principal razón es que las llamadas de teléfono distraen de tus tareas: tienes que dejar lo que estás haciendo en ese momento para ponerte a hablar. Elegir el momento evidencia cierta necesidad de control, pero hay otro motivo más y es importante: lo que suele traer esa llamada.
Más concretamente, el spam o llamadas fraudulentas o directamente, llamadas inesperadas portadoras de malas noticias. Tanto es así que entre los millennials hay hasta ansiedad. Pero las llamadas no siempre traen malas noticias, otras (las menos, atendiendo a mi propia experiencia) veces es justo al contrario.
¿Llamadas? No, gracias
Con este escenario, para lo último que se usa el móvil es para llamar. De hecho, la generación Z ya no sabe lo que es hacer una perdida. Así pues, las nuevas generaciones prefieren otras formas de comunicarse, como las redes sociales o los mensajes de voz.
Pero hay procedimientos de lo más mundanos que requieren de comunicaciones más formales, como por ejemplo el proceso de selección para un trabajo. Lo normal es que tras inscribirte en algún portal (o incluso en la propia web), se pongan en contacto contigo por escrito, pero que tarde o temprano alguien levante el teléfono para una llamada para concertar una cita.
Y aquí tenemos un problema si nunca coges las llamadas, que se agrava si limitas tus contestaciones al teléfono si y solo si conoces el número: te puedes perder una oportunidad profesional. De este hecho se queja un usuario de X llamado Stephano, que explica cómo ha llamado a los números de teléfono anotados en los CV para una vacante de prácticas y nadie responde.
Prosigue explicando que 'De 14, solo 4 respondieron la llamada. A otros 5 contacté por WhatsApp y después pudimos hablar. Y ya me dio flojera seguir escribiendo, así que 5 no pasaron porque el destino así lo quiso.'
Hay quien le responde poniendo encima de la mesa otra realidad: en esos momentos de búsqueda activa de empleo en el que tienes que poner tus datos personales en diferentes aplicaciones y servicios te encuentras con un bombardeo de llamadas de bots, spam y trabajos sospechosos.
Facilitando tus datos compras más tickets para las llamadas fraudulentas, pero también es que pese a que Ley General de Telecomunicaciones lleva tiempo operativa, el spam sigue más vivo que nunca. Sea como fuere se ha dado la receta para el desastre: una generación que esquiva las llamadas por un lado y un desagradable escenario en el que la legislación no está funcionando tan bien como debería.
Portada | Foto de Julio Lopez en Pexels
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