Creíamos que era un problema que los móviles explotasen. Mucho peor es que lo haga tu anillo

  • Se han reportado varios casos de anillos cuya batería se ha hinchado o se han quemado

  • El problema es que es tecnología que va pegada a nuestra piel, con las consecuencias que esto puede traer

Anillo Inteligente
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Noelia Hontoria

Editora

Hace unos meses, un usuario terminó en el hospital por un Galaxy Ring cuya batería se hinchó, provocando que quedara atrapado en su dedo. Ahora, algo similar ha ocurrido con algunos Oura Ring, que han sufrido problemas de sobrecalentamiento y quemaduras. Dos casos relacionados que nos ponen sobre la pista de los peligros de llevar la tecnología pegada a la piel.

El problema. Las baterías se pueden hinchar por diferentes motivos, principalmente, por una sobrecarga, exposición a altas temperaturas, una mala calidad de sus componentes o simplemente un defecto de fabricación.

En cualquier dispositivo electrónico esto puede convertirse en un problema de gravedad, sobre todo si esto desemboca en una explosión o un pequeño incendio. Pero cuando ocurre en un anillo inteligente el tema puede ser todavía más controvertido: el cuerpo de estos equipos es mucho más compacto, por lo que también hay menos hueco para estos componentes y su refrigeración es peor. Esto, unido a que es tecnología que llevamos pegada a la piel, aumenta la sensibilidad del asunto.

Los antecedentes. Si hablamos de explosiones de dispositivos, el caso más sonado probablemente fue el de aquellos Samsung Galaxy Note 7. Con el tiempo, se supo que la razón se encontraba en una fabricación apresurada. Un defecto de diseño, unido a un defecto en la soldadura que ocasionaba que el cobre se fundiera y provocara un cortocircuito, creó el cóctel perfecto para que las cosas no salieran bien.

En el mundo de los ‘wearables’ también han ocurrido casos similares, aunque no tan sonados por limitarse a unidades concretas y no tratarse de problemas generalizados. Desde Apple Watch hasta el propio Fitbit, ahora los anillos inteligentes también están en el punto de mira.

Tecnología pegada a la piel. La parte más controvertida de este asunto es que los relojes o los anillos inteligentes están todo el día (y toda la noche, si también los usamos para dormir) pegados a la piel. De hecho, los propios ‘smart rings’ se encuentran con el grave problema de que, en caso de hincharse la batería, pueden quedar atrapados en nuestro dedo, sin posibilidad de quitárnoslo por nuestros propios medios.

No se trata de darles la espalda ni de volverse alarmista. Pero sí de entender cuáles son los riesgos potenciales y estar atento a las posibles señales si nuestro anillo comienza a mostrar un comportamiento inusual.

Imagen de portada | Generada con Gemini

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