Cuando hace pocas semanas descubrí que a alguien se le había ocurrido convertir dos populares móviles de Samsung en smartphones sin distracciones y que el proyecto llegaba de Barcelona, no me lo pensé demasiado: les escribí solicitándoles una unidad de prueba. Quería comprobar en primera persona cómo era dejar atrás mi viejo y querido iPhone 15 Pro en favor de un Balance Phone.
El teléfono llegó y era la versión más modesta de la casa, un Samsung Galaxy A16, uno de los bestsellers de la gama de entrada de la firma coreana. Lo encendí, metí mi cuenta de Google y la de Samsung y tras una configuración básica con permisos bastante sensatos y lógicos, ejecuté BalanceOS (que por cierto, se puede comprar e instalar en cualquier móvil Samsung) para después, en 'Ajustes' > 'Aplicaciones' > 'Elegir apps predeterminadas' > 'Aplicación de inicio' seleccionar BalanceOS.
Empezaba un duro periplo de una semana que se me ha hecho más larga que un día sin pan. Supongo que tendré que dar las gracias.
Un smartphone con apps pero sin distracciones
Algunos pasos para la configuración de BalanceOS
Que empiece la fiesta. Lo primero que me encontré fue una pantalla con fondo negro y letras blancas donde aparecían los nombres de las apps por orden alfabético y un buscador, muy a lo móvil soviético de Broncano. La primera vez que lo encendí, cuando todavía era OneUI, había colores, pantallas y unas cuantas apps que venían de serie.
Instalar, sí. Usar, ya tal.
Ahora la lista de aplicaciones se había reducido al mínimo. Así que me puse a instalar apps y llegaron mis primeros disgustos: pude bajarme y usar sin problemas WhatsApp o Slack (la app de mensajería para uso profesional), pero con Telegram me encontré un bloqueo al intentar abrirla. Aunque pude descargar Instagram y Twitter/X, al abrirlas me encontré un mensaje invitándome a eliminarla al no ser compatible. De TikTok ni hablamos. Tampoco faltaban en mi lista de básicas apps como Waze, Google Maps, Amazon, la app de mi banco o ChatGPT, pero Gemini me dio problemas inexplicablemente.
Sabía que los juegos, apuestas, pornografía, plataformas de vídeo en streaming o las redes sociales estaban bloqueadas, pero sí que es cierto que algunas apps deberían estar permitidas y no lo están... aunque siempre puedes enviar una solicitud y esperar, que es lo que hice con Telegram. Aquí tienes un pequeño resumen de lo que está bloqueado y lo que no:
Algo que descubrí conforme iba instalando aplicaciones es que ese listado en blanco y negro cada vez se hacía más largo y tocaba hacer scroll más o tirar de la búsqueda, algo que es bastante menos ágil que encontrarlo en la primera pantalla en un lugar privilegiado o deslizar una pantalla. Acceder a mis apps esenciales también era más molesto.
En pocas palabras, si las luces, animaciones, colorinchis y efectos varios animan a desbloquear el móvil porque si, con BalanceOS no solo no lo tienes, sino que casi se siente como cuando tenías que marcar un número con el dial: incómodo. Lo 'bueno' es que las apps con notificaciones aparecen arriba del todo, con un punto azul: así al menos no las pierdes de vista.
Mi menú de inicio es como una guía telefónica: larga, en orden alfabética y aburridísima
Desde luego, ganas no dan de ponerse a trastear con el móvil por inercia. Pero bueno, tenía Amazon, Zalando, WhatsApp y lo más importante, Chrome como navegador como puerta de acceso universal.. o eso pensaba. En mi iPhone no tengo instalado Facebook, así que cuando quiero entrar a algo, lo hago a tráves de la webapp.
Claro que sí, guapi. El primer día intenté entrar en mi actividad favorita antes de dormir o en el WC, el visionado de historias de Instagram y mi timeline de Twitter y me encontré con un muro. Si quería mirar, tenía que irme al Google Pixel. O al ordenador. Así que aunque piqué un poco desde otro móvil, mis tiempos muertos tuve que aprovecharlos leyendo medios de comunicación como si fueran el principio de los 2000. Menos mal que tenía Spotify, Google Maps y Android Auto para entretenerme y guiarme cuando me hacía falta.
¿Pensabas que te ibas a saltar el bloqueo desde el navegador? ¡Ja!
Pensaba que iba a notar más el salto de un gama alta a un móvil básico. Vengo de un iPhone 15 Pro, que aunque tiene sus dos años de vida, es una bestia en rendimiento y fotografías frente a un móvil más actual que, comparando PVPs, cuesta la quinta parte... pero qué va. Cuando tu multitarea es el WhatsApp y leer el Noticias de Navarra, los 4GB de RAM se notan menos. No obstante, no se aprecia tanta fluidez ni obviamente las prestaciones de componentes como las cámaras son iguales.
Es cierto que ya no puedo subirlas a redes sociales, pero para usar mi móvil para las imágenes de los análisis ya no puedo. Para mi perfil de usuario creo que habría estado mejor el Balance Phone Pro, que es un Samsung Galaxy S24 con BalanceOS. No obstante, como primer móvil o para un usuario básico que se apañe con WhatsApp, llamadas, internet básico o contestar mails, da de sobra. Aquí obviamente ni la refrigeración o el desempeño de la CPU y GPU pasan apenas factura si no puedes ejecutar juegos o streaming.
Lo que sí que he notado es que la batería me dura bastante más: sobrepaso el día sin problemas. Normal: no tengo oportunidad de entretenerme más allá de leer un rato medios a la vieja usanza o escuchar podcasts. A partir de aquí, el consumo es más por navegación GPS o cuando tengo que hablar por teléfono, algo que no pasa demasiado a menudo. No os voy a engañar: a lo largo de este experimento he repetido varias veces 'Asco de Vida', una web que solía visitar a menudo hace eones y que por cierto, también está bloqueada.
¿Y no hay nada que puedas hacer para evitar esos bloqueos y restricciones? Lo han puesto verdaderamente difícil porque no deja ni restablecer de fábrica (aunque si cambias el launcher puedes acceder a esas apps instaladas pero no compatibles). Y eso es una gran ventaja frente a los controles parentales o pines que pueden desbloquearse a nada que el adolescente esté por la labor. Además, no hay que configurar nada: todo viene de serie con BalanceOS, hasta la configuración de notificaciones para que no sean invasivas. No obstante, los Ajustes son los mismos y también viene con Family Link para una supervisión extra.
Una semana con un Balance Phone, mis conclusiones
me ha dejado con sensaciones agridulces. Cuantísimo he echado de menos las redes sociales y todo lo que me ofrecen tanto a nivel personal como profesional (sí, saco muchas ideas de las redes), ha sido decir adiós al contenido. Lo bueno es que lo más útil y esencial lo he seguido disfrutando, porque hoy en día me costaría horrores moverme sin Google Maps o no disfrutar de la música en streaming.
Eso sí, las cifras de uso no mienten: he pasado de rondar las cinco horas de uso al día a rondar la hora. Para una persona techie como yo es una buena noticia, pero para gente más joven y desprotegida es todavía mejor. De hecho, hasta he podido encontrar tiempo mágicamente para acabarme un libro para mi club de lectura.
Launchers minimalistas de detox digital hay unos cuantos, pero atreverse a plasmarlo en un dispositivo para una experiencia completa es ir un paso más allá. Sin ser perfecto, la experiencia es positiva en términos de bienestar digital, si bien me quedo con ganas de más: poder instalar BalanceOS en más dispositivos.
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Portada | Eva R. de Luis
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