¿Qué pasa cuando una startup española decide adoptar el modelo de negocio del gigante SpaceX y lo aplica a un nicho ultra-especializado? Esta es la pregunta que define la estrategia de FOSSA Systems, una compañía que ha conseguido algo inaudito: plantarle cara a la omnipresente Starlink (propiedad de SpaceX) no a golpe de músculo financiero o de cohetes, sino de pura eficiencia operativa.
Mientras la constelación de Elon Musk inunda la órbita baja (LEO) con banda ancha masiva, FOSSA se ha erigido como la única empresa en el mundo que ha replicado el modelo de verticalización integral en el estratégico y creciente mercado del IoT satelital.
Lo que está en juego es mucho más que una simple guerra de satélites; se trata de la soberanía tecnológica europea, la competitividad de costes y la agilidad de despliegue en el mercado espacial. Este modelo afecta directamente a miles de empresas de sectores como la agricultura, la industria y la defensa, que necesitan conectar sensores y dispositivos remotos de forma fiable, rápida y segura. FOSSA no solo compite, sino que ofrece una alternativa robusta y controlada íntegramente desde Europa, algo que ha captado la atención de clientes tan exigentes como Microsoft y el Ministerio de Defensa español.
El secreto de la verticalización
La estrategia de FOSSA Systems se resume en un concepto: verticalización. En términos sencillos, significa que la compañía controla, de principio a fin, cada etapa de su cadena de valor. Desde el diseño de la placa electrónica del satélite, su fabricación en sus oficinas de Madrid, el lanzamiento (utilizando cohetes de terceros como el Falcon 9 de SpaceX, su único eslabón no propio), la operación en órbita y la comercialización directa del servicio al cliente final.
Lo curioso es que este enfoque es el que permitió a SpaceX revolucionar la industria de los lanzadores. Al aplicarlo al segmento de los satélites IoT (Internet de las Cosas), FOSSA logra un ciclo virtuoso. En la práctica, elimina intermediarios y los márgenes de beneficio de terceros, lo que en la industria satelital tradicional puede inflar los costes entre un 30% y un 50%.
El resultado es dramático: FOSSA es capaz de ofrecer un satélite completo por una horquilla de 100.000 a 250.000 euros, incluyendo diseño y lanzamiento, frente a los 500.000 a 2 millones de euros que cuesta un satélite similar encargado a fabricantes externos, que además tardan años en entregar.
Esta integración total no es solo una ventaja de costes. También les permite una velocidad de desarrollo ultrarrápida. Pueden pasar de una idea a tener un satélite operativo en órbita en cuestión de meses o incluso semanas, no años, algo fundamental en el sector del IoT que crece a un ritmo anual del 20-26%. Esta agilidad les permite tomar decisiones y lanzar rápidamente una nueva generación de satélites (han pasado de modelos de menos de 1 kg a otros de 6 kg) en un tiempo récord, capturando oportunidades de mercado antes que sus competidores.
La estrategia: IoT, Defensa, servicios a medida y desarrollo ultrarápido
Donde FOSSA realmente se diferencia de Starlink es en su especialización. Starlink busca ofrecer banda ancha masiva (gigabits por segundo) a consumidores y empresas que necesitan alta velocidad. FOSSA, en cambio, se centra en la conectividad IoT de bajo ancho de banda para dispositivos remotos, industriales y de defensa. Este nicho, esencial para monitorizar contenedores, ganado o infraestructuras críticas, estaba hasta ahora menos atendido.
La verticalización les permite, además, ofrecer dos modelos de negocio únicos simultáneamente. Por un lado, el servicio de suscripción (SaaS) estándar de conectividad IoT. Por otro, la venta de infraestructura completa (satélites y sistemas propios) a clientes que desean una red privada y totalmente personalizada. Este nivel de customización es imposible para competidores que dependen de subcontratistas. Dos ejemplos concretos lo demuestran:
- Microsoft compró satélites completos para crear su propia red privada de prueba, validando la tecnología de FOSSA en un proyecto confidencial de 22 meses.
- El Ministerio de Defensa español adquirió infraestructura satelital propia de FOSSA, algo impensable si se dependiera de fabricantes o tecnología extranjera por razones obvias de seguridad nacional.
Este acceso al mercado de defensa y seguridad, combinado con el argumento de la independencia tecnológica, posiciona a FOSSA como el proveedor europeo de conectividad segura en su segmento. En un contexto geopolítico de creciente tensión, no depender de componentes o sistemas de EEUU, China o Rusia se convierte en un poderoso argumento de venta, justificando incluso un precio premium en mercados críticos.
Crecimiento y confianza del Mercado
Los beneficios de esta estrategia son medibles y han generado una confianza palpable en el mercado. El historial de FOSSA, con 20 satélites lanzados desde 2020 con un 100% de éxito operativo, reduce los costes de seguros y genera una gran fiabilidad.
Financieramente, la verticalización les ha permitido un crecimiento exponencial. La facturación de FOSSA Systems pasó de 200.000 euros en 2023 a 1 millón de euros en 2024, un crecimiento del 400%. Este rendimiento ha cimentado una reciente Serie A de inversión de 6,3 millones de euros. Hoy, FOSSA cuenta con 50 empleados y una edad media de 30 años, lo que habla de la agilidad y el enfoque startup con el que abordan el sector espacial.
No obstante, como toda empresa que adopta este modelo, el desafío es la escalabilidad masiva. Starlink tiene el control de sus lanzadores (SpaceX), lo que le da una ventaja imbatible para desplegar miles de satélites. FOSSA, aunque con el objetivo ambicioso de alcanzar los 80 satélites para ofrecer una latencia cercana al tiempo real, debe seguir dependiendo de terceros para su puesta en órbita. Sin embargo, su apuesta por la fabricación en masa y la estandarización interna de componentes le confiere una resiliencia ante las crisis de la cadena de suministro que paralizan a competidores menos integrados.
El liderazgo no siempre es el tamaño
La historia de FOSSA Systems nos enseña que el liderazgo en la nueva economía espacial no siempre lo determina el tamaño del músculo financiero o la cantidad de satélites, sino la eficiencia del proceso y la profundidad de la integración tecnológica.
Al replicar la fórmula de verticalización de SpaceX en el nicho específico del IoT satelital, FOSSA ha creado un ciclo virtuoso de control de costes, velocidad y diferenciación. Esto no solo la convierte en la única rival creíble de Starlink en términos de eficiencia operativa, sino en un actor clave para que Europa no pierda la carrera por el control de la órbita baja. Su crecimiento vertiginoso y sus clientes estratégicos demuestran que, a veces, la soberanía y la especialización valen más que el músculo masivo.
En Xataka Móvil | El Proyecto Bromo no solo busca rivalizar con Starlink: quiere que Europa pase de espectador a protagonista en el espacio.
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