La guerra de los chips ha entrado en una nueva fase, y esta vez el campo de batalla no es solo la tensa situación geopolítica entre Estados Unidos y China, sino una carrera por atrapar el mayor número de clientes. TSMC domina los chips avanzados, pero su drástica subida de precios está forzando a protagonistas como Qualcomm y MediaTek a buscar alternativas. En este escenario, Samsung emerge con una jugada de doble filo: quiere ser la alternativa de fabricación con una Samsung Foundry que tuvo días mejores y de paso, preparar el regreso triunfal de sus chips con un Exynos 2600 que apunta a los Galaxy S26.
El detonante. Ese no es otro que la empresa taiwanesa TSMC. Ha comunicado su intención de incrementar el precio de producción de su proceso de 2 nanómetros en un 50%. La subida, que ya está afectando a la rentabilidad del nodo de 3 nm, ha provocado cierta reticencia de dos de sus socios: Qualcomm y MediaTek.
La situación parece agravarse con los sobrecostes de su nueva planta en Arizona, que erosionan la principal ventaja competitiva de TSMC. ¿Quién puede aprovechar la situación? Una Samsung que necesita convencer de que su fundición también es capaz.
Puerta abierta. Esta presión sobre los precios está creando una oportunidad de oro para Samsung. El propio CEO de Qualcomm ha insinuado que están explorando todas las opciones posibles, descartando a Intel de momento y dejando a la surcoreana como la única viable.
Esto no es nuevo: como ya contamos, Qualcomm lleva desde junio probando sus próximos chips en el nodo de 2 nanómetros de Samsung. La larga experiencia de Samsung operando su fundición en Texas le otorga una ventaja logística y de costes frente a los problemas de TSMC en suelo estadounidense.
Jugada maestra. Justo cuando sus potenciales clientes llaman a la puerta, Samsung prepara un movimiento crucial para su futuro. Según informa la prensa coreana, la compañía ha decidido equipar toda la serie Galaxy S26 con el Exynos 2600 de nueva generación.
No se trata solo de un ahorro de costes, sino de una declaración de intenciones y un posible escaparate inmejorable. Es la forma que Samsung tendría de decir al mundo, y especialmente a Qualcomm, que su proceso de 2 nm es viable y tan bueno como para usarlo en su buque insignia.
El Galaxy S24 equipó un Exynos 2400 que quedaba por detrás del Snapdragon incorporado en el Galaxy S24 Ultra. Este año, Samsung no se la jugó y todos los Galaxy S25 vienen con el chip de Qualcomm. Imagen de Iván Linares para Xataka
Exynos 2600. Este futuro Exynos de próxima generación es la culminación de la apuesta de Samsung por su tecnología de 2 nm con arquitectura GAA, con la que buscaba pelear con TSMC tras perder la batalla de los 3 nm. Las filtraciones sobre su rendimiento son espectaculares: se habla de una NPU seis veces más potentes que la del Apple A19 Pro y una GPU con un rendimiento superior en un 29% al del Snapdragon 8 Elite Gen 5.
El doble juego de Samsung. La estrategia de Samsung parece un all-in de manual: al volver a apostar por sus Exynos en la gama alta, revitaliza su división de semiconductores y, a la misma vez, utiliza sus propios móviles como la prueba de fuego para recuperar la confianza de sus clientes.
Si el Exynos 2600 cumple las promesas, sería una gran victoria para Samsung. Demostrar que su fundición está a la altura de la de TSMC no es poca cosa. Como tampoco consolidar su línea de chips que estos últimos años fue relegada a un segundo plano en smartphones de gama media.
Imagen de portada | Composición con imágenes de Iván Linares para Xataka y Samsung
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