El primer paso para proteger un móvil está en su código de desbloqueo. Y no todos valen (si quieres que sea seguro)

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La primera barrera con la que proteger cualquier smartphone ante posibles cotillas (o ladrones) que tomen el dispositivo sin permiso es configurar un patrón de desbloqueo, código PIN o contraseña. Aunque incluso con esto, algunos criminales logran acceder a los dispositivos.

Y es que, independientemente de si se tiene reconocimiento por huella o detección facial, siempre se ha de tener configurado un código de respaldo. En este sentido los patrones y contraseñas numéricas suelen ser más vulnerables. De hecho, si desbloqueas el móvil cerca de otra persona, esta puede llegar a verlo con relativa facilidad. Sin embargo, hay formas de hacer que sean elementos de seguridad más seguros (valga la redundancia).

Cómo crear un código de desbloqueo seguro

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De acuerdo a los habituales consejos de seguridad para elegir contraseña, esta debe cumplir con ciertos requisitos en cuanto a longitud y variedad de caracteres. De hecho, lo ideal sería una clave tan complicada que ni tú mismo la recuerdes, aunque no es práctico. Por eso, situarnos en un punto intermedio es lo mejor.

Así, empezamos descartando los códigos compuestos solo por números o solo por letras. Debe ser una contraseña (literalmente figura como "contraseña" a la hora de configurarlo en los ajustes) y que además tenga los siguientes rasgos:

  • Que sea alfanumérica, mezclando letras mayúsculas, letras minúsculas, números e incluso otros caracteres como signos de interrogación y/o de puntuación.
  • Que sea larga. Por muy tedioso que pueda resultar luego escribirla, es lo mejor para garantizar que sea segura.
  • Que no describa aspectos "obvios" sobre ti. Véanse como malos ejemplos tu nombre, apellidos, número de teléfono o dirección.
  • Que sea única y no la utilices también como contraseña de otros servicios. Si bien puede ser parecida para facilitarte su aprendizaje, trata de que no sea idéntica.
  • Si la apuntas, cuidado y especialmente si lo haces en un papel. En ese caso trata de que esté a buen recaudo, aunque lo mejor sea almacenarla de forma digital en un gestor de contraseñas.

Es plenamente comprensible que con estos consejos sea complicado acordarse de la contraseña. Sin embargo, puedes ayudarte con palabras que, aunque sean sencillas, se hagan complejas de acertar como contraseña. Y mezclarlas.

Por ejemplo, una frase extraña, pero comprensible y recordable podría ser "Me gustan las palomitas con atún y café". Puedes usarla como contraseña con algo tipo "?me2GUSTANlasPALOMITAS1conATUN,yCAFE!". Obviamente se antoja complicada de primeras por intercalar mayúsculas, símbolos y números, pero a la larga te acabas acostumbrando.

Si quieres conocer otros sistemas con los que crear contraseñas fáciles de recordar y complicadas de acertar por extraños, el método de Marcos Merino, compañero de Genbeta, puede ser interesante.

Como ya decíamos también al inicio, para que este método de seguridad no sea en vano, trata de no añadir un sistema de reconocimiento facial que no sea efectivo. Los mejores son aquellos que tienen sensores 3D para el reconocimiento, véanse los iPhone como ejemplos. Y es que los que únicamente aprovechan la cámara tienden a ser más inseguros al poder burlarlos con una simple fotografía.

Otro consejo a aplicar es que cambies esta contraseña cada cierto tiempo. No hay un tiempo estimado para hacerlo, pero por seguridad podrías tú mismo fijarte un recordatorio periódico que, por ejemplo, te avise cada 6 meses o cada año de cambiar esta contraseña. De hecho, esto es conveniente de aplicarse también a las claves que uses para acceder a otros servicios como tu banca online, cuenta de correo, redes sociales, etc.

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